Historia de los Juegos Olímpicos: Helsinki 1952

Los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 volvieron a batir nuevamente el récord de participación con 4.955 deportistas de 69 países que compitieron en 17 deportes desde el 19 de julio al 3 de agosto. También fue el regreso a la cita olímpica de Japón y Alemania, mientras que la URSS decidió participar por primera vez. Paavo Nurmi, ganador de nueve medallas olímpicas y al que no le dejaron competir en 1932 acusado de profesionalismo, fue el portador de la antorcha en la ceremonia de apertura. A Avery Brundage, nuevo presidente del COI e implacable perseguidor del profesionalismo, no le sentó nada bien este hecho, pero no le quedó más remedio que aceptarlo.

Estadio Olímpico de Helsinki.
Helsinki 1952 sorteó los problemas políticos de la época y los Juegos se celebraron con total normalidad. Hay que recordar que en aquellos años se vivían los momentos más críticos de la Guerra Fría, ya que las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética estaban en su peor momento como consecuencia de la Guerra de Corea, Alemania aún estaba dividida en zonas de ocupación y se proclamo la República Popular de China. En los Juegos compitieron por separado la RFA y el Protectorado de Sarre, mientras que la RDA no recibió invitación. Por su parte, el COI reconoció tanto el gobierno de la China Popular como el da la China Nacionalista, pero sólo los primeros aceptaron la invitación.

Logo de Helsinki 1952.
La organización de Helsinki 1952 fue perfecta y ayudó a asentar los Juegos Olímpicos. Se utilizó el Estadio Olímpico, que contaba con una torre de 72 metros de altura que ofrecía una visión panorámica de la ciudad, y se amplió su aforo hasta los 70.000 espectadores. También se construyó el aeropuerto internacional de Helsinki-Vantaa, una Villa Olímpica para 6.000 deportistas con sectores masculinos y femeninos y una secundaria  rodeada de alambres de espino y guardias para atletas soviéticos. El gobierno de la Unión Soviética quiso convertir los Juegos en una herramienta de propaganda, pero no quería contactos entres sus deportistas y los del mundo occidental. Sin embargo, en la final de lanzamiento de pértiga, el estadounidense Bob Richards felicitó a los competidores soviéticos, estos le devolvieron el saludo y a partir de ahí se rompió el hielo y los atletas de ambos bloques confraternizaron libremente, al menos en las canchas.

Emil Zátopek.
Helsinki 1952 pasó a ser la edición donde más récords olímpicos y mundiales se batieron, una marca que no fue superada hasta Pekín 2008. Estados Unidos dominó el medallero, mientras que el checo Emil Zátopek, apodado la locomotora humana, se convertía en el gran protagonista al imponerse en las pruebas de 5.000 y 10.000 metros y maratón, donde nunca había competido antes. Además, su esposa Dana Zatopkova se alzó con el triunfo en el lanzamiento de jabalina. La danesa Lis Hartel, aquejada de polio, logró la primera medalla de una mujer en hípica, al ganar la plata en doma individual. Ya en gimnasia, la soviética Maria Gorokhovskaya consiguió medalla en las siete pruebas en las que participó -dos oros y cinco platas- y su compatriota Viktor Chukarin ganó cuatro oros.

Ferenc Puskás.
La Hungría de Puskás, Kocsis, Czibor o Bozsik, uno de los mejores equipos de la historia del fútbol, ganó el torneo de fútbol, anticipando el subcampeonato mundial que lograría dos años más tarde. En cuanto a España, envió 27 deportistas, de los cuales, el policía Ángel León consiguió la medalla de plata en pistola libre. En Helsinki 1952 también debutó el gimnasta Joaquín Blume a sus 19 años. Con el tiempo se convirtió en uno de los mejores deportistas de la historia de España, pero su prematura muerte en un trágico accidente de avión le impidió coronarse en unos Juegos Olímpicos.

Historia de los Juegos Olímpicos: Londres 1948

Tras un paréntesis de doce años como consecuencia de la II Guerra Mundial, los Juegos Olímpicos volvieron a celebrarse en 1948. Tres años antes, en 1945, el COI decidió que los organizara Londres, que ya iba a ser sede en los de 1944. Al pueblo británico no le sentó muy bien esta designación porque pensaba más en la supervivencia que en celebraciones. De hecho, estos Juegos fueron conocidos como los de la austeridad, ya que Inglaterra aún estaba recuperándose de los destrozos de la guerra. No se construyeron nuevas instalaciones, sino que se aprovecharon las ya existentes, como el estadio de Wembley o la piscina Empire Pool. Para las residencias de los atletas se habilitaron colegios, antiguos cuarteles militares e incluso barracones.

Wembley.
Se adaptó el estadio de Wembley, de 100.000 localidades, construyéndose una pista de ceniza para las pruebas de atletismo, mientras que el Támesis acogió las pruebas de remo y piragüismo. Por su parte, como ocurrió en la I Guerra Mundial, los derrotados, Alemania y Japón, no participaron, si bien tampoco estaban en condiciones de hacerlo. La URSS declinó tomar parte en los Juegos, pero sí lo hicieron algunos de los países con regímenes comunistas situados tras el Telón de Acero, aunque algunos de sus deportistas aprovecharon su presencia en Londres para desertar.

Logo de Londres 1948.
La ceremonia de apertura fue televisada por primera vez y pudo ser seguida por 500.000 espectadores y a pesar de los problemas ocasionados por la guerra, se batió el número de naciones participantes, con un total de 59 países que aportaron 4.104 deportistas para competir del 29 de julio al 14 de agosto en 17 deportes. Como era de esperar, los Juegos fueron muy pobres en cuestión de marcas, ya que algunos atletas murieron durante la contienda y otros habían perdido sus mejores años y no encontraron las condiciones necesarias para prepararse. Sólo la tiradora húngara Ilona Elek y el palista checo Jan Brzak lograron revalidar sus títulos de 1936.

Fanny Blankers-Koen.
La estrella de esta edición fue Fanny Blankers-Koen, una ama de casa de 32 años con dos hijos. Logró clasificarse para las seis pruebas de atletismo, pero, debido a las reglas de la época, solo pudo participar en cuatro de ellas: 100, 200 y 4x100 metros y 80 metros vallas. Ganó en todas ellas, logrando además el récord del mundo en los 80 metros vallas. Por su parte, el checho Emil Zátopek, la locomotora humana, ganó el oro en los 5.000 y 10.000 metros, mientras que la francesa Micheline Oestermeyer, pianista de profesión, se alzó con la victoria en lanzamiento de peso y jabalina. Un joven de 17 años, el norteamericano Robert Bruce Mathias, ganó el decatlón y el belga Gailly fue el primero en llegar al estadio en la maratón con claros signos de agotamiento, un hecho que aprovechó el argentino Delfo Cabrera para superarle ya en la pista de atletismo y hacerse con el oro.

Karoly Tackács.
Al margen del atletismo, tuvo lugar la primera carrera femenina de canoas, con triunfo final para la danesa Karen Hoff. El húngaro Karoly Tackács, que había perdido la mano derecha al estallarle una granada y estuvo entrenando desde entonces con la mano izquierda, ganó el oro en la prueba de pistola rápida de fuego. En cuanto a España, regresó a los Juegos Olímpico con un equipo de 70 deportistas. José Navarro Morenés, Jaime García Cruz y Marcelino Gavilán ganaron la medalla de plata en el concurso hípico de saltos por equipos. Estados Unidos volvió a reinar en el medallero.

Historia de los Juegos Olímpicos: Berlín 1936

Barcelona era la gran favorita para adjudicarse los Juegos Olímpicos de 1936, pero la proclamación de la República asustó a los miembros más conservadores del COI y Berlín fue elegida sede casi dos años antes del nombramiento de Hitler como Canciller. Hubo muchas protestas por las políticas antisemitas del III Reich e incluso Estados Unidos realizó un intento de boicot, pero acabó participando tras la promesa de Alemania de incluir atletas judíos en su equipo -finalmente sólo seleccionaron a la tiradora Helene Mayer-. Durantes las fechas olímpicas, del 1 al 16 de agosto, se interrumpieron las persecuciones y al menos en Berlín se eliminó la propaganda antisemita.

Olympiastadion.
Hitler aprovechó el evento para demostrar al mundo la magnificencia del nazismo y encargó un elaborado programa de difusión al ministro de propaganda Joseph Goebbes, quien a su vez encargó la puesta en escena de la ceremonia de apertura a Albert Speer y la supervisión y filmación a la fotógrafa Leni Riefenstahl, debutando de esta manera la televisión en unos Juegos Olímpicos, aunque fuera en circuito semicerrado para pantallas públicas.

Logo de Berlín 1936.
También se construyeron el Olympiastadion, con capacidad para 110.000 espectadores, una enorme serie de instalaciones secundarias y una Villa Olímpica de 110 edificios. Se trató de acentuar la vinculación de los Juegos a la Grecia Olímpica para vincular de la misma manera a esta última con la Alemania Nazi y como muestra del poderío alemán, el celebre dirigible Hindenburg sobrevoló el estadio en la ceremonia de apertura unos minutos antes de la llegada de Hitler. Finalmente, 4.066 deportistas de 49 países -España no envió delegación al verse inmersa en plena Guerra Civil- compitieron en 19 deportes diferentes y los Juegos de Berlín 1936 fueron considerados los mejor organizados hasta la fecha y la película que los inmortalizó, Olympia, marcó un antes y un después en el tratamiento de la imagen del deporte.

Jesse Owens.
La gran estrella fue el atleta negro Jesse Owens, que se proclamó campeón olímpico en 100, 200 y 4x100 metros y salto de longitud, igualando el récord de Alvin Zraenzlein de cuatro oros en atletismo en una misma edición de los Juegos -Carl Lewis se añadiría a este selecto club en Los Angeles 1984-. Existe el mito de que Hitler rehusó dar la mano a Owens, pero lo cierto es que el Führer sólo felicitó personalmente a los dos primeros campeones y a partir de entonces a nadie más, ni siquiera a los deportistas alemanes. El propio Owens afirma que cuando pasó frente al palco de honor, Hitler se levantó, saludó con la mano y él le devolvió la señal, y que más tarde recibió una felicitación oficial del gobierno alemán. Sin embargo, el presidente Franklin Roosevelt no invitó al atleta a la celebración en la Casa Blanca, llegando Owens a asegurar que sintió más racismo en Estados Unidos que en Alemania.

Rie Mastenbroek.
Otra de las leyendas urbanas es que los Juegos Olímpicos fueron un momento de humillación para el régimen nazi porque varios atletas negros ganaron un gran número de metales. En realidad no fue así, ya que el país anfitrión ganó más medallas que los demás países y Hitler quedó satisfecho con el resultado. Berlín 1936 también dejó otros momentos, como la actuación en hípica del militar alemán Konrad von Wangenheim con un brazo roto, o protagonistas, como el gimnasta alemán Konrad Frey, que conquistó tres oros, y la nadadora holandesa Rie Mastenbroek, ganadora de tres oros y una plata. Además, el baloncesto y el balonmano fueron incluidos en el programa olímpico.

Selección de fútbol de Perú.
La polémica se centró en el fútbol. Alemania y Perú se enfrentaron en cuartos de final y el partido llegó a la prórroga. La selección sudamericana terminó ganando por 4-2, a pesar de que le anularon tres goles en el tiempo extra. Austria pidió la revancha alegando que los aficionados peruanos habían irrumpido en el terreno de juego y que los jugadores del equipo contrario habían maltratado a los suyos incluso paseando una pistola por el campo. Perú fue notificada de esta situación y trató de ir a la reunión asignada, pero se retrasaron por un desfile alemán y no fueron escuchados, por lo que el COI y la FIFA decidieron repetir el encuentro. Como señal de protesta por estas acciones, las delegaciones olímpicas de Perú y Colombia se retiraron de los Juegos, mientras que las de Argentina, Chile, Uruguay y México expresaron su solidaridad con Perú.

El show de Battle Royale

Siempre aconsejo ir al cine sin prejuicios de ningún tipo -una de las principales cuestiones que me obliga a preguntarme por qué demonios escribo críticas en este blog o en donde sea-, un consejo que todo el mundo debería aplicarse antes de ver Los Juegos del Hambre. La gente habla de una adaptación de una serie de novelas para adolescentes de género fantástico en la que no falta el típico romance. ¿A que les recuerda a una saga de vampiros y hombres lobos? Una vez vista la película, puedo decir que no tiene nada que ver con Crepúsculo.

¿Romance? Nada que vaya más allá del que podemos encontrar en el 90% de las historias que se han llevado a la gran pantalla. ¿Acción? Mucha más que en la saga de Kristen Stewart y Robert Pattinson. ¿Público adolescente? Tanto como decir que Toy Story, Shrek, Ice Age, El Rey León, Wall-e o Los Intocables son películas exclusivamente para niños. ¿Algo más? Aunque parezca mentira, en Los Juegos del Hambre encontramos una gran actuación de Jennifer Lawrence, que ya sorprendió a todos en Winter's Bone, y un transfondo político en el que la minoría rica somete a la mayoría pobre.

La historia nos lleva al futuro, donde el gobierno o Capitolio ejerce un riguroso control sobre los doce distritos que se sublevaron unos años antes. Para recordar que esos Días Oscuros no deben volver a repetirse, cada distrito debe enviar a un chico y una chica de entre 12 y 18 años para participar en los Juegos del Hambre, que son televisados y se celebran anualmente. Se trata de una lucha a muerte en la que sólo puede quedar un superviviente, en una mezcla entre El Show de Truman y Battle Royale. Una historia futurista, trepidante, entretenida y llena de acción que ya se ha convertido en un éxito de taquilla.



(Título: Los Juegos del Hambre; Director: Gary Ross; Reparto: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Elizabeth Banks, Stanley Tucci, Liam Hemsworth, Woody Harrelson, Donald Sutherland, Toby Jones, Lenny Kravitz, Wes Bentley, Paula Malcomson e Isabelle Fuhrman; Género: Ciencia ficción; Premios: un Critics Choice Awards a Jennifer Lawrence como mejor actriz de acción en 2013; Valoración: 7,5)

Historia de los Juegos Olímpicos: Los Angeles 1932

Los Juegos Olímpicos regresaban a América tras 28 años en Europa. En esta ocasión la sede elegida fue Los Angeles, que observaba orgullosa la época dorada de las superproducciones de Hollywood, un panorama que contrastaba con el del resto del mundo, azotado por la Gran Depresión. Este hecho, sumado al largo viaje que tenían que realizar los europeos, provocó que se redujera considerablemente el número de países (37) y deportistas (1.332) participantes respecto a la edición anterior o que el torneo de fútbol se tuviera que suspender por falta de equipos. Incluso el COI tuvo que ayudar económicamente a varios deportistas al proveerlos de alimentos y transporte, lo que produjo una gran controversia, ya que se prohibió participar a Paavo Nurmi. El finlandés volador no pudo seguir coleccionando metales porque si recibía ayudas en efectivo para el viaje, habría dejado de tener estatus de deportista amateur.

Memorial Coliseum.
A pesar de esta gran crisis económica, Estados Unidos y la industria del cine echaron el resto por razones de prestigio nacional y comercial. La ceremonia de apertura, en el Memorial Coliseum ante 105.000 espectadores, fue planeada y dirigida por el director Cecil B. De Mille, experto en grandes producciones, y resultó ser la más lujosa hasta la fecha. Al final, los Juegos arrojaron un superávit de un millón de dólares y en las gradas fueron asiduos muchas de las grandes estrellas de la época. También se suspendió la Ley Seca para que los equipos europeos pudieran importar vino.

Logo de Los Angeles 1932.
El mayor aporte de Los Angeles 1932 fue la edificación de la primera Villa Olímpica propiamente dicha. Ya no se trataba de una serie de barracones, sino de un conjunto de cincuenta casas del estilo colonial español, pero la segregación a las mujeres fue tan rotunda que ni se dejó entrar a la cocinera del equipo finlandés. Todas ellas fueron alojadas en un hotel de lujo llamado Chapman Park. Además, en esta edición de los Juegos se utilizó por primera vez la photo finish y el cronometraje automático, se implementó el podio de tres niveles en las ceremonias de entrega de medallas y el izado de la bandera nacional del ganador de cada prueba y se concentró el evento en dos semanas, del 30 de julio al 14 de agosto, en las que los deportistas compitieron en 14 deportes diferentes.

Babe Didrikson.
Se batieron hasta 18 records del mundo y Estados Unidos reinó en el medallero final, mientras que los grandes protagonistas fueron los nadadores japoneses, liderados por Kusuo Kitamura, que rompieron el histórico dominio de Estados Unidos en su propio territorio. Aunque la gran estrella de los Juegos fue por primera vez una mujer. La norteamericana Babe Didrikson, de 18 años, calificó para las cinco pruebas de atletismo, pero sólo pudo participar en tres de ellas, logrando el oro en los 80 metros vallas y lanzamiento de jabalina y la plata en salto de altura. Su compatriota Eddie Tolan se impuso en los 100 y 200 metros, mientras que la polaca Stanislawa Walasiewicz ganó el oro en los 100 femeninos. Cuando fue asesinada en un atraco a mano armada en 1980, tras lograr también una plata en 1936, se descubrió que tenía órganos genitales masculinos.

Santiago Amat.
La nadadora estadounidense Helene Madison y el gimnasta italiano Romeo Neri ganaron tres oros cada uno, el policía sueco Ivar Johansson logró tres medallas en lucha, su compatriota Carl Westergren consiguió su tercer título olímpico en grecorroma, cada uno de ellos en categoría diferente, y España envió seis deportistas con un balance de una medalla de bronce, la obtenida por Santiago Amat en monotipo olímpico de vela. El gesto de juego limpio lo protagonizó la tiradora británica Judy Guinness, que perdió el oro al hacerles ver a los jueces que había comprobado que su adversaria austriaca Ellen Preis le había tocado dos veces. Por último, el jinete japonés Takeichi Wishi logró el único oro para su país hasta la fecha en el concurso individual de saltos y en 1945 murió como oficial defendiendo la isla de Iwo Jima.

Tocado y hundido

Cuando uno se sienta en su butaca y descubre que tiene a su lado al tío más voceras del cine, de esos que tienen que comentar cada escena, hacer sus propias gracias, reírse en dolby soundround y aplaudir cuando los buenos ganan a lo malos, ya sospecha que su elección no ha sido acertada, al menos a la hora de elegir asiento. Comienza la película y no está del todo mal. Golpes de humor graciosos, una chica guapa, actores conocidos de Friday Night Lights y unos magníficos efectos especiales. Hasta ahí, Battleship es más que aceptable. AGUA.

Y como en toda película de invasión extraterrestre o catástrofe natural, llega la acción, la batalla o la lucha por la supervivencia. Demasiado ruido, demasiada confusión, demasiado cliché. Prefiero no incluir spoilers en la crítica, pero podría enumerar cada detalle y escena sin problemas porque nada te sorprende en esta película, todo es demasiado previsible, como si jugaras a Hundir la Flota con un niño de tres años que te estuviera enseñando todo el rato dónde tiene situados sus barquitos. TOCADO.

A mitad de la película uno ya se da cuenta de que ha entrado en una dinámica aburrida de continuos efectos especiales sin sentido. Estos ya no impresionan y los golpes de humor ya llegan con cuentagotas. Sin los dos elementos que salvan a Battleship, uno espera con impaciencia que el tipo de al lado se ponga a aplaudir de una vez. Por supuesto, lo hace con tanta efusividad que a uno le entran tentaciones de decirle que sólo se trataba de una película, al mismo tiempo que desea que Rihanna se dedique exclusivamente a la música y no vuelva a probar como actriz. Las invasiones de extraterrestres ya no son tan entretenidas como Independence Day. TOCADO Y HUNDIDO.



(Título: Battleship; Director: Peter Berg; Reparto: Taylor Kitsch, Liam Neeson, Alexander Skarsgård, Brooklyn Decker, Josh Pence y Rihanna; Género: Ciencia ficción; Valoración: 4,5)

Dragones, intrigas y espadas

Conspiraciones, intriga, dragones, magia, acción, violencia, reyes, gigantes, lobos huargo, castillos, muros de 300 varas, salvajes, espectros, caballeros, hermanos juramentados, esclavos, honor, bandidos, enanos, princesas, fuego valyrio, espadas, mercenarios, dothrakis, guerras, muerte, siete reinos, ciudades libres, nuevos y antiguos dioses, traición, secretos, eunucos, doncellas, bastardos y un trono de hierro. Todo ello lo encontramos en Juego de Tronos, cuya segunda temporada llega hoy a España a través de Canal +.

Se trata de la adaptación de la saga Canción de Hielo y Fuego de George Martin, que sitúa la historia en un mundo ficticio medieval donde la lucha por el poder mueve los hilos de los protagonistas. Las novelas, como es evidente, detallan con más precisión el comportamiento de los personajes y describen con más detenimiento cada suceso o acción, pero esta nueva obra maestra de la HBO safisface plenamente a sus lectores, al menos en mi caso. La adaptación de los escenarios y sus protagonistas es extraordinaria, con actuaciones que valen Globos de Oro y con una historia que se mantiene fiel al libro. 

Que nadie espere algo parecido a El Señor de los Anillos o la típica historia entre el bien y el mal. En Juegos de Tronos la magia sólo aparece en momentos puntuales y todos sus protagonistas tienes sus razones para hacer lo que hacen. Tampoco esperen una acción trepidante, ya que aquí la trama se masca pausadamente, otorgándole a la historia un suspense que les mantendrá en vilo delante de la pantalla o el libro. Y un consejo: eviten tener un personaje favorito, podría ser el siguiente en morir. Se acerca el invierno...

Historia de los Juegos Olímpicos: Amsterdam 1928

Amsterdam logró ser elegida sede de los Juegos Olímpicos en su tercer intento, aunque la organización tropezó con la oposición de los sectores religiosos más conservadores y la abstención, por influencia de estos, de la Casa Real y parte de la banca, lo que dificultó su financiación. Se acusaba a los Juegos de neopaganismo, pero a pesar de ello, el pueblo holandés se volcó y cubrió el presupuesto a base de suscripciones. Por tanto, el 17 de mayo tuvo lugar la ceremonia de apertura, encendiéndose el pebetero por primera vez en la historia con la llama olímpica, que se mantuvo viva hasta el 12 de agosto.

Olympisch Stadion.
Alemania y Austria fueron readmitidas como ejemplo de que la paz se había reestablecido en el mundo, lo que provocó que Francia no participara en el desfile de naciones como protesta. En esta ocasión fue Grecia, como cuna del Olimpismo, la que desfiló en primer lugar, siendo la anfitriona, en este caso los Países Bajos, la última, un protocolo que se mantiene hasta nuestros días. Hasta 3.014 atletas de 46 países que posteriormente competirían en 14 deportes desfilaron por el Olympisch Stadion.

Logo de Amsterdam 1928.
Estos fueron los primeros Juegos Olímpicos no liderados por Pierre de Coubertin, que dejó la presidencia del COI en 1925 y cuya presencia se echó de menos al ausentarse por enfermedad. Por su parte, Adidas introdujo sus productos por primera vez en una cita olímpica y Coca-Cola apareció como patrocinador. Además, hasta 28 naciones ganaron un oro, un récord no superado hasta 40 años después, aunque Estados Unidos volvió a imponerse en el medallero final.

La principal novedad fue la inclusión del atletismo femenino a pesar de la oposición del COI, de la Federación Internacional, de Coubertin y del Papa Pío XI, aunque su participación se limitó a cinco pruebas. Debido a la falta de entrenamiento de varias atletas, hubo varios desfallecimientos en los 800 metros, lo que provocó que las distancias superiores a los 400 metros fueran suprimidas hasta 1960 en categoría femenina. En esta edición de los Juegos llegaron a participar 290 mujeres, más del doble que en Paris 1924.

Percy Williams.
El finlandés Paavo Nurmi logró un nuevo oro en los 10.000 metros y dos platas en los 5.000 metros y en los 3.000 obstáculos, convirtiéndose en el atleta más laureado de la historia de los Juegos Olímpicos con un total de nueve oros y tres platas. Hasta la fecha, sólo Carl Lewis ha sido capaz de igualar esos nueve títulos olímpicos, aunque el hijo del viento sólo suma una plata en su palmarés. Por su parte, el canadiense Percy Williams fue el rey de la velocidad al coronarse campeón de los 100 y 200 metros, mientras que la anécdota de Amsterdam 1928 la protagonizó el remero australiano Herni Pearce, que detuvo su marcha en una prueba para dejar pasar a una familia de patos.

Helena Nordheim.
El actor Johnny Weissmüller logró otros dos títulos olímpicos en natación; Asia ganó sus dos primeras medallas de oro gracias a los japoneses Mikio Oda, en triple salto, y Yoshikuyi Tsuruta, en natación; la realeza estuvo presente en lo más alto del podio por primera vez en la historia gracias al príncipe Olaf de Noruega -vela-; se confirmó la supremacía sudamericana en el fútbol, con una final en la que Uruguay se impuso a Argentina; India ganó el primero de sus seis oros consecutivos en hockey hierba; el egipcio Ibrahim Moustafa fue el primer no europeo que se alzó con la victoria en lucha grecorromana; Luigina Giovatti se convirtió en la más joven medallista de la historia al ganar la medalla de plata en gimnasia como integrante del equipo italiano a sus 11 años y 302 días de edad; y Helena Nordheim, asesinada en 1943 en un campo de exterminio nazi, logró un oro para Alemania en gimnasia.

España envió 82 deportistas y logró la segunda medalla de oro en unos Juegos Olímpicos al imponerse en el Gran Premio de las Naciones de Hípica. Los capitanes de Caballería José Navarro Morenés, José Álvarez de Asturias y Julio García Fernández, a lomos de Zapatero, Zalamero y Revistada, subieron a lo más alto del podio en la última jornada de Amsterdam 1928.

José Álvarez de Asturias, Julio García Fernández y José Navarro Morenés.

Historia de los Juegos Olímpicos: París 1924

Pierre de Coubertin quería sacarse la espina del fracaso que supuso París 1900 y prácticamente impuso la elección de la capital francesa como sede de los Juegos Olímpicos de 1924, alegando que próximamente se retiraría de la presidencia del COI. Esta nueva cita olímpica tuvo lugar del 4 de mayo al 27 de julio y en ella tomaron parte 3.089 atletas de 44 países, que compitieron en 17 deportes diferentes. Por primera vez en la historia se utilizó el eslogan olímpico Citius, Altius, Fortius, que traducido significa más rápido, más alto, más fuerte.

Estadio de Colombes.
Para las pruebas de atletismo y fútbol se edificó el Estadio de Colombes, con capacidad para 45.000 espectadores, y que posteriormente sería sede del Mundial de fútbol de 1938 y escenario de clausura del Tour de Francia durante varios años. También se construyó el primer precedente de Villa Olímpica, que consistía en una serie de barracones que no fueron muy populares entre los atletas. Las 136 mujeres participantes tuvieron que alojarse en otros lugares. De hecho, Estados Unidos hospedó a sus chicas a varios kilómetros de París para alejarlas de las tentaciones de la capital gala. Además, ésta fue la primera edición de los Juegos Olímpicos en la que se utilizó un logo propio.

Logo de París 1924.
Al igual que en Amberes 1920, Alemania tampoco tomó parte en los Juegos. Coubertin era partidario de su inclusión, pero acabó desistiendo de su empeño al convencerse de que el revanchismo francés tras la Primera Guerra Mundial podía causar grandes dificultades. Por su parte, Irlanda participó por primera vez como equipo independiente y España envió a 107 deportistas, destacando la presencia de las dos primeras mujeres, las tenistas Lili Álvarez, que alcanzó los cuartos de final en individuales, y Rosa Torras. La actuación de la delegación española fue discreta y no se obtuvieron medallas, aunque el equipo de polo y Santiago Amat, en la clase finn de vela, estuvieron a las puertas del podio al lograr ser cuartos.

Cartel de Carros de Fuego.
París 1924 quedó inmortalizado para siempre con la película Carros de Fuego (1981), que narra la historia de los británicos Eric Lidell y Harold Abrahams, campeones olímpicos en 400 y 100 metros, respectivamente. Pero ésta no fue la única incursión de la industria cinematográfica en estos Juegos, ya que el nadador estadounidense Johnny Weissmüller, ganador de tres oros en natación y un bronce en waterpolo, inició posteriormente su carrera como actor y fue considerado el Tarzán más popular del cine.

Paavo Nurmi.
Pero si por algo se caracterizó esta edición de los Juegos Olímpicos fue por la gran actuación de los finlandeses voladores, a pesar de que Estados Unidos dominó el medallero. Paavo Nurmi ganó los 1.500 y 5.000 metros, con una hora de diferencia entre ambas pruebas. También logró el oro en cross y en cross y 3.000 obstáculos por equipos, en los que también estuvo presente Ville Ritola, que a nivel individual fue campeón en los 10.000 metros y en los 3.000 obstáculos y segundo en los 5.000 metros y en cross. Albin Senroos coronó la gran actuación finlandesa con un oro en la maratón.

Historia de los Juegos Olímpicos: Amberes 1920

Los Juegos Olímpicos volvieron a celebrarse en 1920 una vez finalizada la Primera Guerra Mundial. Las potencias perdedoras de la misma, como Alemania y Austria, fueron excluidas, mientras que Amberes fue elegida sede como homenaje a los heridos en la guerra al tratarse de la ciudad mártir de la contienda. El presupuesto organizativo fue escaso, pero se completó con aportaciones personales e incluso se construyo el Estadio Olímpico de Amberes.

Estadio Olímpico de Amberes.
En la ceremonia de apertura hubo dos novedades muy importantes: el juramento olímpico de los atletas, redactado por Coubertin, y el izado de la bandera olímpica como un símbolo de la paz. Además, por primera vez, los deportistas sólo pudieron participar en los Juegos a través de los Comités Olímpicos Nacionales. Esta edición tuvo lugar del 20 de abril al 12 de septiembre y en ella compitieron 2.669 atletas de 29 países diferentes, entre los que se encontraba España. El programa creció en esta ocasión hasta los 22 deportes.

Nedo Nadi.
El gran protagonista de Amberes 1920 fue el italiano Nedo Nadi, que ganó el oro en cinco de las seis pruebas de esgrima, mientras que la estadounidense Ethelda Bleibtrey se alzó con la victoria en las tres pruebas de natación femenina. Por su parte, su compatriota Willis Lee logró cinco oros, una plata y un bronce en tiro y el nadador hawaiano Duke Pahoa Kahanemoku introdujo lo que hoy conocemos como estilo libre. También hizo su debut el finlandés Paavo Nurmi, considerado uno de los mejores deportistas de la historia, que se hizo con el oro en los 10.000 metros, cross y cross por equipos, además de ser plata en los 5.000 metros.

Selección española de fútbol.
En cuanto a la participación española, las selecciones de polo y fútbol lograron la medalla de plata. En esta época aún no existía el Mundial de fútbol, así que los Juegos Olímpicos eran considerados como tal. España logró imponerse en el torneo por la medalla de plata tras caer en cuartos de final con la anfitriona Bélgica, a la postre medalla de oro, y de su actuación nació la leyenda de la Furia. Alguno de los integrantes de aquel equipo fueron Zamora, Pichichi, Samitier o Sabino. Por su parte, la selección de polo estaba formada por aristócratas como el duque de Alba o el marqués de Villabrágima.

Historia de los Juegos Olímpicos: Estocolmo 1912

Había quien pensaba que la idea de los Juegos Olímpicos debía ser abandonada porque se alejaban de su propósito inicial y creaban más discordia que amistad entre las naciones participantes, pero Estocolmo 1912 demostró que estaban equivocados. Fueron los Juegos más brillantes y mejor organizados de esa época, aunque hubo que hacer frente a algunas peculiaridades locales, como la de retirar el boxeo del programa olímpico porque estaba prohibido por ley en Suecia. También se intentó eliminar la maratón, pero el COI se negó al considerar que se trataba de la prueba más emblemática.

Estadio Olímpico de Estocolmo.
El rey Gustavo V se implicó personalmente en la organización de los Juegos Olímpicos, que tuvieron lugar desde el 5 de mayo al 22 de junio, y se construyó el Estadio Olímpico de Estocolmo, con apariencia de una fortaleza o castillo medieval y con un aforo de 32.000 localidades.  Por él desfilaron 2.547 atletas de 28 países que compitieron en 14 deportes. España, de nuevo, no envió ninguna delegación. En estos Juegos se empezó a experimentar con el cronometraje eléctrico y Estados Unidos se impuso en el medallero por un oro a Suecia, que obtuvo una magnífica actuación.

Jim Thorpe.
El gran protagonista de Estocolmo 1912 fue el estadounidense Jim Thorpe, apodado el gigante indio de Carlisle. Se proclamó campeón olímpico de decatlón y pentatlón, sin embargo, cuando regresó a Estados Unidos, apareció en un periódico una foto suya como integrante de un equipo de béisbol. Se descubrió que cobraba 70 dólares al mes y fue desposeído de sus medallas bajo la acusación de profesionalismo. Éstas pasaron a los segundos clasificados, que a su vez renunciaron a ellas como gesto de admiración al atleta americano, que no superó jamás esta pérdida y estuvo reclamando el reconocimiento de sus títulos olímpicos hasta su muerte en 1952. En Los Angeles 1984, sus nietos y herederos recibieron de Samaranch las dos medallas de oro que le habían sido retiradas.

Hannes Kolehmainen.
En Estocolmo se dio cita el primero de los finlandeses voladores. Hannes Kolehmainen fue el primer gran fondista olímpico y ganó el oro en los 5.000 y 10.000 metros y en la carrera de campo a través, además de una plata por equipos. Por su parte, en la maratón ganó por primera vez un atleta de gran estatura, McArthur, un policía montado de Sudáfrica, y el portugués Francisco Lázaro murió durante la prueba, por lo que se organizó una colecta para su familia. Además, el japonés Shizo Kanakuri desapareció y no se volvió a saber nada de él hasta 1966. Su excusa fue que se había parado a beber agua y decidió abandonar la carrera y Suecia sin avisar a la organización.

Oscar Swahn.
Entre las curiosidades de estos Juegos cabe destacar que el futuro general George S. Patton finalizó quinto en la prueba de pentatlón. Además, el futbolista Gottfried Fuchs metió diez goles en el triunfo alemán sobre Rusia por 16-0, el sudafricano Okie Lavis ganó la prueba de ciclismo de fondo en carretera en una carrera de 320 kilómetros, el sueco Carlberg logró cinco oros en tiro, mientras que su compatriota Oscar Swahn, también en tiro, se convirtió en el campeón olímpico de más edad a sus 64 años, récord que a día de hoy aún perdura. El ruso Klein y el finlandés Asikainen protagonizaron un combate de once horas en lucha y la tenista británica Edith Hannam conquistó dos oros, siendo la mujer más laureada en Estocolmo 1912.

Historia de los Juego Olímpicos: Londres 1908

Roma había sido la ciudad elegida para acoger los Juegos Olímpicos de 1908, pero la erupción del Monte Vesubio, el 7 de abril de 1907, obligó a que todos los esfuerzos italianos se centraran en la reconstrucción de Nápoles. De esta manera, se tuvo que buscar rápidamente una nueva sede. Londres, que acogía ese año la Exposición Franco-Británica, fue la sustituta. En esta ocasión, los Juegos se celebraron del 23 de abril al 31 de octubre y en ellos tomaron parte 2.035 atletas de 22 países, que compitieron en 21 deportes. España, al igual que en Atenas 1896 y San Luis 1904, no envió ninguna delegación.

Estadio de White City.
Para la cita olímpica se construyeron varias instalaciones, entre las que destaca el Estadio de White City, con capacidad para 68.000 espectadores. En la ceremonia de apertura tuvo lugar por primera vez en la historia el desfile de las naciones participantes, no exento de polémica. Los irlandeses y los finlandeses se negaron a desfilar bajo las banderas británicas y rusas, respectivamente, mientras que el abanderado de Estados Unidos se negó a reverenciar al rey Eduardo VII, iniciando una rivalidad entre británicos y estadounidenses que estuvo muy presente a lo largo de todos los Juegos.

Ray Ewry.
En la cena de clausura, Pierre de Coubertin dejó una frase para la posteridad: "Lo importante no es ganar, sino participar". Frase, por cierto, con la que yo no estoy de acuerdo. La mía sería la siguiente: "Lo importante es dar lo máximo se gane o se pierda. Lo de participar sin más dejémoslo para un karaoke". Frases al margen, Ray Ewry ganó en Londres dos oros, haciendo un total de ocho a lo largo de su carrera. Actualmente, esta cifra sólo ha sido superada por Paavo Nurmi y Carl Lewis, que poseen nueve.

Dorando Pietri.
La anécdota de los Juegos se produjo una vez más en la maratón. El italiano Dorando Pietri entró en el estadio tras 42 kilómetros de carrera y, atontado, tomó la dirección equivocada. Poco después cayó al suelo y como no fue capaz de llegar a la meta sin ayuda fue descalificado. La reina Alejandra, que estaba presenciando la prueba, le regaló una copa de oro por su esfuerzo. Para terminar, el Reino Unido fue primero en el medallero aprovechando su ventaja como país anfitrión.

Cuando los sentimientos hablan

El sábado pasado, en los instantes finales del partido entre el Real Zaragoza y el Barcelona, con 1-4 en el marcador, viví uno de los momentos más emocionantes en La Romareda: toda la afición, en una misma voz, cantando el ¡¡Alé Zaragoza, alé alé!!, el himno y el ¡¡Sí se puede!! Son ya 17 años como abonado y jamás había visto algo parecido en una situación tan crítica y siendo goleados. Si algo bueno han tenido los años de Agapito, es que el zaragocismo ha madurado de tal manera que uno tiene la más firme convicción de que volveremos a ser lo que éramos e incluso más grandes. El comportamiento de las dos últimas temporadas, quizás alguna más, está siendo ejemplar, siempre exhibiendo allá adonde vayamos nuestro orgullo de ser zaragocistas. Y tomando la frase inicial de uno de los vídeos que vienen a continuación, cuando los sentimientos hablan, sólo queda escuchar.



Historia de los Juegos Olímpicos: San Luis 1904

Pierre de Coubertin quería llevar los Juegos Olímpicos a Estados Unidos por el apoyo mostrados al movimiento olímpico desde sus inicios. Dos fueron las ciudades candidatas: Chicago y San Luis. Coubertin y el COI preferían la primera de ellas, pero finalmente el presidente Roosevelt se decantó por la ciudad de Mossouri y los Juegos volvieron a formar parte de una Exposición Universal, del 1 de julio al 23 de noviembre.

Estadio Francis Field.
Teniendo en cuenta la localización y la duración de los mismos, pocos atletas no estadounidenses pudieron acudir, lo que propició que la mitad de las pruebas no tuvieran participación internacional. Sólo 13 países y 687 atletas se dieron cita en San Luis, para competir en un total de 18 deportes. Por primera vez los terceros clasificados estuvieron presentes en la ceremonia de medallas, que desde esta edición fueron de oro para los campeones, de plata para los segundos y de bronce para los terceros.

George Poage.
En el desfile inaugural, que tuvo lugar en el Estadio Francis Fiel y fue denominado El Día Antropológico, se mostró a varios miembros de diferentes razas supuestamente inferiores en pleno ejercicio de las actividades deportivas propias de sus países. Coubertin lo calificó como "un espectáculo bochornoso" y profetizó que "el día que estas razas aprendan a practicar deporte, superarán a quienes hoy se ríen de ellos". A pesar de este hecho racista, en San Luis se coronaron los primeros campeones olímpicos negros: George Poage y Frederic Stadler, en 400 vallas y longitud, respectivamente.

Anton Heida.
Ante la falta de competencia internacional, Estados Unidos ganó con claridad en el medallero y sus deportistas fueron los más destacados. El gimnasta Anton Heida logró cinco oros -potro con arcos, barra fija, salto largo, combinado y sexatlón por equipos- y una plata -paralelas-, mientras que su compatriota George Eyser se llevó tres oros -sexatlón por equipos, paralelas y subida de cuerda de 25 pies-, dos platas -salto largo y potro con arcos- y un bronce -barra fija-. En ciclismo, Dowling se hizo con dos oros -2 y 25 millas-, tres platas -cuarto, tercio y una milla- y un bronce -media milla-.

Archie Hahn.
Archie Hahn, conocido como el meteoro de Milwaukee, fue el gran protagonista en las pruebas de atletismo. Se alzó con la victoria en los 60, 100 y 200 metros, logrando un récord olímpico de 21,6 segundos en esta última distancia que perduraría durante 28 años. Por su parte, Martin Sheridan y Ralph Rose empataron en una igualadísima final de disco y tuvieron que realizar un lanzamiento de desempate que decantó la victoria para el primero de ellos.

Fred Lorz.
La polémica se centró en la maratón, a la postre la prueba más recordada. Fred Lorz entró primero en la meta, pero poco después se descubrió que había hecho parte del recorrido en coche. Por tanto, la victoria pasó a manos de Thomas Hicks, que recibió varias inyecciones de estricnina durante la prueba, ya que los participantes tuvieron que sufrir una ruta sin asfaltar mezclada con el sofocante calor y la polvareda que levantaban los automóviles de los jueces y periodistas que seguían la prueba.