Alcoholismo en las alturas

Robert Zameckis regresa al cine de carne y hueso tras sus últimas tres experiencias en la animación con una película que, sin ser una obra maestra como Forrest Gump o eterna como Regreso al Futuro, llena nuestro depósito de satisfacción. El Vuelo es la historia de un piloto que salva la vida de casi un centenar de pasajeros en un aterrizaje de emergencia y como consecuencia de ello se convierte en un héroe a la vista de un sinfín de personas que desconocen que se había puesto al mando del avión en un estado de embriaguez, sin apenas haber dormido y colocado de cocaína.

La película se centra en los problemas del alcoholismo o cualquier tipo de adicción y en sus consecuencias, pero también en la ética, honradez o integridad de los personajes, que se debaten constantemente entre admitir la verdad y asumir la culpa o salir impunes de sus responsabilidades con una mentira. Incluso el espectador se ve obligado a decidir si está de parte del protagonista o no; sabemos que había bebido, pero no es menos cierto que él no tuvo culpa de la avería y que sin su pericia como piloto nadie habría sobrevivido.

Es posible que lo más destacable de El Vuelo sea la gran interpretación de Denzel Washington, veraz, detallada y desgarradora por momentos, pero en el nuevo trabajo de Zameckis sería injusto no tener en cuenta la espectacular escena del aterrizaje o algunos momentos cómicos como el copiloto fundamentalista, la aparición del camello interpretado por John Goodman o la preparación del piloto minutos antes del juicio. Son los detalles que hacen de esta película una cinta amena, entretenida y cuyo interés no cae en picado en ningún momento.



(Título: El Vuelo; Director: Robert Zameckis; Reparto: Denzel Washington, Kelly Reilly, Don Cheadle, Bruce Greenwood, John Goodman, James Badge Dale, Melissa Leo, Nadine Velázquez, Brian Geraghty, Dane Davenport, Tamara Tunie, Garcelle Beauvais, Alex Frost, Kwesi Boakye y E. Roger Mitchell; Género: Drama; Premios: dos nominaciones a los Oscar en 2013 —actor [Denzel Washington] y guión original—; Valoración: 7,5)

Bestias del aburrimiento

Tenía ganas de ver la película que había arrasado en Sundance y me he llevado una buena decepción. Muchos acérrimos defensores del cine independiente de Estados Unidos aclamarán la primera película como director de Benh Zeitlin, pero yo no seré uno de ellos, entre otras cosas porque no creo que una de las premisas del género sea hacer una película aburrida y Bestias del Sur Salvaje, a pesar de durar únicamente una hora y media, es tan lenta que se hace extremadamente larga.

La cinta mezcla la cruda realidad de una comunidad inundada por una tormenta, presuntamente el Katrina, con imágenes de bestias imaginarias en busca del simbolismo y lo poético, sin dejar a un lado la lección filosófica de una niña de ¡seis años! Más que ir al cine parece que hayas regresado a la escuela y te estés tragando una aburrida clase de literatura filosófica impartida por un niño pequeño disfrazado de jabalí gigante.

He de reconocer que no todo es malo en Bestias del Sur Salvaje: los primeros diez minutos, en los que presenta La Bañera, son interesantes, mientras que la fotografía y la banda sonora son de enorme calidad. Pero quizás lo más destacable de la cinta sea la joven actriz de nueve años Quvenzhané Wallis, que con una gran interpretación se muestra como uno de los grandes descubrimientos del año. Lástima que no pueda decir lo mismo de Bestias del Sur Salvaje.



(Título: Bestias del Sur Salvaje; Director: Benh Zeitlin; Reparto: Quvenzhané Wallis, Dwight Henry, Levy Easterly, Lowell Landes, Pamela Harper, Gina Montana, Nicholas Clark y Jovan Hathaway; Género: Drama; Premios: cuatro nominaciones a los Oscar en 2013 —película, director, actriz [Quvenzhané Wallis] y guión adaptado—, un Critics Choice Awards a Quvenzhané Wallis como mejor intérprete joven, ganó el Cámara de Oro en Cannes y dos National Board of Review —dirección novel y actriz revelación—; Valoración: 4,5)

El Mundial soñado

No hay adjetivos suficientes para calificar la exhibición de nuestra selección en la final del Mundial de Balonmano frente a Dinamarca: magistral, extraordinaria, brillante, soberbia, magnífica, descomunal, genial, majestuosa, grandiosa, espléndida... Todos me valen. Fue el partido perfecto en una cita histórica que todos aquellos que tuvimos la suerte de vivirla, ya fuera en directo o por la televisión, la recordaremos durante el resto de nuestras vidas. Yo, personalmente, siempre guardaré con cariño en mi memoria este campeonato: primer Mundial que cubro como periodista y el trofeo se queda en casa. Mejor, imposible.

Dinamarca llegaba como favorita y se volvió a quedar a las puertas de su título mundial. Creían que a la tercera iba a ser la vencida y se encontraron con un equipazo con mayúsculas, de esos que ponen un muro en la portería, solidario, que lucha, corre y se entrega hasta puntos insospechados, sólido en defensa, vistoso y con una efectividad máxima en ataque. El balonmano hecho perfección. Y ante eso nada se puede hacer, sólo ponerse en pie y aplaudir. Resultado justísimo y eso es mucho decir, ya que se trata de la mayor goleada en una final de selecciones en el balonmano. Sin duda alguna, el Mundial soñado: jugar en casa, salir campeón y hacer historia con una exhibición en forma de récord.

Ahora toca disfrutar y celebrar este segundo título mundial de España, un país cuyos deportistas han pasado de acomplejarse a crecerse en las finales en tan solo dos décadas. Un ejemplo de constancia, sacrificio y trabajo. Es para estar orgullosos, pero no deberíamos olvidarnos de la crisis que vive la Asobal, con históricos que desaparecen y una gran desbandada de jugadores al extranjero para poder cobrar. Es preciso tenerlo en mente e intentar solucionarlo si en un futuro queremos que surjan más campeones como Sterbik, Sierra, Rocas, Víctor Tomás, Valero Rivera, Ariño, Vivan Morros, Ruesga, Cañellas, Sarmiento, Guardiola, Antonio García, Alberto Entrerríos, Maqueda, Montoro y Aguinagalde. ¡Emhorabuena, campeones! ¡Y viva España!

Romance de pirados

El Lado Bueno de las Cosas relata la historia de un hombre bipolar que abandona el manicomio tras ocho meses encerrado allí por agredir al amante de su esposa y de una joven neurótica que aún no ha superado la muerte de su marido. Ambos se medican, ambos han tocado fondo y ambos se aferran al pasado: él es tan ingenuo que piensa que puede recuperar a su mujer y ella sigue diciendo que está casada. Ambos llevan el anillo, ambos piensan que el otro está aún más pirado si cabe y ambos se rodean de personas bastante peculiares: un hombre ahogado en su matrimonio, un padre excesivamente supersticioso, un psiquiatra y un abogado que se transforman con el fútbol americano o un paciente obsesionado con su pelo. Quizás sea porque todos tenemos nuestra pequeña pizca de locura a los ojos de terceras personas.

Esta película es una visión optimista de la vida incluso en los peores momentos, una cinta que habla de la amistad, del apoyo familiar como terapia e incluso de las mentiras piadosas para proteger a tus seres queridos. El Lado Bueno de las Cosas es tan seria como divertida, con diálogos extraordinarios, un inteligente sentido del humor y tan encantadora que te seducirá de tal manera que no dejarás de mirarla con una sonrisa en la cara. Pero, sobre todo, esta mezcla de drama y comedia es una historia de amor de lo más original, hasta el punto de ofrecernos la cena romántica menos romántica de la historia de la comedia romántica.

El nuevo trabajo de David O. Russell está perfectamente narrado, con escenas dinámicas y un continuo movimiento de cámara que nos mete de lleno en la locura de los protagonistas, interpretados magistralmente por Bradley Cooper y Jinnifer Lawrence. La química entre ambos es evidente y sufrimos con la ingenuidad del primero al mismo tiempo que poco a poco caemos rendidos ante ella. Eso se debe a la naturalidad de sus actuaciones, que hacen creíbles y humanos a sus personajes, al igual que Robert De Niro, Jacki Weaver y el resto de secundarios. Por supuesto que esta cinta también tiene sus defectos, como los típicos clichés del género y un final más que previsible, pero yo prefiero quedarme con el lado bueno de las cosas. Y en esta película hay mucho donde elegir.



(Título: El Lado Bueno de las Cosas; Director: David O. Russelll; Reparto: Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Jacki Weaver, Chris Tucker, Julia Stiles, Anupam Kher, John Ortiz, Shea Whigham, Dash Mihok, Paul Herman y Brea Bee; Género: Comedia; Premios: ocho nominaciones a los Oscar en 2013 —película, director, actor [Bradley Cooper], actriz [Jennifer Lawrence], actor de reparto [Robert De Niro], actriz de reparto [Jacki Weaver], guión adaptado y montaje—, un Globo de Oro a Jennifer Lawrence como mejor actriz de comedia o musical, cuatro Critics Choice Awards —comedia, actor de comedia, actriz de comedia y reparto—, un BAFTA a mejor guión adaptado, dos National Board of Review —actor y guión adaptado— y un premio del Sindicato de Actores a Jennifer Lawrence; Valoración: 8)

En casa del enemigo

Minutos después de entrevistar a Aguinagalde.
El Mundial de Balonmano ya ha alcanzado las semifinales y ha abandonado Zaragoza. En estos últimos cuatro días, además de vibrar con nuestra selección, todos aquellos que hemos acudido al Príncipe Felipe hemos podido disfrutar de la Dinamarca de Landis y Mikkel Hansen, la Croacia de Alilovic y Duvnjak o la Francia de Karabatic y Jérôme Fernandez. Una auténtica fiesta de este deporte que vivió ayer su gran día: el pabellón, con más de 10.000 espectadores, lleno hasta la bandera para celebrar la clasificación de España para semifinales, en las que se medirá en el Palau Sant Jordi a Eslovenia —el gran peligro es Mackovsek—. Croacia y Dinamarca también se enfrentarán entre sí en busca de la final del próximo domingo.


Como ya advertí al comienzo del Mundial, mi labor periodística dependería en gran medida de los partidos de España en Zaragoza. Dicho y hecho. Durante los días de partido he tenido el honor de entrevistar a jugadores como Aguinagalde, Maqueda, Víctor Tomás, Guardiola, Sierra o Sarmiento en la zona mixta, además de hacer la crónica del Francia-Croacia de cuartos de final, todo un partidazo entre dos de las grandes potencias del balonmano.



Pero quizás el día que más jeta le eché fue el martes. No había partidos, así que el objetivo era conseguir declaraciones de ambos equipos. En el Príncipe Felipe no hubo ningún problema para entrevistar al seleccionador y los jugadores españoles; lo más complicado fue lograr las palabras de algún alemán. Con esa intención nos desplazamos al hotel donde estaban hospedadas todas las selecciones. Por supuesto, nos volvimos a encontrar a nuestros jugadores, a los que les aclaré, más concretamente a Maqueda, que estábamos ahí para entrevistar al enemigo.

Desconociendo por completo el rostro y el nombre de los germanos, el fotógrafo y un servidor decidimos preguntar a la recepcionista, que contactó inmediatamente con la responsable del Mundial en el hotel. Ésta nos dijo que los jugadores alemanes tenían libre hasta las cuatro de la tarde. Por tanto, debíamos esperar al menos una hora. Fue entonces cuando decidí darme una vuelta por el hall y descubrí a un chaval joven con pinta de alemán tomándose un café con un amigo.

Saqué mi móvil, me metí en la web del Mundial y busqué en el apartado de Alemania. No había duda, aquel desconocido era el pivote Patrick Wiencek. Me acerqué a él, me aseguré de que no estaba en un error y le pregunté si le importaba concederme una entrevista. Él se mostró un poco reacio a hacerla en inglés, pero, por suerte, su amigo sabía español y alemán e hizo de traductor. Por tanto, Wiencek, al que siempre estaré agradecido, me atendió con amabilidad cuando no estaba obligado a ello —algo impensable en el hotel de concentración de un equipo de fútbol sin cita previa— y conseguí las declaraciones que necesitaba. Poco después, al llegar a la redacción, me llamaron de Madrid para que escribiera un Yo digo sobre el ambiente:

De la final de la EHF al Mundial

No es la primera vez que el Príncipe Felipe se vuelca con el balonmano. Ya ocurrió en 2007, cuando el CAI Aragón alcanzó la final de la Copa EHF contra el Magdeburgo y su afición tiñó de naranja las gradas del pabellón zaragozano. En aquel equipo se encontraba uno de los protagonistas de esta tarde, el extremo Valero Rivera, que recordó para AS aquella experiencia: "Jugamos con 11.000 personas apoyándonos y siempre es un placer volver a Zaragoza".

Ahora, cinco años y medio después, el Príncipe Felipe vuelve a vibrar con este deporte, aunque en esta ocasión para apoyar a España y a los suyos, como el seleccionador zaragozano Valero Rivera o Jorge Maqueda, ídolo de la afición del Caja3 tras jugar tres temporadas en el equipo aragonés. Zaragoza ya demostró el pasado lunes que siempre está a la altura de las circunstancias, creando una atmósfera que todos los jugadores elogiaron al finalizar el partido. Hoy no será una excepción y el Príncipe Felipe se llenará hasta la bandera para vivir una cita histórica.



Por otra parte, el hecho de vivir los partidos justo detrás de uno de los banquillos me lleva a la siguiente conclusión: no me gustaría nada tener un entrenador balcánico o de la antigua Unión Soviética. Sus miradas matan, sus gestos intimidan y sus broncas están en muchas ocasiones fuera de lugar, como la que le dedicó el técnico croata a su portero suplente por no parar... ¡un siete metros! Por supuesto, tras presenciar los dos partidos de España, me reafirmo en la idea de que el momento de los himnos es uno de los mayores espectáculos en los torneos internacionales.


También me he dado cuenta de que los miembros de la IHF deben justificar sus comilonas, sus juergas y su buena vida durante el Mundial haciendo la vida imposible a los banquillos. Si no, que le pregunten a Rocas, que vio la tarjeta amarilla en octavos tras un chivatazo de la mesa por el simple hecho de pedir el apoyo del público y más intensidad defensiva a sus compañeros, o a todos aquellos a los que se les ha llamado la atención por celebrar un gol importante. Esperemos que el próximo domingo esos mismos miembros de la IHF tengan que poner paz en el banquillo español como consecuencia de esas manifestaciones de alegría que parecen no entender.

Hombres de América

Lincoln sitúa la acción unos días después de la reelección del 16ª presidente de los Estados Unidos. A principios de 1865, en un intento de perpetuar la abolición de la esclavitud, considerando que con la Proclamación de Emancipación de 1863 no podría ser suficiente una vez concluida la guerra, propone la Decimotercera Enmienda de la Constitución. Para ello necesita que algunos demócratas voten a su favor y que la votación se produzca antes del fin de la Guerra de Secesión. De esta forma, Abraham Lincoln, uno de los presidentes más respetados de la historia de Estados Unidos, se enfrenta al dilema de hacer uso de todo su poder, incluso rozando en algunos casos la corrupción política, para lograr su objetivo.

Es Steven Spielberg, una de las personas más respetadas en Hollywood, el encargado de llevar a la gran pantalla esos meses tan cruciales en la historia de Estados Unidos y del mundo en general. Lincoln nos muestra los entresijos de la política de aquella época, así como la vida más íntima del presidente o las consecuencias de la Guerra Civil, introduciéndonos completamente en la vida estadounidense de 1865 gracias a su gran ambientación, unas magníficas interpretaciones —ningún secundario desentona— y un gran guión que hacen de esta cinta una de esas películas que entran directamente en las quinielas de la temporada de premios.

Esto no sería posible si Spielberg no se rodeara de algunos de los profesionales más respetados de la industria: John Williams, que suma cinco estatuillas y 47 nominaciones, nos deleita una vez más con una espectacular banda sonora; Daniel Day-Lewis, dos estatuillas y cinco nominaciones, realiza una soberbia interpretación metiéndose en la piel de Abraham Lincoln; Tommy Lee Jones, una estatuilla y cuatro nominaciones, vuelve a ganarse nuestro respeto tras Men In Black III; Sally Field, dos estatuillas y tres nominaciones, regresa al escaparate de premios como primera dama; Michale Kahn, con tres estatuillas y ocho nominaciones, se consolida como el mejor montador de Hollywood; o Janusz Kamínski, dos estatuillas y seis nominaciones, nos sorprende de nuevo con una extraordinaria fotografía. Mimbres más que suficientes que hacen honor a uno de los hombres de América.



(Título: Lincoln; Director: Steven Spielberg; Reparto: Daniel Day-Lewis, Sally Field, Tommy Lee Jones, David Strathairn, Joseph Gordon-Levitt, James Spader, Lee Pace, Gulliver McGrath, Hal Holbrook, Michael Stuhlbarg, Jared Harris, David Costabile, Jackie Earle Haley, Joseph Cross, John Hawkes, Tim Blake Nelson, Peter McRobbie, Jeremy Strong, Gloria Reuben, Walton Goggins, Bruce McGill, David Oyelowo y Lukas Haas; Género: Drama; Premios: doce nominaciones a los Oscar en 2013 —película, director, actor [Daniel Day-Lewis], actor secundario [Tommy Lee Jones], actriz secundaria [Sally Field], guión adaptado, fotografía, montaje, banda sonora, dirección artística, vestuario y sonido—, un Globo de Oro a Daniel Day-Lewis como mejor actor de drama, tres Critics Choice Awards —actor, guión adaptado y banda sonora—, un BAFTA a Daniel Day-Lewis como mejor actor, dos premios del Sindicato de Actores —Daniel Day-Lewis y Tommy Lee Jones— y tres premios del Círculo de Críticos de Nueva York —actor, actriz secundaria y guión—; Valoración: 7,5)

Tarantino desencadenado

Siempre he sentido envidia por aquellos que pudieron ver en el cine el estreno en su día de Pulp Fiction; hoy he descubierto que en un futuro no muy lejano alguno que otro me mirará con envidia por asistir al de Django Desencadenado, una película que destila Tarantino por los cuatro costados: un guión que vale su peso en oro, una banda sonora por la que mataría cualquier cazarrecompensas, humor propio de un forajido sanguinario que se ríe con sus propias fechorías, diálogos que dejarían con la boca abierta al mísmisimo Billy el Niño y escenas violentas tan sádicas como cómicas gracias a esos chorros enormes de sangre que teñirían de rojo el viejo Oeste. Cine en estado puro.

No sólo es que posiblemente se trate de la mejor película de Tarantino desde Pulp Fiction o que resucite un género en horas bajas como el western, que no alcanzaba cotas tan altas desde Sin Perdón; lo mejor de esta cinta es esa primera hora de metraje prácticamente perfecta, en la que la escena del Ku Klux Klan quedará para la historia como una de las más divertidas del séptimo arte. Cierto es que la cinta pierde algo de ritmo en la última media hora, pero puede más que Tarantino se mantenga fiel a sí mismo y no se detenga a pensar en si lo que dice tal personaje o hace aquel otro es demasiado racista o no. Lo único que le importa es contar una historia y, como es habitual en él, deja lo de ser políticamente correcto a otros 'juntaletras' de Hollywood.

Hablar de Tarantino es hablar de actores que han encontrado su cénit trabajando para el bueno de Quentin. Me refiero a Samuel L. Jackson, ese loco psicópata que intimida únicamente con su mirada, o Christoph Waltz, el inteligente asesino con acento alemán que te dispara con una sonrisa en la cara. A ellos dos hay que añadir las magnificas interpretaciones de Jamie Foxx y Leonardo DiCaprio en este gran homenaje al western llamado Django Desencadenado. Sé que no es la manera más ortodoxa de concluir una crítica, pero permítanme la licencia: he disfrutado como un auténtico enano.



(Título: Django Desencadenado; Director: Quentin Tarantino; Reparto: Jamie Foxx, Leonardo DiCaprio, Christoph Waltz, Kerry Washington, Walton Goggins, Samuel L. Jackson, Don Johnson, Bruce Dern, Franco Nero, Jonah Hill, Tom Savini, M.C. Gainey, RZA, James Remar, Todd Allen, James Russo, Tom Wopat, Misty Upham, Gerald McRaney, Cooper Huckabee, Dennis Christopher y Laura Cayouette; Género: Western; Premios: cinco nominaciones a los Oscar en 2013 —película, actor de reparto [Christophe Waltz], guión original, fotografía y efectos sonoros—, dos Globos de Oro —guión y actor secundario—, un Critics Choice Awards a mejor guión original, un National Board of Review Christophe Waltz como mejor actor secundario y dos BAFTA —guión original y actor secundario—; Valoración: 8,5)

El pirata del año

El Capitán Pirata y su extravagante tripulación desean por encima de todas las cosas hacerse con el Premio al Pirata del Año, galardón al que se presentan año tras año siendo el hazmerreír del resto de concursantes. En su afán por demostrar su valía, el personaje de esta historia se embarca en una aventura que le llevará desde Isla Sangrienta a las calles de Londres para llenar las bodegas de su viejo barco con un botín que supere al de sus contrincantes, algo bastante complicado si se tienen en cuenta su currículum y sus continuos fracasos.

¡Piratas! es ante todo una película de aventuras que rescata un género, el de los piratas, prácticamente olvidado y lo parodia hasta el infinito. Y es que esta peculiar cinta de animación también destaca por su humor inteligente y sarcástico; no llorarás de la risa, pero la sonrisa no se te borrará en ningún momento de la cara. Y no sólo ridiculiza al mundo pirata, también a los científicos —uno de los personajes principales es Darwin y su mono inteligente— y a la época victoriana con Londres y la propia reina Victoria a la cabeza.

Pero tal vez lo más destacable de esta película sea su depuradísima técnica, que cuida al máximo cualquier detalle y logra unas escenas de acción extraordinarias. Entretenida, divertida y con una magnífica banda sonora, ¡Piratas! no pasará a la historia como una de las grandes obras de la animación, pero sí que se puede decir que es una cinta para grandes y pequeños, cuyo mensaje es que el fin no justifica los medios y que los premios no valen de nada si no estás rodeado de tus amigos y seres queridos y obtienes su reconocimiento, que al fin y al cabo es el que verdaderamente importa.



(Título: ¡Piratas!; Director: Peter Lord y Jeff Newitt; Doblaje: Hugh Grant, Martin Freeman, Imelda Staunton, David Tennant, Jeremy Piven, Salma Hayek, Lenny Henry, Brian Blessed, Russell Tovey, Anton Yelchin, Brendan Gleeson, Ashley Jensen, Ben Whitehead, Al Roker, Mike Cooper, David Schneider y Mitchell Mullen; Género: Animación; Premios: nominada al Oscar en 2013 en la categoría de mejor película de animación; Valoración: 6,5)

La princesa indomable

Brave (Indomable) relata la historia de una princesa que detesta las obligaciones que conlleva ser la legítima heredera al reino, prefiriendo luchar, combatir, practicar el tiro con arco o montar en caballo. Una película que ha llevado la polémica a Pixar, a la que se le acusa de haber renegado de sus originales ideas para adaptarse al estilo Disney, dueña de la productora. En mi opinión no es exactamente así, y aunque lo fuera, ¿tienen algo de malo La Bella y la Bestia o El Rey León? ¿Acaso desde la adquisición de Pixar por parte de Disney no han surgido grandes películas como Ratatouille, Wall-e, Up o Toy Story 3?

Yo no niego que Brave (Indomable) no alcance el nivel de sus hermanas mayores, pero sí que considero que es entretenida y divertida. La evolución de los personajes principales dota a la película de esa seriedad necesaria en cualquier fábula dirigida al público infantil —en este caso que deben asumir sus responsabilidades y pagar las consecuencias de sus actos—, mientras que los secundarios, de oro puro, en especial los trillizos y la bruja, dan ese toque de humor tan necesario en las cintas de animación. A ello hay que añadir que técnicamente es prácticamente perfecta; el diseño de los personajes y los paisajes son extraordinarios, cuidando al máximo cualquier mínimo detalle.

¿Y por qué no se trata de una historia de hadas y princesas de la factoría Disney? Por la sencilla razón de que no tiene nada que ver con esos cuentos, en los que los hombres suelen mandar mientras las mujeres se encargan de las tareas del hogar y de sus hijos, en los que el sueño de cualquier niña es convertirse en princesa y encontrar a su príncipe azul, en los que la historia se centra en esa relación de amor y en los que la bruja es la mala a la que hay que derrotar porque ha sumido al reino en un mundo de sombras y tinieblas. Nada de eso pasa en Brave (Indomable), una cinta feminista en la que las mujeres mandan en la sombra mientras sus maridos y padres se emborrachan, una película en la que la princesa no desea ser princesa ni encontrar a su príncipe azul, una historia que se centra en la relación entre una madre y su hija y no la existente entre dos enamorados, un mundo en el que la bruja no deja de ser una anciana torpe sin maldad que en ningún caso se convierte en el enemigo a derrotar, una aventura sobre una princesa indomable lejos de esas princesas dóciles e ingenuas del pasado.



(Título: Brave (Indomable); Director: Mark Andrews, Brenda Chapman y Steve Purcell; Doblaje: Kelly MacDonald, Billy Connolly, Emma Thompson, Julie Walters, John Ratzenberger, Kevin McKidd, Craig Ferguson, Robbie Coltrane, Julie Fowlis, Peigi Barker, Sally Kinghonr, Eilidh Fraser, Steve Purcell, Patrick Doyle, Steven Cree y Callum O'Neill; Género: Animación; Premios: nominada al Oscar en 2013 en la categoría de mejor película de animación, dos Annie —diseño de producción y montaje—, un Globo de Oro a mejor película de animación y un BAFTA a mejor película de animación; Valoración: 7)

Extranjero en tu propia casa

Tras las tres primeras jornadas de la primera fase del Mundial de Balonmano, he de confesar que éste es mi primer artículo. Ya dije que mi cobertura, a nivel profesional, dependería en gran medida de que España jugara en Zaragoza, cincunstancia que no se dará hasta los octavos de final, siempre que se cumplan las previsiones y nuestra selección ocupe una de las dos primeras plazas de su grupo. Mientras, a la espera, yo me he dedicado a disfrutar del campeonato en el Príncipe Felipe, sede de Serbia, Eslovenia, Polonia, Bielorrusia, Corea del Sur y Arabia Saudí, lo que implica que me sienta como un extranjero en mi propia casa.

Un instante del Serbia-Arabia Saudí.

No sólo es que todos los equipos participantes sean extranjeros; la mayor parte de los aficionados y periodistas ahí presentes también lo son. Es algo que no me había sucedido nunca, sobre todo en el ámbito profesional. La única vez que vi un partido en el extranjero fue el España-Italia de la Eurocopa y en aquel caso jugaba mi selección y estaba rodeado de españoles. También había vivido y cubierto encuentros internacionales del Real Zaragoza, el CAI Aragón o la selección española en casa, pero en aquellos apenas había aficionados y periodistas extranjeros. Durante estos días, en el Príncipe Felipe la minoría somos los españoles y uno trata de averiguar si el compañero de profesión que tiene a su derecha es polaco, serbio, esloveno o bielorruso. Por suerte, los aficionados son fácilmente identificables gracias a sus bufandas, gorros, camisetas y banderas.

El momento de los himnos en el Polonia-Bielorrusia.

Como anécdota, contar que el otro día al dejarme pasar un periodista, dudé cómo darle las gracias, ya que no tenía ni idea de qué nacionalidad era. Al final me decanté por el español seguido del inglés, evitando el rídiculo si era un compatriota y asegurándome de que me entendiera fuese del país que fuese. Y por si fuera poco lío, alguno de los voluntarios también es extranjero, lo cual ya hace del Príncipe Felipe una especie de sede de la ONU.

La sala de trabajo de los medios de comunicación.

Otra cosa que me ha llamado la atención es la escasa asistencia de público, tanto en Zaragoza como en el resto de ciudades. Yo creo que se debe a dos causas. La primera tiene que ver con el propio campeonato, que cuenta con selecciones que no dan el nivel y a las que han enfrentado a los mejores equipos en estas primeras jornadas, propiciando encuentros bastante alejados de la igualdad y la emoción. El segundo tiene que ver con las entradas, que valen para todos los partidos del día en una misma sede. Eso quiere decir, tal y como he observado, que los seguidores de un país no sólo tienen localidades para el encuentro de su selección, sino también para los otros dos restantes, pero a pesar de ello, como es normal, la mayoría sólo acude al que le interesa. Ello resta ambiente, ya que en el pabellón nunca se darán cita al mismo tiempo todas aquellas personas con una entrada.

La sala de prensa del Príncipe Felipe.

Hasta la fecha, es la afición polaca la que lidera el premio de mayor asistencia, además del de la simpatía, ya que un grupo de unas quince persona portaba unas banderas de Aragón como guiño a sus anfitriones. También cabe destacar a los seguidores de Bielorrusia y Eslovenia, no tan numerosos pero altamente ruidosos. En cuanto a las instalaciones habilitadas para la prensa, hasta ahora no tengo ninguna queja: sala de prensa, zona mixta y sala de trabajo espaciosas, bar gratuito, velocidad en el wifi, bus para los traslados entre el hotel y el pabellón, parking habilitado y voluntarios y organizadores que te atienden con simpatía y se esfuerzan al máximo por solucionar tus problemas, además de una visita guiada a la ciudad para la prensa, en especial la extranjera.

Aficionados polacos exhibiendo banderas de Aragón.

Por último, centrándonos en el balonmano, voy a mencionar a aquellos jugadores que han destacado bajo mi punto de vista. Bartosz y Michal Jurecki son la principal amenaza de Polonia, Primoz lo para todo para Eslovenia mientras que Mackovsek se encarga de fusilar al guardameta rival, apoyado en gran medida por Dolenec, Rutenka es el 80% de Bielorrusia y Serbia cuenta con un equipazo, en mi opinión un peldaño por encima que sus rivales del grupo.

El largo pasillo de la zona mixta.

Grietas en el espejo mágico

Cuenta la leyenda que Tarsem Singh acudió orgulloso a su camerino a la conclusión del rodaje y, ante su propio reflejo, preguntó en voz alta con entusiasmo: "Espejito, espejito mágico, ¿cuál es la mejor película de todo el reino?". Y el espejito mágico, hasta las narices de pluriemplearse este año y agrietado por el mal uso de su nuevo dueño, respondió con desdén: "Blancanieves (Mirror, Mirror)... ¡desde luego que no!".

Mientras que Blancanieves y la Leyenda del Cazador exploró el lado más oscuro del cuento obteniendo unos resultados notables, Blancanieves (Mirror, Mirror) se queda a medio camino entre lo adulto y lo infantil, entre el drama y la comedia, entre la historia original y una nueva versión. No se decanta ni para un lado ni para el otro en las casi dos horas que dura la película y esa indecisión le lleva a la ruina. Y ése no es el único defecto que reluce en la pantalla: la película intenta ser graciosa sin tener una pizca de gracia, lo que le hace pesada, y no hay coherencia en la línea temporal, un error imperdonable.

Esta cinta no hace más que confirmar la decadencia de Julia Roberts, en mi opinión demasiado sobrevalorada en sus años de máximo esplendor. A mí no me ha gustado ninguna de sus película desde Ocean's Eleven, aunque también es cierto que nunca he disfrutado mucho con las cintas en las que aparece, con alguna excepción como Pretty Woman o La Boda de mi Mejor Amigo. Y, por supuesto, no ha vuelto a ser nominada al Oscar desde Erin Brockovic, en el año 2000. Muchas manzanas tendrá que envenenar para reinar de nuevo en Hollywood.



(Título: Blancanieves (Mirror, Mirror); Director: Tarsem Singh; Reparto: Lily Collins, Julia Roberts, Sean Bean, Armie Hammer, Nathan Lane, Michael Lerner, Mare Winningham, Mark Povinelli, Jordan Prentice, Danny Woodburn, Sebastian Saraceno, Ronald Lee Clark, Martin Klebba y Joey Gnoffo; Género: Fantástico; Premios: nominada al Oscar en 2013 en la categoría de mejor vestuario; Valoración: 4)

Duro retrato de la vejez

Sabía que no iba a ver una comedia desternillante. Sabía que no iba a ver una historia trepidante, llena de aventuras y rodeada de paisajes extraordinarios. Sabía que no iba a haber tiros, efectos especiales o peleas a muerte. Incluso sabía que Amor era una de esas películas rodada al 95% en el mismo escenario. Lo que no sabía es que fuera a ser tan dura y pesimista, un retrato terrible sobre la vejez, sus consecuencias y la muerte que relata la historia de un matrimonio de más de ochenta años que sufre las consecuencias de la edad: tras una operación cardiovascular que se complica, la protagonista de esta cinta sufre una parálisis total de la parte derecha de su cuerpo que le deja en una silla de ruedas y le impide ser autosuficiente, por lo que su marido debe hacerse cargo de ella mientras ve cómo empeora día a día.

Mientras que Intocable saca el lado positivo de una desgracia, Amor es el sufrimiento personificado. Mientras que Lo Imposible se centra en una catástrofe natural extraordinaria y fuera de lo común, Amor relata una experiencia que afecta de forma directa o indirecta a una gran cantidad de familias. Ambas cosas son las que le hacen ser tan real, ya que Amor no trata de esconder aquello que nos resulta desagradable, sino todo lo contrario. Y quizás resulten decisivas para ese realismo las interpretaciones de Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, en especial la de esta última.

Reconozco como virtudes la honestidad y la sencillez, respeto al máximo este tipo de cine cuyo objetivo consiste en mostrar la cruda realidad e incluso admiro a sus seguidores, ya que considero que deben de tener una alta dosis de optimismo para aparcar sus problemas durante dos horas observando desgracias ajenas tan cotidianas —puede que incluso la misma que padecen—, pero yo soy de los que me gusta ir al cine para reír, llorar o sentir cualquier emoción siempre que ello no conlleve pasarlo verdaderamente mal. Como diría la protagonista de la cinta: "Duele, duele, duele, duele, duele, duele".



(Título: Amor; Director: Michale Haneke; Reparto: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, William Shimell, Ramón Agirre, Rita Blanco, Alexandre Tharaud, Laurent Capelluto, Carole Franck y Dinara Drukarova; Género: Drama; Premios: cinco nominaciones a los Oscar en 2013 —película, director, película extranjera, guión original y actriz [Emmanuelle Riva]—, un Globo de Oro, un Critics Choice Awards, un National Board of Review y un premio del Círculo de Críticos de Nueva York a mejor película de habla no inglesa, dos BAFTA —actriz y película de habla no inglesa—, Palma de Oro en Cannes y cuatro premios del Cine Europeo —película, director, actriz y actor [Jean-Louis Trintignant]—; Valoración: 5)

El origen de Alien

Ridley Scott regaló al mundo una película de culto en 1979. Se trata de Alien, el Octavo Pasajero, una cinta que propició numerosas secuelas, muchas de las cuales no estuvieron a la altura. Quizás por ello, el padre de esta criatura monstruosa decidiera hacer una precuela con el objetivo de dejar claro quién es el autor y devolver cierto prestigio a una saga que se ha visto sacudida en los últimos años. Dicho esto, Prometheus no llega ni pretende alcanzar el nivel de la original, pero sí que supera con creces a todas esas versiones pobres que han tenido a estas bestias extraterrestres como protagonistas.

Prometheus plantea en un primer momento el origen de la vida en la Tierra. Con la intención de resolver este misterio y obtener respuestas, varios científicos se desplazan a un remoto planeta, donde pondrán en serio peligro sus vidas. Siendo sinceros, la trama es bastante pobre, aunque lo que realmente importa en esta cinta en las acción tensa, el misterio a lo desconocido y los monstruos viscosos, suficiente para crear una aceptable película de ciencia ficción.

Por ese mismo motivo es desaconsejable compararla constantemente con la original, ya que tiene todas las de perder. Es mucho mejor olvidarse del clásico de 1979 y centrarse en la cinta en sí y en sus virtudes y aciertos, como la gran interpretación de Michael Fassbender como androide o la elegante puesta en escenas, con unos magníficos efectos especiales y una extraordinaria imaginación paisajista. Y es que Prometheus es visualmente impresionante. Por supuesto, no es Alien, el Octavo Pasajero, pero sí un buen punto de origen.



(Título: Prometheus; Director: Ridley Scott; Reparto: Noomi Rapace, Michael Fassbender, Charlize Theron, Idris Elba, Guy Pearce, Logan Marshall-Green, Sean Harris, Rafe Spall, Emun Elliott, Benedict Wong, Kate Dickie, Patrick Wilson, Lucy Hutchinson y Giannina Facio; Género: Ciencia ficción; Premios: nominada al Oscar a mejores efectos visuales en 2013; Valoración: 6)

El Mundial 'hispano'

España celebra desde hoy y hasta el próximo 27 de enero su primer Mundial de Balonmano. El evento tendrá lugar en cinco sedes: Barcelona —octavos, cuartos, semifinales y final—, Zaragoza —grupo C, octavos y cuartos—, Granollers —grupo A—, Sevilla —grupo B— y Madrid —grupo D—, donde hoy se celebra el partido inaugural entre nuestra selección y la de Argelia (19:00 horas, por Teledeporte). España, tercera en el último Mundial, cuenta con opciones de llevarse el torneo por potencial y por su condición de anfitrión, un título que ya levantó en 2005. 

En teoría, los 'hispanos', tal y como se conoce a nuestra selección, tendrían que superar sin ningún problema la primera fase, incluso luchando por ser primera o segunda de su grupo, en el que se tendrá que enfrentar a Argelia, Egipto, Australia, Hungría (cuarta en Londres 2012) y Croacia (bronce en los Juegos Olímpicos). En el horizonte esperarán otros favoritos como Francia (actual campeona olímpica y del mundo) —en el grupo A junto a Brasil, Argentina, Alemania, Montenegro y Túnez—, Dinamarca (actual campeona de Europa y subcampeona del mundo) —en el grupo B junto a Rusia, Chile, Islandia, Macedonia y Qatar— y Serbia (actual subcampeona de Europa) —en el grupo C junto a Bielorrusia, Arabia Saudí, Corea del Sur, Eslovenia y Polonia—. 

Entre las selecciones participantes destaca la ausencia de Suecia, actual subcampeona olímpica, aunque este pequeño detalle no restará calidad a un Mundial en el que se disputarán 76 encuentros en algo más de dos semanas. El formato de competición es muy sencillo: cuatro grupos de seis equipos y los cuatro primeros se clasifican para los octavos de final, con unos cruces decididos por puesto de antemano (pincha para ver el calendario completo).

Este torneo también será especial en lo personal, ya que se trata del primer Mundial que voy a cubrir en mi carrera profesional. Aún no sé hasta que punto estaré implicado en su cobertura, aunque supongo que dependerá en gran medida de si España se clasifica entre los dos primeros de su grupo y disputa los octavos y los cuartos de final, en caso de ganar la primera eliminatoria, en Zaragoza. De todas formas, prometo que intentaré contar en este blog las pocas o muchas vivencias que este Mundial me depare.

007: Licencia para reinventar al espía

Recuerdo que cuando me decepcioné con Muere Otro Día prometí que nunca más volvería a ver una de las nuevas entregas de James Bond. La promesa duró exactamente lo que tardó en lanzarse al cine Casino Royale. Nuevo actor, críticas muy positivas que hablaban de renovación y, en cambio, la culpa de mi presencia en la butaca la tuvo una cartelera muy pobre sumado al hecho de que tanto mis amigos como yo ansiábamos ver una película que al menos nos entretuviera durante un par de horas. Todo un acierto que me permitió disfrutar posteriormente de Quantum of Solace y recientemente de Skyfall.

No entraré a discutir cuál de las tres es mejor, sino a valorar por encima de todo cómo una saga que parecía herida de muerte ha sabido reinventarse a sí misma para sobrevivir. GoldenEye significó el debut de Pierce Brosman como James Bond y no defraudó, pero la saga alcanzó niveles peligrosamente bajos con las siguientes películas de este actor. No sucedió lo mismo con Daniel Craig. Además de gustarme más como agente 007, el nivel de las sucesivas entregas no se ha visto afectado: mantienen el estilo de las antiguas pero se han modernizado, el personaje principal es más humano y se explica su historia, parecen serias sin dejar de ser espectaculares y son más reales al mismo tiempo que mantienen esas escenas increíbles de acción y ese humor tan característico.

Toda esta renovación ha permitido que las películas de James Bond permanezcan en el tiempo y sigan siendo consideradas un thriller vibrante y de alto voltaje. Y dentro de toda esta revolución, ¿qué ofrece Skyfall además de una magnífica banda sonora? Exactamente lo mismo que aporta Sam Mendes a todos sus trabajos; por primera vez en la saga los personajes son explorados interiormente al detalle y se indaga profundamente en sus sentimientos, aunque cierto es que de esto último ya tuvimos una pequeña ración a degustar en Casino Royale acompañada de ese Martini con vodka tan típico del espía más famoso del mundo.



(Título: Skyfall; Director: Sam Mendes; Reparto: Daniel Craig, Judi Dench, Javier Bardem, Ralph Fiennes, Naomie Harris, Bérénice Marlohe, Albert Finney, Ben Whishaw, Rory Kinnear, Ola Rapace, Helen McCrory, Nicholas Woodeson, Elize du Toit, Ben Loyd-Holmes, Tonia Sotiropoulou y Orion Lee; Género: Acción; Premios: cinco nominaciones a los Oscar en 2013 —fotografía, banda sonora, canción ['Skyfall'], sonido y efectos de sonido— un Globo de Oro a mejor canción original, dos BAFTA —film británico y banda sonora—, un premio del Sindicato de Actores —equipo de especialistas— y tres Critics Choice Awards —canción, película de acción y actor de acción [Daniel Craig]—; Valoración: 7)

Una secta con buenas interpretaciones

La primera pregunta que uno se hace cuando aparecen los créditos de The Master es de qué narices va la película que acabamos de ver. Sabemos que trata sobre una secta y un hombre atormentado por la guerra. Sabemos que ese hombre está obsesionado con el sexo y que necesita el alcohol para soportar su vida. Sabemos que hay una especie de historia de amor. Sabemos que hay una serie de terapias y prácticas que tienen como objetivo que ese hombre se encuentre a sí mismo. Pero yo sigo sin saber a dónde nos quiere llevar Paul Thomas Anderson y cuál es el mensaje de esta cinta.

Uno de esos ejercicios terapéuticos consiste en que el sujeto vaya indefinidamente de la pared a la ventana con los ojos cerrados describiendo lo que siente al tocarlas. Mientras que el resto de observadores se pueden ir a comer, él tiene que seguir, sin ninguna consigna más, desesperándose por momentos y preguntándose por qué. Así he llegado a sentirme a lo largo de la película: la he empezado a ver, me he preguntado de qué iba, me lo he vuelto a preguntar unas cuantas veces más, la he visto hasta el final y cuando han encendido las luces del cine seguía sin entender nada, aunque al mismo tiempo he sentido una inmensa alegría al ver que la película ya había terminado.

Siempre he dicho que yo al cine le pido entretenimiento y buenas actuaciones. De esto último The Master va sobrado con las interpretaciones de Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman y Amy Adams, pero falla enormemente en esa primera premisa. En mi opinión es larga, aburrida y ambigua, aunque es posible que a otros les parezca fascinante esa ambigüedad que les haga pensar y comerse el coco en vez de disfrutar. Cine de entretenimiento contra cine intelectual. La cuestión es a cuál de estas sectas pertenece cada uno.



(Título: The Master; Director: Paul Thomas Anderson; Reparto: Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams, Laura Dern, Kevin J. O'Connor, Rami Malek, Jesse Plemons, Fiona Dourif, David Warshofsky y Lena Endre; Género: Drama; Premios: tres nominaciones a los Oscar en 2013 —actor de drama [Joaquin Phoenix], actor de reparto [Philip Seymour Hoffman] y actriz de reparto [Amy Adams]— y un Critics Choice Awards a Philip Seymour Hoffman como mejor actor secundario; Valoración: 5)

La obsesión de todo un pueblo

La Noche Más Oscura relata en un primer plano la búsqueda de Bin Laden por parte de la CIA desde el 11-S hasta su ejecución por parte del comando SEAL de los marines estadounidenses, pero si uno profundiza, se trata de la historia de una obsesión. La obsesión de una mujer en particular y de todo un pueblo en general por dar caza al terrorista más buscado en los primeros años del siglo XXI, es decir, al mayor enemigo de Estados Unidos y sus aliados occidentales. Una cinta de terrorismo y espionaje, quizás la mejor hasta la fecha relacionada con los atentados que conmocionaron al mundo en 2001.

Kathryn Bigelow, al igual que hizo con la ganadora al Oscar En Tierra Hostil —para mí algo sobrevalorada y un par de escalones por debajo de su nuevo trabajo—, narra la historia con un estilo que tiende al documental, sin entrar en valoraciones y dejando que sea el espectador el que juzgue lo que está viendo. De este modo nos muestra las torturas a los terroristas capturados, a altos mandos que intentan salvar sus traseros y toman decisiones en función a la ideología de sus superiores, la hipocresía política o las operaciones especiales basadas en una estadística, aunque siempre siendo el espectador el que decida, a través de lo que le están mostrando, si el fin justifica los medios.

Pero La Noche Más Oscura no llegaría al nivel de extraordinaria película si únicamente se dedicara a brindar información. La nueva cinta de Bigelow es potente, entretenida, crea tensión, está bien narrada, posee secuencias memorables y las escenas del desenlace, a pesar de saberse de antemano, son magníficas, muy bien resueltas cinematográficamente hablando. Y, por si fuera poco, cabe destacar la actuación de Jessica Chastain. La que fuera una de las revelaciones en 2011, con nominación al Oscar incluida por Criadas y Señoras, se consolida con su brillante interpretación en esta película como una de las actrices más importantes y con mayor potencial del momento. La temporada de premios le espera con los brazos abiertos. A ella y a La Noche Más Oscura.



(Título: La Noche Más Oscura; Dirección: Kathryn Bigelow; Reparto: Jessica Chastain, Joel Edgerton, Taylor Kinney, Kyle Chandler, Jennifer Ehle, Mark Strong, Chris Pratt, Mark Duplass, Harold Perrineau, Jason Clarke, Édgar Ramírez, Scott Adkins, Frank Grillo, Lee Asquith-Coe, Fredric Lehne, James Gandolfini y Reda Kateb; Género: Thriller; Premios: cinco nominaciones a los Oscar en 2013 —película de drama, guión original, montaje, efectos sonoros y actriz [Jessica Chastain]—, un Globo de Oro a mejor actriz de drama, tres National Board of Review —película, dirección y actriz—, tres premios del Círculo de Críticos de Nueva York —película, dirección y fotografía— y dos Critics Choice Awards —actriz y montaje—; Valoración: 8)

Un magnífico homenaje a los videojuegos

INSERT COIN. Suele ser muy habitual ver cómo las películas, ya sean de animación, aventuras, acción o cualquier tipo de género, lanzan su propio videojuego. También se ha dado en más de una ocasión el proceso inverso: un título muy popular en el mundo de las consolas es llevado a la gran pantalla, tal y como sucedió con Tomb Raider, Street Fighter o Resident Evil. Lo que nunca antes se había hecho es crear un universo paralelo al nuestro en el que los personajes de unos recreativos conviven los unos con los otros y utilizan los diferentes escenarios de todos esos juegos para realizar sus tareas cotidianas fuera del trabajo, utilizando los cables de los enchufes para trasladarse, como si de un metro se tratara.

Ahí radica la originalidad de ¡Rompe Ralph!, un malo marginando por sus propios compañeros tras treinta años rompiendo cosas. En su afán por sentirse aceptado hará todo lo que esté en sus manos, como asistir a una terapia en grupo organizada por el Comecocos o adentrarse en otros videojuegos algo más violentos que el suyo para conseguir una medalla que le acredite como un héroe. Por supuesto, este mundo existente en el interior de las máquinas arcade tiene sus propias reglas, ligadas en gran medida al universo de la diversión electrónica. 

Este magnífico homenaje a los videojuegos agradará a grandes y pequeños. Los primeros recordarán y añorarán esos grandes títulos con los que pasaron tantas horas de su infancia y los segundos disfrutarán de una historia tan sencilla como original, con un claro mensaje: una persona es lo que le dicta su interior, no cómo le vean los demás. Y ambos reirán y se entretendrán con la que posiblemente sea la mejor película de animación desde Toy Story 3, aunque también es cierto que a una cierta distancia de esta última. GAME OVER.



(Título: ¡Rompe Ralph!; Director: Rich Moore; Doblaje: John C. Reilly, Jack McBrayer, Jane Lynch, Sarah Silverman, Alan Tudyk, Stefanie Scott, Ed O'Neill, Mindy Kaling, Adam Carolla, Horatio Sanz, Dennis Haysbert, Edie McClurg, Rachel Harris, Roger Craig Smith, Gerald C. Rivers, Reuben Landon, Kyle Hebert y Jamie Elman; Género: Animación; Premios: nominada al Oscar a mejor película de animación en 2013, cinco Annie  —película, dirección, guión, doblaje [Alan Tudyk] y música— y un National Board of Review y un Critics Choice Awards al mejor largometraje de animación; Valoración: 7,5)