De ninguna manera Golpe de Efecto será recordada como la mejor cinta del año, ni siquiera del mes, pero es una película que funciona y entretiene, incluso con el hándicap de contar con un guión que se aleja bastante de la genialidad. De hecho, el mayor defecto de esta historia, con la que Robert Lorenz debuta como director, es que el espectador se da cuenta de lo que va a pasar antes de que suceda. No importa, ya que uno disfruta viendo cómo se llega a esa determinada situación que todos esperamos.
La culpa de ello la tienen las soberbias actuaciones de todo el reparto y la química existente entre todos ellos, lo que dota a la película de un realismo excepcional. Justin Timberlake crece con cada trabajo, Amy Adams pide a gritos un Oscar —ya ha estado nominada en tres ocasiones— y celebro haber visto a John Goodman más veces en la gran pantalla en los dos últimos años que en los diez anteriores juntos. ¿Y qué decir de Clint Eastwood? Yo sólo pido que no se jubile nunca. Ni me cansaré de ver sus trabajos como director ni dejaré de disfrutar con ese personaje duro, rudo y gruñón tan característico y que dota a cada una de sus películas de una fuerza que va más allá de lo común.
Por lo demás, encontramos una entretenida historia en la que los temas principales son los efectos de la vejez y el miedo a que te sustituyan, las relaciones entre un padre y una hija distanciados, la ambición laboral o la búsqueda obligada de una nueva vida. Todo ello con el béisbol como telón de fondo, al igual que en Moneyball: Rompiendo las Reglas, pero con una gran diferencia. Esta última se centra en la tecnología y las estadísticas como un innovador método de trabajo en el arte de fichar jugadores; Golpe de Efecto defiende el trabajo de campo de los clásicos ojeadores desde la tribuna de un instituto.
(Título: Golpe de Efecto; Director: Robert Lorenz; Reparto: Clint Eastwood, Amy Adams, Justin Timberlake, John Goodman, Matthew Lillard, Robert Patrick, Chelcie Ross, Bob Gunton y Scott Eastwood; Género: Drama; Valoración: 7)