Una película en si bemol

Lo primero que quiero que tengan en cuenta al leer esta crítica es que yo no soy muy fan de los musicales. Me da mucha pereza verlos y salvo alguna excepción como Chicago me aburro demasiado cuando decido darles una oportunidad. Confieso que no he llegado a bostezar ni una sola vez con Los Miserables, por lo que sospecho que agradará mucho a los amantes del género, pero tampoco he salido entusiasmado, con esa sensación de estar ante una de las películas del año, e incluso entiendo que surjan bastantes detractores.

La principal característica del nuevo trabajo de Tom Hooper es que se trata de una película en la que se pasan dos horas y media seguidas cantando. No sucede como en otras obras del género, en las que los números musicales van colándose entre los diálogos. Aquí se sucede una canción tras otra, lo cual es un arma de doble filo. Está claro que atraerá a un gran número de seguidores acérrimos de la obra original y de los musicales. Además, su originalidad y el consabido gusto de los miembros de la Academia por los actores que demuestran sus dotes de canto pueden ser un punto a su favor en la temporada de premios. De hecho, el gran triunfador en Los Miserables es Hugh Jackman, que con su sobria actuación ha conseguido liberarse de las garras de Lobezno, aunque no hay que desechar las interpretaciones de algunos secundarios como Anne Hathaway, Isabelle Allen, Eddie Redmayne, Helena Bonham Carter o Samantha Barks.

Por contra, el hecho de que no haya diálogos y toda la película sea un número musical hace que ésta se pueda hacer larga y pesada, por mucho que la historia merezca la pena y sea entretenida. El cine no deja de ser cine y quizás habría captado más adeptos con alguna que otra conversación —algo así debían de pensar los productores porque hay más frases habladas en el tráiler que en toda la cinta—. Y por supuesto las canciones no están dobladas, por lo que el que no tenga ni idea de inglés e incluso el que no lo domine se pasará el 95% de la película leyendo subtítulos, aunque de eso no tenga la culpa Los Miserables y sí un país cuyo presidente necesita traductor cada vez que se reune con sus colegas extranjeros. Aunque ésa ya es otra canción.




(Título: Los Miserables; Director: Tom Hooper; Reparto: Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Amanda Seyfried, Eddie Redmayne, Samantha Barks, Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen, Aaron Tveit, Daniel Huttlestone, Isabelle Allen y Colm Wilkinson; Género: Musical; Premios: ocho nominaciones a los Oscar —película, actor [Hugh Jackman], actriz de reparto [Anne Hathaway], dirección artística, vestuario, maquillaje, sonido y canción original ['Suddenly']—, tres Globos de Oro —película de comedia o musical, actor de comedia o musical y actriz secundaria—, cuatro BAFTA —actriz secundaria, diseño de producción, sonido y maquillaje y peluquería—, un National Board of Review al mejor reparto, un Critics Choice Awards a Anne Hathaway como mejor actriz secundaria y un premio del Sindicato de Actores a Anne Hathaway; Valoración: 7,5)

Terapia sexual para discapacitados

Las Sesiones está basada en la historia real de Mark O'Brien, un escritor tetrapléjico que necesita su camilla para desplazarse y un pulmón artificial de acero para respirar como consecuencia de la polio que sufrió a los siete años. Ya a los 38, tras realizar varias entrevistas para escribir un artículo sobre la vida sexual de otras personas discapacitadas, decide que ya es hora de perder la virginidad. Para ello, siempre con la ayuda de su sacerdote y su cuidadora, contrata a una especialista del sexo.

Las Sesiones es la típica película que se deja ver: entretenida, con cierta dosis de humor, bien ejecutada, con una actuación brillante y que trata con naturalidad y sensibilidad una discapacidad para mostrarnos que aquellos que la padecen son tan capaces como el resto del mundo. Pero a diferencia de otras cintas como Forrest Gump, Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco o la reciente Intocable, ni llega a ser tan graciosa como para pasar un rato divertido y adictivo ni llega a ser tan dramática como para emocionarte y enamorarte. Uno queda satisfecho, sí, pero tiene la sensación de haber visto una peli de una sola noche; una de esas historias que prometían en un primer momento y después se quedan en nada; una cinta con la que al final uno no llora ni de emoción, tristeza o risa.

Tal y como sucede en el amor y el sexo, todo el mundo cuenta con un arma de seducción y Las Sesiones luce un llamativo escote llamado John Hawkes. Su actuación es soberbia, merecedora de los grandes premios del año. Conmueve y divierte utilizando sólo la cabeza y su voz. A ello hay que añadir la química existente con William H. Macy, el paciente sacerdote que tiene que escuchar las historias sexuales de un tetrapléjico que intenta perder su virginidad. Sus conversaciones son lo más divertido de una película que se eleva hasta el notable gracias a la extraordinaria interpretación de su actor principal.



(Título: Las Sesiones; Director: Ben Lewin; Reparto: John Hawkes, Helen Hunt, William H. Macy, Moon Bloodgood, Annika Marks, W. Earl Brown, Blake Lindsley, Adam Arkin, Ming Lo, Jennifer Kumiyama, Robin Weigert, Jarrod Bailey y Rusty Schwimmer; Género: Drama; Premios: una nominación al Oscar en 2013 a Helent Hunt en la categoría de actriz secundaria; Valoración: 6,5)

El miedo a lo desconocido, diferente o extraño

Norman es un niño con un don que lo hace diferente a los demás: puede ver y hablar con los muertos. Esa extraña cualidad le traerá más de un problema: las broncas de su padre, el desprecio de su hermana, bullying en el colegio, miradas de incomprensión... Todo ello le produce una gran tristeza, hasta que un día una antigua maldición se hace realidad y este joven héroe es el único que puede salvar a su pueblo. Para ello se tendrá que enfrentar a una bruja, siete zombis y cientos de personas exaltadas por el pánico.

El Alucinante Mundo de Norman —podría haberse utilizado perfectamente ParaNorman, su título original, mucho más gracioso y acertado— es una cinta de animación familiar que trata temas como la muerte de una forma adulta a pesar de que cualquiera de sus fábulas va dirigida especialmente a niños. La principal cuestión es el miedo a lo desconocido, diferente o extraño y cómo la sociedad lo rechaza por inercia incluso con violencia. Es esta película se refiere especialmente al bullying, pero también a la homosexualidad y a consecuencias como la histeria colectiva, así como a la necesidad del perdón en lugar de recurrir a la venganza, que siempre acarreará más problemas. Todo ello lo hace con muchísima naturalidad, de tal forma que el espectador, sobre todo el más pequeño, capte el mensaje sin tener la sensación de que le están dando una lección. 

Por otra parte, El Alucinante Mundo de Norman es una entretenida historia que sirve de homenaje a las películas de terror de serie B, mezclando alguna que otra escena propia del género con otras de humor negro. De hecho, esta cinta produce más carcajadas cuando emplea ese tipo de humor sutil que cuando busca la risa fácil, aunque no lo suficiente como para instalarse en el Olimpo de las cintas de animación.



(Título: El Alucinante Mundo de Norman; Director: Chris Butler y Sam Fell; Doblaje: Kodi Smit-McPhee, Tucker Albrizzi, Anna Kendrick, Casey Affleck, Christopher Mintz-Plasse, Elaine Stritch, Leslie Mann, Jeff Garlin, Bernard Hill, Jodelle Ferland, John Goodman, Temprestt Bledsoe y Hannah Noyes; Género: Animación; Premios: nominada al Oscar en 2013 a mejor película de animación y dos Annie —animación de personajes [Travis Khight] y diseño de personajes [Heidi Smith]—; Valoración: 6,5)

Amor adolescente en el reino de Wes Anderson

Moonrise Kingdom relata la historia de dos adolescentes enamorados que deciden huir de sus aburridas vidas juntos. El chico es un Boy Scout huérfano al que le cuesta hacer amigos y cuyos padres de acogida quieren deshacerse de él. La chica, algo agresiva, es una joven soñadora a la que le gusta creer que tiene el poder mágico de ver las cosas más cerca que los demás gracias a sus prismáticos. Su desaparición provocará un pelotón de búsqueda formado por los padres de la protagonista, un policía y un grupo de Boy Scouts armados con su monitor al frente.

La película nos lleva de nuevo a nuestra adolescencia, una etapa de la vida en la que todo, ya sea el amor o una simple afición o entretenimiento, se magnifica lo suficiente para luchar por ello hasta las últimas consecuencias y emprender cualquier tipo de aventura. Ello se contrapone con la actitud del adulto, mucho más cauto y consciente tanto de sus limitaciones como de lo prohibido, aunque ello les obligue a ser infelices, a excepción, claro está, de aquellas personas que aún viven instaladas en sus sueños de juventud. Todos estos personajes se sitúan en un mundo tan surrealista como real, lleno de colores pastelosos, donde el camino más rápido hacia la carcajada tiene que ver con el humor de los absurdo.

Es por ello por lo que esta comedia se acerca más a la tragicomedia e incluso podría cruzar la línea del drama, tal y como sucede con todas las películas de Wes Anderson. Es lo que llamamos cine de autor, un cine que sólo suele tener tres salidas. Sus seguidores más incondicionales soltarán más de una carcajada, se emocionarán, se sentirán plenamente identificados y considerarán Moonrise Kingdom como una de las películas del año, mientras que los no fans se dividirán en dos grupos: aquellos a los que les agrade ese humor tan peculiar quedarán satisfechos y percibirán su encanto; el resto es probable que tengan la tentación de dejar de verla en más de una ocasión.



(Título: Moonrise Kingdom; Director: Wes Anderson; Reparto: Jared Gilman, Kara Hayward, Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray, Frances McDormand, Tilda Swinton, Jason Schwartzman, Bob Balaban y Harvey Keitel; Género: Comedia; Premios: nominada al Oscar en 2013 en la categoría de guión original; Valoración: 6,5)

Un tsunami de angustia

Es muy complicado hacer la crítica de una película cuando tienes sentimientos encontrados. Por un lado pienso que Lo Imposible está bien dirigida y ejecutada y logra lo que se propone, ya que cada una de sus partes, ya sea la música o los diferentes planos, están escrupulosamente dirigidas a emocionar y crear una sensación de angustia en el espectador. Por otro lado pienso que no es necesario forzar las lágrimas del espectador mediante la música o los planos cortos, mucho más cuando se trata de una tragedia de tal magnitud, ya que se corre el riesgo de que se tache a la cinta de sensiblera.

No es menos cierto que uno ya sabe lo que va a ver, así que no tienen sentido las críticas que ponen de manifiesto el malestar que uno experimenta a lo largo de toda la película. ¿Acaso esperaban que los protagonistas se pusieran a brindar después de la llegada de la ola gigante? La historia aborda uno de los mayores catástrofes naturales de la humanidad y eso conlleva muerte, destrucción, familias rotas, caos, hospitales desbordados y muchísima angustia. De todas formas, a pesar de que el espectador más sensible provocará su propio tsunami de lágrimas y que incluso el más duro se sentirá alguna que otra vez incómodo en su butaca, me parece demasiado exagerado hablar de mareos o ambulancias en las puertas del cine. No deja de ser una película como muchas otras; incluso las hay más desagradables, angustiosas o emotivas, por mucho que ésta esté basada en una historia real.

Otro de los defectos que encuentro es que tanto el póster como el título de la película nos indican el final de la misma, lo que implica que algunas de las escenas que buscan el suspense en el desenlace carecen de sentido. Ese error queda minimizado por las grandes actuaciones de Naomi Watts, Ewan McGregor y los niños, así como por los efectos especiales y la fotografía, que hacen de Lo Imposible una película en la que realmente no sabes cuándo la realidad supera a la ficción y viceversa.



(Título: Lo Imposible; Director: Juan Antonio Bayona; Reparto: Naomi Watts, Ewan McGregor, Tom Holland, Geraldine Chaplin, Marta Etura, Oaklee Pendergast, Samuel Joslin, Dominic Power, Sönke Möhring, Olivia Jackson, Natalie Lorence, Nicola Harrison, Bruce Blain, Johan Sundberg, Teo Quintavalle y Jan Roland Sundberg; Género: Drama; Premios: una nominación al Oscar en 2013 a Naomi Watts como mejor actriz y un National Board of Review a Tom Holland como mejor actor revelación; Valoración: 6,5)

A la sombra del anillo

La trilogía de El Señor de los Anillos fue un hito en la historia del cine fantástico y de aventuras, una losa demasiada pesada para cualquier futura película de este género y mucho más si ésta tiene que ver con la Tierra Media. Quizás Peter Jackson no calculó esta premisa y por ello se lanzó con El Hobbit, también en formato de triología y cuya primera entrega lleva por nombre Un Viaje Inesperado. El resultado es una precuela, como tantas otras, que no está a la altura de lo visto anteriormente.

Eso no quiere decir que sea una mala película o que no sea entretenida, sino que es muy complicado dejar a un lado las comparaciones, entre otras cosas porque la primera hora y media, hasta que verdaderamente empieza la acción, se hace larga y cansina, hasta el punto de añorar esa gran introducción de La Comunidad del Anillo. Sólo comparando esos cinco primeros minutos ya sale perdiendo, por no decir que ya no se trata de la novedad por muchas mejoras técnicas que se hayan incluído.

Pero si uno deja a un lado las comparaciones, descubre que El Hobbit: Un Viaje Inesperado tiene escenas tan entrañables como la del juego de los acertijos entre Gollum y Bilbo, que los trece enanos provocan más de una carcajada en el espectador, y que en cuanto empieza la acción uno queda seducido por sus batallas, paisajes y efectos especiales. Una lástima que haya que esperar tanto para empezar a disfrutar de una aventura que en ningún momento deja de estar a la sombra de El Señor de los Anillos.



(Título: El Hobbit: Un Viaje Inesperado; Director: Peter Jackson; Reparto: Martin Freeman, Ian McKellen, Richard Armitage, James Nesbitt, Aidan Turner, Graham McTavish, Jed Brophy, Stephen Hunter, Ken Stott, John Callen, Adam Brown, Dean O'Gorman, William Kircher, Peter Hambleton, Mark Hadlow, Hugo Weaving, Andy Serkis, Sylvester McCoy, Cate Blanchett, Christopher Lee, Elijah Wood, Ian Holm, Barry Humphries, Jeffrey Thomas, Lee Pace, Conan Stevens y Bret McKenzie; Género: Fantástico; Premios: tres nominaciones a los Oscar en 2013 —efectos visuales, maquillaje y dirección artística—; Valoración: 7,5)

El perro de Frankenstein

Frankenweenie no deja de ser un cuento basado en Frankenstein, con una gran diferencia: el muerto resucitado no es un ser humano, sino un adorable perro con costuras y tornillos en el cuello. Su creador es Victor, un niño con el mismo apellido que el doctor de la legendaria historia que no puede soportar el dolor de haber perdido a Sparky, su mascota y mejor amigo, y decide devolverle a la vida con la ayuda de la ciencia y los numerosos rayos que caen en Nueva Holanda.

El resultado es una película de animación dirigida al público adulto y realizada en blanco y negro como claro homenaje a los grandes clásicos del género de terror en general y a Frankenstein en particular. En ella encontramos varios guiños a personajes tan míticos como Drácula, la momia o Godzilla y a películas como Parque Jurásico o Gremlins. Todo ellos en esa atmósfera tan característica de Tim Burton, que logra implantar su propio estilo hasta en la animación.

Pero no hay que engañarse, ya que Frankenweenie no es ni de lejos uno de los mejores trabajos del cineasta californiano. Tiene su encanto y a medida que pasan los minutos y aparecen los monstruos se hace más entretenida, pero no alcanza el nivel de La Novia Cadáver, su última película de animación como director, o Pesadilla Antes de Navidad, cinta que produjo y en la que dejó claramente su sello. Por decirlo de alguna manera, Frankenweenie sería la mascota en un mundo reinado por Eduardo Manostijeras, Batman, Big Fish o Ed Wood.



(Título: Frankenweenie; Director: Tim Burton; Doblaje: Charlie Tahan, Winona Ryder, Catherine O'Hara, Martin Short, Martin Landau, Atticus Shaffer, Robert Capron, James Hiroyuki Liao, Conchata Farrell y Tom Kenny; Género: Animación; Premios: nominada al Oscar a mejor película de animación en 2013 y mejor película de animación para el Círculo de Críticos de Nueva York; Valoración: 6,5)

'Los Vengadores' del mundo de las hadas

Imagínense que en vez del Capitán América, Hulk, Iron Man, La Viuda Negra, Ojo de Halcón y Thor se encontrara con un grupo de superhéroes compuesto por Papá Noel, el Hada de los Dientes —cuyo delegado europeo es el Ratoncito Pérez—, el Conejo de Pascua, el Creador de Sueños y un chico llamado Jack Escarcha, protagonista principal de esta historia. Su misión es salvaguardar la felicidad, el bienestar y la ilusión de los niños; su villano no es Loki, sino el temido Coco; y, por supuesto, la realidad da paso a un mundo de animación.

El Origen de los Guardianes es la típica historia entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad o entre la ilusión y el miedo, aunque en una vertiente algo más original que muchas de las películas dirigidas a un público infantil, que sin ninguna duda disfrutará, reirá, soñará y se ilusionará con la inminente llegada de la Navidad. Tiene, sin duda alguna, todos los ingredientes para triunfar entre los más pequeños de la casa.

¿Y los adultos? Seguramente a ellos también les gustará y no tendrán la sensación de haber perdido el tiempo porque es entretenida, tiene varios chistes que funcionan y la técnica de animación está bastante lograda. El pero es que no alcanza el nivel de Los Increíbles, Toy Story 3, Shrek, Ice Age, Ratatouille o Wall-e como para permanecer eternamente en el corazón de los niños grandes. Aunque claro, esos títulos son palabras mayores y sería como comparar Los Vengadores con El Padrino.



(Título: El Origen de los Guardianes; Director: Peter Ramsey; Doblaje: Chris Pine, Isla Fisher, Hugh Jackman, Alec Baldwin, TBA, Jude Law, Dakota Goyo y Dominique Grund; Género: Animación; Premios: dos Annie en 2013 —storyboard y efectos animados—; Valoración: 6)

Cuestión de supervivencia y fe

He de reconocer que decidí ver La Vida de Pi más por una cuestión de obligación hacia ustedes, los lectores de este blog, que por una cuestión de fe. Digamos que mis expectativas no eran demasiado altas, sino todo lo contrario, ya que nunca me he sentido lo suficientemente atraído por las películas de Ang Lee. Me negué a ver Brokeback Mountain porque el western no es mi género favorito y, además, ya estoy un poco cansado de la temática homosexual, mientras que Hulk y Tigre y Dragón me dejaron totalmente indiferente. Y siendo sinceros, la historia de un náufrago cuyo único compañero de viaje es un tigre de Bengala no me llamaba nada la atención.

Cargado con un paquete de palomitas y una botella de Coca-Cola para combatir el sueño en caso de aburrimiento, me despojé todo lo que pude de mis prejuicios y traté de darle una oportunidad a la película. Todo un acierto, ya que la historia te atrapa desde el principio, primero con una acertadísima narración y después con una aventura tan surrealista como real, como si la cinta estuviera dividida en dos películas totalmente diferentes pero con dos puntos en común: la búsqueda de la fe y la supervivencia, ya sea en el colegio o en un bote salvavidas.

Realmente podría decirse que La Vida de Pi es una magnífica fábula, con una fotografía que roza la perfección, en especial para todo aquel que ame la naturaleza y los animales, y con una gran reflexión final sobre la fe en la religión, ya sea católica, hindú, musulmana o budista. Aunque lo más importante para un cinéfilo como yo haya sido reafirmar mi fe en el buen cine, independientemente del director, los actores, el género o la temática, y su supervivencia a pesar de un sinfín de secuelas, remakes, comedias sin gracia, ideas absurdas de mal gusto o pésimos guiones que llenan de mierda el séptimo arte.



(Título: La Vida de Pi; Director: Ang Lee; Reparto: Suraj Sharma, Irrfan Khan, Rafe Spall, Tabu, Adril Hussain, Shravanthi Sainath, Ayush Tandon, Vibish Sivakumar y Gérard Depardieu; Género: Aventuras; Premios: once nominaciones a los Oscar en 2013—película, director, guión adaptado, montaje, fotografía, banda sonora, canción ['Pi's Lullaby], dirección artística, sonido, efectos sonoros y efectos visuales—, un Globo de Oro a mejor banda sonora original, dos BAFTA —fotografía y efectos especiales visuales— y dos Critics Choice Awards —fotografía y efectos visuales—; Valoración: 7,5)

Actuaciones de gran efecto

De ninguna manera Golpe de Efecto será recordada como la mejor cinta del año, ni siquiera del mes, pero es una película que funciona y entretiene, incluso con el hándicap de contar con un guión que se aleja bastante de la genialidad. De hecho, el mayor defecto de esta historia, con la que Robert Lorenz debuta como director, es que el espectador se da cuenta de lo que va a pasar antes de que suceda. No importa, ya que uno disfruta viendo cómo se llega a esa determinada situación que todos esperamos.

La culpa de ello la tienen las soberbias actuaciones de todo el reparto y la química existente entre todos ellos, lo que dota a la película de un realismo excepcional. Justin Timberlake crece con cada trabajo, Amy Adams pide a gritos un Oscar —ya ha estado nominada en tres ocasiones— y celebro haber visto a John Goodman más veces en la gran pantalla en los dos últimos años que en los diez anteriores juntos. ¿Y qué decir de Clint Eastwood? Yo sólo pido que no se jubile nunca. Ni me cansaré de ver sus trabajos como director ni dejaré de disfrutar con ese personaje duro, rudo y gruñón tan característico y que dota a cada una de sus películas de una fuerza que va más allá de lo común.

Por lo demás, encontramos una entretenida historia en la que los temas principales son los efectos de la vejez y el miedo a que te sustituyan, las relaciones entre un padre y una hija distanciados, la ambición laboral o la búsqueda obligada de una nueva vida. Todo ello con el béisbol como telón de fondo, al igual que en Moneyball: Rompiendo las Reglas, pero con una gran diferencia. Esta última se centra en la tecnología y las estadísticas como un innovador método de trabajo en el arte de fichar jugadores; Golpe de Efecto defiende el trabajo de campo de los clásicos ojeadores desde la tribuna de un instituto.



(Título: Golpe de Efecto; Director: Robert Lorenz; Reparto: Clint Eastwood, Amy Adams, Justin Timberlake, John Goodman, Matthew Lillard, Robert Patrick, Chelcie Ross, Bob Gunton y Scott Eastwood; Género: Drama; Valoración: 7)

Un rescate de película

No busquen en Argo giros inesperados, efectos especiales al más puro estilo Matrix o explosiones que hagan vibrar sus butaca porque únicamente encontrarán una historia real que habría hecho suya cualquier guionista destacado de Hollywood o de cualquier parte del mundo. Vivimos en una época en la que el cine o 'la industria del engaño' tiende a crear tramas tan enrevesadas para sus thrillers que en demasiadas ocasiones llegan a confundir al espectador, haciendo inverosímil la película y olvidándose de que muchas veces las mejores historias son las que tenemos ante nuestros ojos, aquellas que son tan simples como cautivadoras, intrigantes o emocionantes. Y precisamente Argo no hace más que recordarnos que la realidad puede superar a la ficción. 

La tercera película de Ben Affleck como director nos traslada hasta la crisis de los rehenes en Teherán en 1979, cuando los iraníes asaltaron la embajada de Estados Unidos y seis funcionarios lograron escapar y encontrar refugio en la embajada de Canadá. La CIA, con la ayuda del gobierno de sus vecinos del norte, idea un plan para sacarles del país con vida: crear una película ficticia —Argo—, con todo lo que ello conlleva, para facilitar a los seis Huéspedes unas nuevas identidades como cineastas que han viajado a Irán para la localización de exteriores.

El resultado es una película extraordinariamente narrada que nos muestra los entresijos de la industria del cine de los años setenta y sus conexiones con la CIA. Todo ello envuelto en grandes dosis de tensión en la acción, humor en los diálogos, un sinfín de detalles de la época en la recreación artística de la historia y la certeza de que Ben Affleck brilla más detrás de las cámaras que delante de ellas.



(Título: Argo; Director: Ben Affleck; Reparto: Ben Affleck, John Goodman, Alan Arkin, Bryan Cranston, Taylor Schilling, Kyle Chandler, Victor Garber, Michael Cassidy, Clea DuVall, Rory Cochrane, Tate Donovan, Chris Messina, Adrienne Barbeau, Tom Lenk y Titus Welliver; Género: Thriller; Premios: siete nominaciones a los Oscar en 2013 —película, actor de reparto [Alan Arkin], guión adaptado, montaje, banda sonora, sonido y efectos sonoros—, dos Globos de Oro —película de drama y director—, un premio del Sindicato de Actores al mejor reparto, tres BAFTA —película, director y montaje—, un National Board of Review a Ben Affleck en la categoría de mención especial y dos Critics Choice Awards —película y dirección—; Valoración: 8)

Historias del pasado, presente y futuro

Las grandes organizaciones criminales de 2072 utilizan los viajes en el tiempo de forma clandestina para enviar a sus víctimas treinta años antes, donde un Looper, una especie de asesino a sueldo, les espera en el punto acordado para matarles y deshacerse de un cadáver que nunca será rastreado. El problema surge cuando Joe debe eliminar al Joe del futuro para cerrar el bucle y poner fin a su contrato como verdugo.

A esta idea tan original le sigue una película enormemente entretenida y brillante en todos sus aspectos: dilemas morales y éticos por todas partes, una buena dosis de acción, extraordinarias interpretaciones —me declaro miembro del club de fans de Bruce Willis—, un buen guión, un magnífico final y una narración que roza la perfección, a lo que hay que añadir alguna que otra historia de amor pero sin ñoñerías, tal y como requieren este tipo de películas.

Ni soy un hombre del futuro ni aún existen los viajes en el tiempo, pero permítanme darles un consejo: vayan lo antes posible a ver Looper, ya que podría tratarse de una de las producciones más sorprendentes del año. No arrasará en los Oscar ni se llevará un Globo de Oro, pero se trata de una de esas películas que uno siempre busca en el cine y rara vez encuentra. Una de esas historias que triunfan en el pasado, presente y futuro y perduran en el tiempo.



(Título: Looper; Director: Rian Johnson; Reparto: Joseph Gordon-Levitt, Bruce Willis, Emily Blunt, Pierre Gagnon, Paul Dano, Piper Perabo, Jeff Daniels, Garret Dillahunt y Tracie Thoms; Género: Ciencia ficción; Premios: un Naticonal Board of Review a mejor guión original en 2012 y un Critics Choice Awards en 2013 a mejor película de ciencia ficción / terror; Valoración: 7,5)

El lado más salvaje de Oliver Stone

La obra completa de Oliver Stone le convierte en uno de esos directores con lo que no sé a qué atenerme cuando voy a ver una de sus películas. Confieso que nunca me cansaré de ver Un Domingo Cualquiera y que sigo impactado de la primera vez que vi Asesinos Natos y ya han pasado varios años, pero al mismo tiempo aún recuerdo los incontables bostezos de Alejandro Magno y Nixon y esa sensación de podría haber vivido tranquilamente sin ver World Trade Center. Por tanto, puedo asegurar que he visto Salvajes sin ningún tipo de prejuicio y les confieso que me ha gustado.

Esta nueva película del director neoyorquino mezcla adrenalina e inteligencia a partes iguales, una buena narración gracias a ese recurso que tanto me gusta como es la voz en off, alguna que otra gran interpretación como la de Benicio Del Toro y una diversión despiadada y dinámica que tiene como mayor defecto que va de más a menos. La historia promete en sus inicios, pero a medida que transcurren los minutos uno se da cuenta de que esas promesas de estar ante algo grande se quedan en una buena película que tiene como mayor virtud el entretenimiento puro y duro: violencia, humor negro y ritmo, mucho ritmo, hasta el punto de presenciar, nunca mejor dicho, el lado más salvaje de Oliver Stone. Y creo que ése es un gran motivo de celebración.



(Título: Salvajes; Director: Oliver Stone; Reparto: Taylor Kitsch, Blake Lively, John Travolta, Salma Hayek, Aaron Johnson, Emile Hirsch, Benicio Del Toro, Joel David Moore, Trevor Donovan, Mía Maestro, Demián Bichir, Gonzalo Menendez, Alexander Wraith, Jonathan Patrick Moore, Antonio Jaramillo, Aaron Kunitz, Jake McLaughlin, Matt Riedy, Joaquín Cosío y Sandra Echeverría; Género: Thriller; Valoración: 7)

Sexo, drogas y rock 'n' roll

Que cierren los ojos todos aquellos que se consideren castos y puritanos, los curas y las monjas, los abstemios y los pulcros en lenguaje que detestan los tacos o todas esas palabras guarras que tienen algo que ver con el verbo copular o los genitales. Cierren los ojos porque lo que viene a continuación no es apto para menores de 18 años. Cierren los ojos porque me dispongo a comentar la serie más picante de la televisión, cuyo nombre, Californication, no deja lugar a dudas. Y si estas persisten, se evaporan en el momento que uno ve los cinco primeros minutos de un piloto vibrante, gracioso y lleno de alcohol, drogas y sexo.

Teniendo en cuenta que acabo de devorar la quinta temporada, ese primer episodio me queda ya bastante lejos, pero puedo asegurar que es un fiel reflejo de lo que vamos a encontrar a lo largo de toda la serie, ya que las críticas más puritanas no han conseguido apaciguar las ansias de sexo de Hank Moody, un escritor de éxito, sarcástico y bastante inteligente que se muda a una hipócrita y falsa California para recuperar al amor de su vida y a su hija. Su capacidad para verse metido en líos de faldas, alcohol y drogas es asombrosa, pero en realidad se trata de un romántico más que huye de los problemas con la ayuda de cualquier vicio al alcance de la mano.

Todo ello le convierte en un personaje bastante atractivo para hombres y mujeres, aunque por diversos motivos, un hecho que traslada a la historia: decepciona una y otra vez a sus seres queridos, pero estos siempre terminan perdonándole por su gran corazón y, sobre todo, porque le necesitan a su lado. En definitiva, una serie adulta que rompe con las reglas de la castidad y que se apoya en el encanto de su personaje principal, en una serie de secundarios de lo más curiosos como Runkle, en una gran cantidad de diálogos ingeniosos, graciosos y sarcásticos en donde los tacos están a la orden del día, en un guión sencillo pero cautivador y adictivo, en su humor negro y en un mundo de sexo, drogas y rock 'n' roll. El paraíso para muchos; el mismo infierno para otros. Una serie de éxito que no deja indiferente ni al más vicioso ni al más santo.

Las leyes de la originalidad

Muchas han sido las series sobre abogados, jueces o fiscales que se han creado desde que Juzgado de Guardia se colara en los televisores de medio mundo en los años ochenta, hasta el punto de tener esa sensación de vista una, vistas todas. Algunas, con mayor o menor éxito, han buscado la originalidad como elemento diferenciador: Ally McBeal se basó en la locura de sus personajes y fracasó en el momento que dejó de hacer gracia, JAG: Alerta Roja cambió lo civil por lo militar, Damages optó por la intriga dejando a un segundo plano los juzgados y Shark se centró en el carisma de su personaje.

La última en llamar a nuestra puerta ha sido Suits, captando la atención del público con su más que agradable frescura y originalidad. Quizás, habiendo visto sólo una temporada, sea demasiado pronto para decir si ha sido capaz de dar con la clave del éxito, pero hay más de un motivo para creerlo. De las anteriores series mencionadas, sólo Damages ha perdurado en el tiempo instalada en el pódium de las series de éxito gracias a un magnífico guión y una serie de interpretaciones de primer nivel. Shark gozó de esto último, pero el interés del espectador decayó tras la primera temporada: todos los capítulos seguían el mismo patrón. Este último problema también salpicó a JAG: Alerta Roja, aunque esta serie contó con la ventaja de preceder al aluvión de series con el juzgado como telón de fondo que hemos vivido en la última década.

Quien haya visto Suits, se puede preguntar si acaso esta nueva serie no peca de lo mismo. Sí y no. Cierto es que siempre terminan ganando los dos protagonistas principales, pero hay una serie de elementos que le hacen diferente al resto: el desarrollo de los acontecimientos en más complejo, la mayoría de los casos se resuelven en las negociaciones y no con esos juicios que una y otra vez hemos visto en la televisión o en el cine, tiene mucho ritmo, los diálogos son ingeniosos y con cierto sentido del humor, los personajes secundarios también tienen cierto carisma... 

¿Y la originalidad? Que la nueva promesa de la abogacía no tenga el título de abogado pero sí una inteligencia y memoria prodigiosas que utiliza para ganar dinero haciéndose pasar por otras personas en el examen de acceso a la Facultad de Derecho... hasta que uno de los mejores abogados de la ciudad, en pleno casting para elegir un adjunto, lo descubre huyendo de la policía con un maletín lleno de droga y decide tomarlo como pupilo al percatarse de su potencial con una condición: dejar atrás las malas compañías. Ambos comenzarán a trabajar mano a mano en un sinfín de casos millonarios ocultándole al resto del mundo que entre los dos sólo suman un título universitario.

Háblales lentamente

Lo primero que uno piensa tras ver Mátalos Suavemente es lo larga que se te ha hecho la película durando únicamente algo más de una hora y media y ésa nunca puede ser la primera impresión de un buen largometraje. Es una señal inequívoca de aburrimiento, bostezos y continuos cambios de postura en una butaca que cada vez se hace más incómoda al mismo tiempo que se suceden una serie de diálogos eternos.

Ése es el principal defecto de Mátalos Suavemente. Estoy seguro de que el sueño de muchos guionistas es imitar en la medida de lo posible esas conversaciones con las que nos deja embobados Tarantino, un reto bastante complejo porque se corre el riesgo de fracasar estrepitosamente si no se está a la altura. Y eso mismo sucede en esta cinta: no hay ritmo, no hay dinamismo, los diálogos no llevan a ninguna parte y la película se vuelve demasiado lenta, una cualidad a la que contribuye enormemente el desmesurado empleo de escenas relentizadas.

Pero no todo son sombras en Mátalos Suavemente, ya que la idea no es mala, alguno de los diálogos son graciosos y entretenidos, tiene más de una escena que merece la pena y el reparto está a otro nivel, encabezado por el siempre extraordinario Brad Pitt, un eterno foco brillante en medio de la oscuridad y el aburrimiento. Su interpretación se adueña de la película hasta el punto de plantearte de nuevo esa primera valoración y ver los aspectos positivos de una historia que podría haber tenido más impacto sin la lentitud de sus diálogos.



(Título: Mátalos Suavemente; Director: Andrew Dominik; Reparto: Brad Pitt, Richard Jenkins, James Gandolfini, Ray Liotta, Sam Shepard, Scoot McNairy, Ben Mendelsohn, Garret Dillahunt, Max Casella, Bella Heathcote y Vincent Curatola; Género: Thriller; Valoración: 5,5)

Jurado, juez y verdugo

Mega City 1 es una megápolis de 800 millones de habitantes que se extiende a lo largo de la costa este de Estados Unidos y cuyos muros la separan de un mundo asolado por la radioactividad. Muchos de sus ciudadanos conviven en inmensos edificios de 200 pisos de altura que pueden albergar hasta 70.000 huéspedes y cuyo control ha pasado a manos de poderosos delincuentes, convirtiendo la ciudad en una violenta urbe en la que los agentes de la ley son al mismo tiempo jurado, juez y verdugo.

Ése es el escenario donde se desarrolla Dredd, una película idónea para aquellos a los que les guste la acción, la violencia y el cine gore. No hay censura ni tiempo para acomodarse en la butaca, ya que esta nueva adaptación del cómic homónimo va directamente al grano: no ofrece más información que aquella que necesitamos saber para entender y poder seguir la historia. Todo lo demás son tiros, persecuciones y una dosis de adrenalina que les dejará perplejos y con los cinco sentidos puestos en una cinta que sorprende por su dureza, estética y calidad.

Puro entretenimiento en el que los actores cumplen con creces, el guión es notable y tanto el ritmo de las secuencias como los planos son elegidos con acierto. Así que una vez expuestos los hechos, como jurado dictamino que Dredd es culpable de agradar a los amantes de la acción y la violencia en la gran pantalla, como juez la condeno a ser considerada una de las más gratas sorpresas del año y como verdugo les insto a comprar su entrada y disfrutar de un baño de sangre en el nuevo mundo.



(Título: Dredd; Director: Pete Travis; Reparto: Karl Urban, Olivia Thirlby, Lena Headey, Domhnall Gleeson, Santi Scinelli, Jason Cope, Deobia Oparei, Langley Kirkwood, Brandon Livanos, Rakie Ayola, Allen Irwin, Joe Vaz y Scott Sparrow; Género: Ciencia ficción; Valoración: 7,5)

La Vuelta del espectáculo

Ayer terminó la mejor edición de la Vuelta de los últimos años y posiblemente de la historia, con ataques, percances y dificultades todos los días. Espectáculo en estado puro que recupera la grandeza de una de las tres grandes en el calendario internacional. Y ahí radica el éxito de los organizadores, que no es otro que haber superado en audiencia en el territorio nacional al Giro y sobre todo al Tour, un hecho que sucede por primera vez en la historia.

En primer lugar tuvieron que encontrar nuevas fechas para su celebración en busca de un mejor cartel de participantes, ya que hace casi dos décadas la Vuelta estaba incrustada entre Giro y Tour y salvo los ciclistas españoles y alguna estrella internacional, el resto se decantaba por correr en Italia o Francia —o en ambas pruebas— en los últimos años. Por ese motivo se pasó a septiembre, aunque la cercanía del Mundial hacía de la ronda española un gran entrenamiento para aquellos que iban a disputarlo.

Por tanto, la Vuelta se encontró con un mejor cartel en la teoría, pero con el mismo nivel competitivo en la práctica: la motivación de los españoles y de algún que otro corredor que no había podido disputar el Tour por una caída o lesión. Fue entonces cuando los organizadores comenzaron a experimentar: contrarreloj en la última etapa, menos kilómetros, más llegadas en alto, nuevos puertos con rampas inhumanas... Todo ello para fomentar el espectáculo, atraer a los ciclistas internacionales y crecer en audiencia.

Poco a poco fueron logrando sus objetivos: el Angliru ya es considerado una cima mítica, en los diez últimos años han ganado la Vuelta ciclistas del nivel de Contador, Valverde, Vinokourov, Menchov o Nibali y han hecho pódium Purito, Evans, Wiggins, Froome, Beloki, Sastre o Leipheimer, las audiencias han subido progresivamente hasta alcanzar las cifras de este año y la lucha por la clasificación final ha sido de principio a fin en las últimas ediciones.

Es cierto que muchos de esos ciclistas que han luchado por la clasificación final siguen siendo españoles, pero no deja de ser un reflejo de la realidad del pelotón internacional: Contador es siempre el máximo favoritos en carreras de tres etapas y el ciclista más espectacular, Purito ya ha hecho segundo en un Giro, el talento de Valverde es incuestionable, Beloki ha hecho más de un pódium en el Tour y Sastre divisó los Campos Eliseos desde lo más alto.

Por fortuna para la Vuelta, este año se juntaron una serie de circunstancias entre las que destacan el regreso a la competición de Contador tras la sanción, la revancha personal de Purito tras perder el Giro en el último día, la intención de Froome de demostrar que es mejor que Wiggins y el deseo de Valverde de volver a luchar por una grande. Cuatro reivindicaciones que pudieron ser más si Andy Schleck se hubiera recuperado a tiempo de su lesión.

La mezcla de este cartel con un recorrido que casi ha tenido más finales en alto que etapas y que los favoritos se han empeñado día tras día en convertirlo en un campo de batalla, hasta el punto de decidirse la clasificación final en la etapa menos pensada en una jornada épica en la que se hizo más grande el mito de Contador, ha propiciado una Vuelta para el recuerdo que nos ha acercado de nuevo al ciclismo tras el aburrimiento del último Tour y los últimos escándalos de dopaje. Muchas gracias a la organización y a Contador, Valverde, Purito y el resto de ciclistas por hacernos vibrar con un espectáculo como el de antaño, cuando los pinganillos sólo existían en los programas de televisión y los ataques eran constantes y en los lugares menos esperados.

Una estaca a la memoria de Abraham Lincoln

Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros cumple todas y cada una de las expectativas que uno se crea antes de verla: una historia surrealista tirando a mala para pasar el rato; el típico estreno veraniego cuyas salas se llenan el día del espectador y permanecen medio vacías el resto del tiempo; esa película que uno se descarga de internet para ahorrarse la entrada o el alquiler; aquella cinta que no quedará en nuestra memoria ni nos causará impacto alguno. 

Entre sus mayores virtudes encontramos algún que otro susto contundente en el primer tercio de la película, la presencia de Mary Elizabeth Winstead y el hecho de que en ningún momento se hace lo suficientemente pesada como para ser aburrida y que surjan esos bostezos que subrayan la falta de entretenimiento, pero el guión no está nada trabajado, ya que lo que debería ser imprevisible se hace más que previsible.

Pero lo peor de Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros es el hecho de que los creadores se hayan tomado en serio la película. Esa ausencia de sorpresas, las secuencias de acción a cámara lenta o los extraños poderes sobrenaturales de un ser humano, capaz de luchar contra los vampiros haciendo piruetas inverosímiles o asestando golpes que firmaría la propia Buffy, pasarían algo más desapercibidos si la película se hubiera llevado al extremo del surrealismo y de la parodia en sí misma, al igual que sucede en Los Mercenarios 2. Por desgracia, la obra de Timur Bekmambetov se queda a medio camino y ya sólo nos queda preguntarnos que pensaría Abraham Lincoln si levantara la cabeza.



(Título: Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros; Director: Timur Bekmambetov; Reparto: Benjamin Walker, Mary Elizabeth Winstead, Dominic Cooper, Rufus Sewell, Alan Tudyk, Anthony Mackie, Robin McLeavy, Jimmi Simpson, Jaqueline Fleming y Marton Csokas; Género: Fantástico; Valoración: 4,5)

El día del F5 y las redes sociales

El mercado de fichajes llega a su fin y varios equipos de Primera y Segunda aún no han cerrado sus plantillas. Entre ellos está por enésima vez el Real Zaragoza, cuyos aficionados se conocen de memoria la liturgia de un día ya tradicional en el calendario español. Si en Nochevieja el protagonismo se lo llevan las campanadas, las uvas y los cotillones, en el 31 de agosto es el F5 de nuestro teclado el que centra todas nuestras miradas. A decir verdad es la pantalla lo que miramos y el botón de actualizar lo que pulsamos cada dos por tres para ver si la web de tu equipo hace oficial alguna incorporación o salida.

Pero al igual que en los últimos años ha surgido la posibilidad de comprar un bote de uvas peladas y sin pepitas, la aparición de las redes sociales, más concretamente Twitter, ha facilitado nuestra intención de enterarnos de todo al instante, sobre todo si tu equipo posee una cuenta. Aunque realmente lo más divertido de todo es esa incertidumbre que se genera con el paso de las horas, ese nerviosismo que se va contagiando entre los seguidores de un equipo, ese baile de jugadores alimentado por los rumores o esa capacidad para inventar insultos contra los dirigentes de un club, ya sea propio o ajeno. 

Este 31 de agosto también tiene su miga como profesional de los medios de comunicación. No seré yo el que diga que no se trata de un día duro, pero es de aquellos por los que uno decidió estudiar periodismo. Tiene la desventaja de la tensión, las prisas para cerrar a tiempo y el hecho de ser una jornada de trabajo interminable con hora de salida a las tantas, pero por otra parte te sientes más periodista que nunca porque no dejan de pasar cosas, aunque sólo sean rumores, lo que te da la oportunidad de informar, desmentir o confirmar. Mucho más ahora, que encima casi lo haces al instante a través de las redes sociales o internet, propiciando esa dependencia del ordenador, el móvil o la tecla F5.

Los héroes de la superación

Acaban de inaugurarse los Juegos Paralímpicos de Londres 2012. No tendrán el mismo gancho mediático que los Olímpicos, pero la admiración del mundo hacia estos deportistas debería ser al menos tan grande como la que se tiene por Phelps, Bolt y compañía. Ya no es sólo el esfuerzo del día a día, las horas de entrenamiento o la ambición de ganar una medalla, sino ese afán de superación ante la vida; a veces desde el nacimiento, otras a raíz de una desgracia. Y casi siempre con una sonrisa en la cara, con unas ganas de vivir envidiables y sin cesar en el empeño a la hora de marcarse retos. Éste es mi pequeño homenaje a todos los paralímpicos que participan en Londres, un homenaje que quiero cerrar con la entrevista que le hice a nuestra abanderada Teresa Perales y que ayer salió publicada en AS.

Teresa Perales (Zaragoza, 36 años) es hoy la abanderada en la apertura de los Juegos Paralímpicos. A los 19 años se quedó parapléjica. Tiene un hijo, 16 medallas y fue diputada regional.

"Ya llevo una medalla"


—¿Qué sintió cuando le dijeron que iba a ser la abanderada?
—En primer lugar, un poco de incredulidad, pero inmediatamente se apoderó de mí la emoción y me rondaron las lágrimas. Esta noche no podré llevar la silla y portar la bandera al mismo tiempo, así que supongo que pondrán algo o alguien me empujará. Para esto último ya he tenido alguna que otra solicitud (se ríe).
—Aunque sean sus cuartos Juegos, ¿son especiales?
—¡Claro! Ya llevo una medalla puesta por ser abanderada y además va a estar mi hijo en la grada, algo que no había ocurrido en los tres anteriores. Por eso van a ser los mejores Juegos de mi vida.
—Usted ha ganado por ahora 16 medallas olímpicas, las mismas que Michael Phelps cuando llegó a Londres
—Además hay que ir ganándolas una a una, que no se consiguen todas de golpe. Lleva mucho esfuerzo detrás.
—¿Cuánto hay que entrenar para lograr esos resultados?
—En los últimos tres meses sólo he descansado un día entero. El resto me ha tocado entrenar, descansando un par de tardes por semana. En total son unas seis horas al día entre piscina y gimnasio.
—¿Y cómo compagina todas estas horas de esfuerzo con sus obligaciones?
—Sobre todo es complicado cuando estás concentrada. De hecho, lo más duro para mí en este último año ha sido no poder ver ni a mi hijo ni a mi marido durante las concentraciones, ya que un niño de dos años no entiende por qué su madre se va de casa durante unos días. Eso es lo más duro.
—¿Cuántas medallas espera colgarse en Londres?
—Ésa es la gran pregunta y yo soy de las que me lanzo enseguida a la piscina. Nado seis pruebas individuales y dos de relevo y me encantaría subirme al podio en esas seis pruebas individuales. Ya el color, el que sea, pero me gustaría hacer seis de seis. Y si encima logro medalla en los dos relevos, sería la guinda al pastel.
—En Atenas ya ganó seis medallas y en Pekín se hizo con tres oros, una plata y un bronce. ¿Es posible superarlo?
—Yo lo voy a intentar, pero es muy difícil. Además, muchas de las rivales que tenía antes han cambiado. Es como si la única que no se hubiese renovado fuera yo. Son nadadoras más jóvenes, yo tengo cuatro años más que en los anteriores Juegos, he pasado por un embarazo, me he tenido que volver a incorporar a la rutina de entrenamientos y competición Va a ser complicado, pero sí que puedo asegurar que lo voy a intentar con toda mi alma y, por ahora, los entrenamientos de los dos últimos meses han ido muy bien.
—¿Llega a sentir presión?
—La gente me pregunta que cuántas medallas voy a ganar y yo en vez de contestar que lo haré lo mejor posible y que intentaré ganar alguna, cojo y digo que mi objetivo es ganar medalla en las seis pruebas individuales. Después, si no lo logro, parecerá un fracaso, por lo que la presión me la pongo yo misma. Es mi mentalidad. Voy siempre a por el oro.

Muchas suerte a todos estos héroes de la superación, en especial a los españoles y sobre todo a un crack como Javier Hernández.

El arte de infravalorar y sobrevalorar

Esta noche el Madrid y el Barcelona nos ofrecerán una nueva entrega de el clásico en forma de partido de vuelta de la Supercopa. No voy a comentar las posibilidades de uno u otro. Siendo sincero, lo que suceda hoy me importa más bien poco, pero hay un hecho que me ha llamado la atención en sus últimos enfrentamientos, que no es otro que ese duelo por el Balón de Oro entre Messi y Cristiano Ronaldo que últimamente siempre gana Iniesta.

Los medios de comunicación nos empeñamos en la previa en hablar del argentino y del portugués. Insistimos en lo buenos que son y en la cantidad de goles que marcan, que tampoco es faltar a la verdad, pero nos equivocamos al situarles como únicos candidatos al Balón de Oro, un error mucho más grave cuando en casa tenemos una serie de jugadores que lo merecen tanto como ellos. ¿Por qué en vez de promocionar a Iniesta, Xavi o Casillas no hacemos más que defender las opciones de Messi o Cristiano Ronaldo? La respuesta tiene que ver con el carácter español: sobrevalorar lo de fuera e infravolarar lo nuestro.

Miles de ejemplos viví en la ceremonia de apertura de Londres 2012. Muchos de los comentarios ensalzaban lo que estaban viendo y ponían en duda que Madrid, en caso de ser elegida sede de los Juegos Olímpicos en 2020, estuviera a la altura. ¿Acaso la gente se ha olvidado de Barcelona'92 y de cómo se encendió el pebetero? Está claro que en cuestiones musicales no podemos competir, pero en ideas, organización y originalidad ya demostramos al mundo que estamos a la altura, aunque parece que a muchos de nosotros no nos quedó bastante claro.

Lo mismo sucede en el fútbol hoy en día. El Madrid prefiere fichar a Modric que a Cazorla o Borja Valero por menos dinero; el Barcelona se gasta 19 millones en Song; Michu emigra a la Premier por 2,5 millones porque el Atlético, el Valencia o el Sevilla han sido incapaces de ver lo que tenían ante sus ojos; la Liga se inunda de Coentraos que son inferiores a muchos jugadores españoles costando una millonada y que sólo sirven para hacer gestitos e insultar; y muchos futbolistas 'made in Mendes' recalan en nuestros equipos sin mejorar lo que ya hay en la plantilla o en la cantera.

Eso implica una fuga de cerebros que cada día irá a más, ya que mientras nosotros infravaloramos lo nuestro a pesar de encadenar Eurocopa, Mundial y Eurocopa, el resto de países se ha dado cuenta de que el nivel medio del futbolista español está en estos momentos por encima del resto. Así se explica que Silva y Mata sean las estrellas del Manchester City y el Chelsea; que este último equipo haya apostado por jóvenes como Oriol Romeu o Azpilicueta; que el Arsenal fichara a Arteta para sustituir a Cesc y que quiera renovar la ilusión de sus aficionados con Cazorla; que el Bayern de Munich se gaste 40 millones en Javi Martínez; que varios equipos extranjeros anden como locos por hacerse con los servicios de Fernando Llorente; que la Fiorentina le haya dado el mando del juego a Borja Valero; que Carvajal o Joselu, sin haber jugado habitualmente en Primera, se hayan ido al Leverkusen y al Hoffenheim  por 8 y 6 millones de euros, respectivamente; o que los seguidores del Swansea celebren que Michu juega en su equipo.

Puede que el día que aprendamos a valorar lo nuestro sea demasiado tarde. Puede que ese día ya no seamos tan buenos. Puede que ese día Iniesta y una generación extraordinaria de jugadores españoles se retiren sin haber ganado un solo Balón de Oro. Pero hasta que ese día llegue, yo no me cansaré de repetir que el Madrid tiene que fichar a Silva, que Casillas es tan determinante como Messi o Cristiano Ronaldo, que Busquets no necesita ser negro para recuperar más balones que nadie y que Xavi es el mejor futbolista del mundo. ¿Iniesta? Es un ser de otro planeta, como Bolt o Phelps; es un artista, como Miguel Ángel o Gaudí; es la sencillez disfrazada de encantador de serpientes, como Zidane; es el principal motivo para dejarse el dinero en una entrada; es el fútbol en sí.

El museo de los tiros y las explosiones

Voy a ahorrar un tiempo precioso a todos aquellos que odian o no terminan de ver con buenos ojos películas como Rambo, Terminator, Mentiras Arriesgadas, La Jungla de Cristal, Transporter, Soldado Universal o Delta Force: no vayan al cine a ver Los Mercenarios 2, ni siquiera sigan leyendo esta crítica, ya que ni les va a gustar la película ni lo que van a leer en las siguientes líneas. Además, pueden decir algo que no les haga nada de gracia a Sylvester Stallone, Bruce Willis, Van Damme, Chuck Norris o Arnold Schwarzenegger, con el riesgo que ello conlleva.

Uno debe tener muy claro qué va a ver en una cinta que no deja de ser un homenaje a las películas de acción de los años ochenta y a los actores que las protagonizaban: tiros, explosiones, sangre, muertes, cuchillos volando, alguna que otra fantasmada y más tiros. Por tanto, Los Mercenarios 2 nunca entrará en las quinielas de los Oscar ni se convertirá en una película de culto, pero sí que logra su principal objetivo, que no es otro que entretener a los amantes de la acción. Y por si fuera poco, esta entrega supera con creces a su predecesora.

Y la supera por guión, pero sobre todo por entregarse hasta la última consecuencia a un género que se hizo grande en los ochenta. No se ahorra en tiros ni explosiones, en combates cuerpo a cuerpo ni en escenas surrealistas, en tópicos ni en actores míticos, todos y cada uno de ellos disparando una ametralladora a su estilo. Todo esto podría haber jugado en contra de Los Mercenarios 2, pero el humor en los diálogos y en algunas escenas hace evidente que hasta los propios creadores son conscientes de lo que tienen entre manos y juegan con ello, permitiendo al espectador disfrutar tanto de todos estos tiros y explosiones como aquel aficionado al arte que pierde la noción del tiempo en un museo.



(Título: Los Mercenarios 2; Director: Simon West; Reparto: Sylvester Stallone, Jason Statham, Dolph Lundgren, Terry Crews, Randy Couture, Yu Nan, Jean Claude Van Damme, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger, Chuck Norris, Jet Li, Liam Hemsworth, Scott Adkins, Charisma Carpenter y Amanda Ooms; Género: Acción; Valoración: 7)

La ultima invasión de Spielberg

Hace un año Steven Spielberg se pasó a la pequeña pantalla con la producción de una serie de ciencia ficción llamada Falling Skies. A diferencia de muchas películas o series sobre el tema alienígena, el nuevo producto del Rey Midas de la industria del cine no se centraba en la invasión extraterrestre, sino en la resistencia humana unos meses después de la llegada de estos violentos conquistadores de otro planeta llamados deslizantes.

El episodio piloto es extraordinario y tras un pequeño bajón, como suele ocurrir en todas las series de acción, la historia va creciendo progresivamente hasta convertirte en un adicto: la trama se hace más compleja, surgen conflictos morales, los personajes evolucionan... Todo ello sin que la acción decaiga lo más mínimo, ya que con Falling Skies lo que está garantizado es el entretenimiento y esa necesidad de devorar un capítulo tras otro.

Evidentemente, esta serie no se la recomiendo a aquellos que buscan historias que profundicen en el ser humano o en temas como el porqué de nuestra existencia, sino a aquellas personas que disfrutaron en su día con Independence Day o se han hecho seguidores de The Walking Dead. En definitiva, un nuevo mundo apocalíptico con la garantía de ese sello de calidad llamado Steven Spielberg.

El mundo de Bourne

La saga comenzó hace diez años con El Caso Bourne, una película trepidante llena de acción y que sorprendió a los espectadores por su elaborado guión. A ella le sucedieron El Mito de Bourne y El Ultimátum de Bourne, con Matt Damon como protagonista principal de lo que parecía una trilogía. El Legado de Bourne continúa esta fantástica serie de espías con nuevos personajes y una misma trama: la lucha contra el poder de un agente secreto que debe ser eliminado para mantener a salvo los más oscuros secretos de la CIA y otras agencias gubernamentales de los Estados Unidos.

Esta nueva cinta vuelve a plantear el debate sobre la moralidad del brazo ejecutor y aquellos que le dan órdenes, aunque en este caso el protagonista no es Jason Bourne, a pesar de que la película lleva su nombre y es una secuela de las tres anteriores. ¿Cómo convertir lo que a priori puede ser un gran defecto en algo que carezca de importancia para los antiguos y viejos seguidores de Bourne? Creando una trama paralela a la última cinta de Matt Damon y entrelazando ambas historias. Y he de añadir que con gran acierto.

La ausencia de los antiguos personajes, en especial el de Jason Bourne, también se compensa con la presencia de Edward Norton, Rachel Weisz y, sobre todo, Jeremy Renner, que logran conducir la trama con actuaciones más que convincentes. A pesar de ello, El Legado de Bourne pierde cierta identidad y está en un nivel inferior a sus antecesoras: menos giros, menos sorpresas y más persecuciones. Esto último no impide que se trate de una digna continuación de la saga, una película más que entretenida y totalmente recomendable para todo aquel que quiera dejar sus problemas en manos de un agente secreto con habilidades excepcionales.



(Título: El Legado de Bourne; Director: Tony Gilroy; Reparto: Jeremy Renner, Rachel Weisz, Edward Norton, Joan Allen, Albert Finney, Oscar Isaac, Scott Glenn, Stacy Keach y Corey Stoll; Género: Thriller; Valoración: 6,5)

Vuelta a la rutina de la ilusión

Depresión y tristeza son palabras que no pegan con ilusión y esperanza en una misma frase, pero teniendo en cuenta que me he ganado a pulso el título de friki tras mi cobertura de los Juegos Olímpicos, no es de extrañar que todas esas sensaciones se amontonen en mi interior. Depresión por volver a la rutina y al trabajo; tristeza por dejar atrás Salou, la playa, las jarritas de cerveza heladas, la piscina y a una serie de amigos que no veo tan a menudo el resto del año; esperanza ante una nueva temporada en la que espero y deseo que mi Real Zaragoza sufra menos que la pasada campaña y que intentaré narrar en el día a día a los lectores del Diario AS; ilusión ante otro año lleno de nuevos proyectos, viajes, aventuras, retos e incógnitas que resolverá el futuro.

Y varios de esos retos y proyectos tienen que ver con este blog. El más ambicioso tendrá forma de novela y consistirá en una historia que iré contando por capítulos; otros sólo consistirán en hacer un especial de la Superbowl en la semana previa a su celebración, dar cierta cobertura al Mundial de balonmano que se celebrará en España o a la Supercopa de  baloncesto que tendrá lugar en Zaragoza u otorgar algo más de protagonismo al fútbol internacional; y algunos de ellos ya pasaron a formar parte del decorado de LaCosaNostra a lo largo del año pasado, como la crítica semanal de uno de los estrenos de nuestra cartelera, el especial de los Oscar o ese chat que me sirve para comentar en directo los diferentes eventos e interactuar con todo aquel que lo desee. Todo ello sin olvidar mis artículos sobre la actualidad del Real Zaragoza, el fútbol o el deporte en general; aquellos homenajes a mis películas o canciones favoritas, siempre con un hueco para esas series o personajes que lo merezcan;  mis opiniones acerca del mundo y lo cotidiano; los viajes o actividades varias con mis amigos; o esas anécdotas que merecen la pena ser compartidas. Adiós a las vacaciones; vuelta a una rutina llena de esperanzas e ilusión.

Diario de Londres 2012 (XVII)

  • El broche final
El último día de los Juegos Olímpicos de Londres vivió la mejor final de la historia de baloncesto. Estados Unidos y España pusieron el broche final a la cita londinense con un partido para enmarcar, con ambos equipos alcanzando los 100 puntos y con una constelación de estrellas que ya son leyenda viva de la canasta. Mucho antes, el ugandés Stephen Kiprotich se impuso en la maratón femenina, mientras que el equipo español de gimnasia rítmica, cuarta, y Hermida, cuarto, y Coloma, sexto, en mountain bike lograban los últimos diplomas de nuestra delegación.

  • Balance
A nivel internacional cabe destacar dos nombres propios: Usain Bolt y Michael Phelps repiten como los grandes protagonistas de unos Juegos Olímpicos. También hay que destacar que Estados Unidos ha recuperado el primer puesto en el medallero y que el Reino Unido se ha hecho con la tercera posición. España ha sido 21ª con 17 medallas: 3 de oro, 10 de plata y 4 de bronce. En cuanto al número de metales, sólo doce países pueden presumir de haber sacado más que nosotros. Salvo el suspenso de algunos deportes como el fútbol, se puede decir que nuestros representantes han aprobado con creces, logrando matrícula de honor el taekwondo, el piragüismo, las chicas y una selección de baloncesto para la historia.

  • De Londres a Río
La ceremonia de clausura es el punto y final de los Juegos Olímpicos y el comienzo de una nueva Olimpiada, ese periodo de cuatro años que culminará con una nueva cita olímpica. De Londres a Río de Janeiro sin antes despedirnos con grandes de la música británica como The Beatles, Oasis, Muse, Queen o The Who. Ha sido un placer compartir con todos ustedes estos Juegos Olímpicos de Londres. Espero repetir en Río y a ser posible en directo para cumplir el que sin duda es mi sueño olímpico.

La generación de los sueños

Ya ha pasado mucho tiempo desde que España ganara aquel Mundial Sub-20. El rival en aquella final fue Estados Unidos, el mismo que hoy en una final de los Juegos Olímpicos, el mismo que hace cuatro años en Pekín. Quizás el título olímpico es lo único que le falta a esta generación de oro del baloncesto español, una generación que nos ha hecho soñar con vencer al imperio NBA con sus mejores jugadores.

Y no sólo lo ha hecho una vez. Como he mencionado antes, lo ha hecho en dos citas olímpicas consecutivas. Hace cuatro años estuvimos muy cerca hasta el último cuarto y fuimos protagonistas del que llegó a ser considerado el mejor partido de la historia entre selecciones. Y lo pongo en pasado porque a pesar de que el listón estaba demasiado alto, estos jugadores han sido capaces de hacernos creer otra vez.

España se llegó a poner arriba en el tercer cuarto, siempre dio la cara y alcanzó los 100 puntos en una final olímpica ante Estados Unidos, que nos respeta como nunca antes nos habían respetado los mejores jugadores de la mejor liga del mundo. No en vano, desde 2006 hemos ganado un Mundial y dos Europeos y les hemos puesto en jaque en lo que suele ser su oro seguro. Algún día no lo será y el protagonista de sus pesadillas será español porque nos hemos ganado el derecho a soñar.

Horario del domingo 12 de agosto

La maratón masculina abrirá la última jornada como es habitual en los Juegos Olímpicos, con triple representación española: Carles Castillejo, José Carlos Hernández e Ignacio Cáceres. Las chicas de la gimnasia rítmica intentarán acercarse al bronce, mientras que Carlos Coloma, Sergio Mantecón y, sobre todo, José Antonio Hermida buscan una medalla en mountain bike. El plato fuerte se servirá después de comer, con la final de baloncesto entre España y Estados Unidos. Ya por la noche, Londres cerrará sus Juegos Olímpicos con la ceremonia de clausura. ¿Se acordarán esta vez de Oasis?

12:00 Atletismo / Maratón (M) / Final / Carles Castillejo, José Carlos Hernández e Ignacio Cáceres
12:40 Waterpolo (M) / Partido por el quinto puesto / Hungría-España
14:00 Voleibol (M) / Final
14:30 Boxeo / -52 Kg. (M) / Final
14:25 Lucha / Libre / -66 Kg. (M) / Final
14:25 Lucha / Libre / -96 Kg. (M) / Final
14:30 Ciclismo / Mountain Bike (M) / Final / José Antonio Hermida, Carlos Coloma y Sergio Mantecón
14:30 Gimnasia rítmica / Equipos / Final / Loreto Achaerandio, Sandra Aguilar, Elena López, Lourdes Mohedano, Alejandra Quereda y Lidia Redondo
14:45 Boxeo / -60 Kg. (M) / Final
15:15 Boxeo / -69 Kg. (M) / Final
15:30 Balonmano (M) / Final
15:45 Boxeo / -81 Kg. (M) / Final
16:00 Baloncesto (M) / Final / España-Estados Unidos
16:15 Boxeo / +91 Kg. (M) / Final
16:50 Waterpolo (M) / Final
19:00 Pentatlón moderno (F) / Prueba combinada
22:00 Ceremonia de clausura

*Calendario completo

Leyenda:
Final o prueba en la que se decide el oro

Deportistas españoles
Opción española de medalla o españoles en una final
Lucha por el bronce

Diario de Londres 2012 (XVI)

  • Pronóstico cumplido
Ya puedo respirar tranquilo. Al principio de los Juegos Olímpicos dije que España iba a lograr entre 17 y 19 medallas y va a ser así. Me hubiera gustado equivocarme y que Benavides, Teresa Portela o Ruth Beitia se hubieran colgado una medalla en vez de quedarse cuartos y que la suma se hubiera ido hasta las veinte, pero no se puede decir que el día fue malo para nuestros intereses: oro en el Elliott 6m, plata de Saúl Craviotto y el bronce de las chicas del balonmano. Por cierto, Brasil perdió la final de fútbol contra México.

  • Rusia marcha bien
Las calles de Londres acogían dos pruebas de marcha en esta jornada y ambas se las llevaron atletas rusos. Sergey Kirdyapkin se impuso en los 50 kilómetros, donde nuestro mejor hombre fue Bragado con un vigésimo puesto, y Elena Lashmanova cortó el reinado de su compatriota Kaniskina y se llevó los 20 femenino, donde Beatriz Pascual fue octava, María Vasco, décima, y María José Povés, 12ª. Además, Mariya Savinova subió a lo más alto del pódium en los 800 metros y Anna Chicherova hizo lo propio en el salto de altura.

  • La bestia Farah
El británico Mohamed Farah se impuso en una espectacular carrera de 5.000 metros tras ganar el oro hace unos días en los 10.000 metros y completó un doblete que le sitúa entre los mejores de la historia. Un joven de 19 años de Trinidad y Tobago dio la sorpresa en jabalina: Keshorn Walcott. Estados Unidos se llevó el relevo femenino de 4x400 metros y Jamaica puso la guinda al atletismo en estos Juegos Olímpicos al llevarse el relevo masculino de 4x100 metros con récord del mundo, logrando Usain Bolt su tercer oro en Londres, al igual que sucedió en Pekín. La leyenda continúa...

Las guerreras de bronce

El sufrimiento es un compañero de viaje muy común en el deporte, tal y como ha quedado demostrado en el partido por el bronce del balonmano femenino. España y Corea del Sur protagonizaron un encuentro en el que la igualdad fue la nota predominante: tablas al descanso, tablas con la bocina final, tablas tras la primera prórroga y medalla para las guerreras olímpicas a la finalización de la segunda. 

El mote les viene de hace tiempo, cuando hace dos años se colgaron el bronce en el Mundial. Era un aviso de lo que eran capaces este grupo de jugadoras, cuya mayor virtud es enganchar a todo un país delante de la televisión y transmitirle esa lucha y entrega que les convierte en unas campeonas. Las guerreras olímpicas ya son de bronce. 

Chiquitas de oro

Tamara Echegoyen, Sofía Toro y Ángela Pumariega son desde hace unos minutos las nuevas campeonas olímpicas de la clase Elliott 6m, más popularmente conocida como Match Race. Sin estar entre el abanico de favoritas, las Chiquitas Team han sabido adaptarse a las aguas, vientos y corrientes del puerto de Weymouth y Portland desde el primer día y ya en la Robin Round finalizaron en una tercera posición que alimentaba nuestras esperanzas.

La tripulación francesa no fue rival en cuartos de final, aunque en semifinales, el poderoso equipo ruso y la falta de viento hicieron peligrar el pase a la final. Echegoyen, Toro y Pumariega remontaron tras perder la primera regata y se aseguraron la medalla. Sólo quedaba saber si las australianas les relegarían a la segunda plaza o si su sueño olímpico sería completo. Hubo que esperar hasta la quinta regata, pero al final las Chiquitas Team pudieron bañarse en oro.

En la cresta de la ola

España ha encontrado en Saúl Craviotto a otro de esos medallistas múltiples que se sube al pódium en más de una edición de los Juegos Olímpicos. En 2008 fue oro junto a su compañero Carlos Pérez Rial en K-2 500. El programa olímpico sustituyó esta prueba por la de 200 metros, lo que parecía que beneficiaba a la pareja española, ya que su principal virtud era una explosiva salida en la que ya distanciaban a sus principales rivales.

Esas sensaciones las estaban confirmando en el Preolímpico hasta que una ola se los llevó por delante cuando comandaban la última carrera. Se quedaron sin billete para Londres, pero por suerte para Saúl, la reasignación de plazas le permitió participar en el K-1. Dolido por no estar junto a su compañero, se entrenó al límite y ganó hasta 10 Kg. de masa muscular. Ni siquiera una ola ha impedido que consiga su segunda medalla olímpica, una plata que le vuelve a situar delante de los focos.

Horario del sábado 11 de agosto

Muchas medallas en juego en esta jornada para la delegación española. Las chicas del Elliott 6m disputarán la final contra Australia, mientras que la selección femenina de balonmano luchará por el bronce contra Corea del Sur. Saúl Craviotto, Sete Benavides y Teresa Portela pueden darnos más de una alegría desde el canal y el atletismo español se encuentra ante su día con más posibilidades de medalla: marcha masculina de 50 kilómetros marcha con el veterano Bragado como mejor bala, los 20 kilómetros marcha femeninos con María José Povés, Beatriz Pascual y María Vasco, y la altura con Ruth Beitia. El Estadio Olímpico también vivirá las finales femeninas de 800 y 4x400 metros y las masculinas de 4x100 y 5.000 metros y lanzamiento de jabalina. Brasil y México disputarán la final de fútbol.

10:00 Atletismo / 50 Km. marcha (M) / Final / García Bragado, Míkel Odriozola y Benjamín Sánchez
10:30 Piragüismo / K-1 200 (M) / Final / Saú Craviotto
10:47 Piragüismo / C-1 200 (M) / Final / Sete Benavides
11:14 Piragüismo / K-1 200 /F) / Final / Teresa Portela
11:41 Piragüismo / K-2 200 (M) / Final
12:30 Hockey (M) / Partido por el quinto puesto / España-Bélgica
13:30 Ciclismo / Mountain Bike (F) / Final
14:05 Vela / Elliott 6m (F) / Final / Australia-España
14:30 Gimnasia rítmica / Individual / Final
16:00 Fútbol (M) / Final
18:00 Atletismo / 20 Km. marcha (F) / Final / María Vasco, María José Poves y Beatriz Pascual
18:00 Balonmano (F) / Partido por el bronce / Corea del Sur-España
19:25 Lucha / Libre / -60 Kg. (M) / Final
19:25 Lucha / Libre / -84 Kg. (M) / Final
19:25 Lucha / Libre / -120 Kg. (M) / Final
19:30 Voleibol (F) / Final
19:45 Pentatlón moderno (M) / Prueba combinada
20:00 Atletismo / Salto de altura (F) / Final / Ruth Beitia
20:20 Atletismo / Lanzamiento de jabalina (M) / Final
20:30 Atletismo / 5.000 metros (M) / Final
21:00 Hockey (M) / Final
21:00 Atletismo / 800 metros (F) / Final
21:25 Atletismo / 4x400 metros (F) / Final
21:30 Boxeo / -49 Kg. (M) / Final
21:30 Balonmano (F) / Final
21:30 Saltos de trampolín / Diez metros individual (M) / Final
21:45 Boxeo / -56 Kg. (M) / Final
22:00 Baloncesto (F) / Final
22:00 Atletismo / 4x100 metros (M) / Final
22:15 Boxeo / -64 Kg. (M) / Final
22:45 Boxeo / -75 Kg. (M) / Final
23:15 Boxeo / -91 Kg. (M) / Final
23:15 Taekwondo / +67 Kg. (F) / Final
23:30 Taekwondo / +80 Kg. (M) / Final

*Calendario completo

Leyenda:
Final o prueba en la que se decide el oro

Deportistas españoles
Opción española de medalla o españoles en una final
Lucha por el bronce