Lo primero que uno piensa tras ver Mátalos Suavemente es lo larga que se te ha hecho la película durando únicamente algo más de una hora y media y ésa nunca puede ser la primera impresión de un buen largometraje. Es una señal inequívoca de aburrimiento, bostezos y continuos cambios de postura en una butaca que cada vez se hace más incómoda al mismo tiempo que se suceden una serie de diálogos eternos.
Ése es el principal defecto de Mátalos Suavemente. Estoy seguro de que el sueño de muchos guionistas es imitar en la medida de lo posible esas conversaciones con las que nos deja embobados Tarantino, un reto bastante complejo porque se corre el riesgo de fracasar estrepitosamente si no se está a la altura. Y eso mismo sucede en esta cinta: no hay ritmo, no hay dinamismo, los diálogos no llevan a ninguna parte y la película se vuelve demasiado lenta, una cualidad a la que contribuye enormemente el desmesurado empleo de escenas relentizadas.
Pero no todo son sombras en Mátalos Suavemente, ya que la idea no es mala, alguno de los diálogos son graciosos y entretenidos, tiene más de una escena que merece la pena y el reparto está a otro nivel, encabezado por el siempre extraordinario Brad Pitt, un eterno foco brillante en medio de la oscuridad y el aburrimiento. Su interpretación se adueña de la película hasta el punto de plantearte de nuevo esa primera valoración y ver los aspectos positivos de una historia que podría haber tenido más impacto sin la lentitud de sus diálogos.
(Título: Mátalos Suavemente; Director: Andrew Dominik; Reparto: Brad Pitt, Richard Jenkins, James Gandolfini, Ray Liotta, Sam Shepard, Scoot McNairy, Ben Mendelsohn, Garret Dillahunt, Max Casella, Bella Heathcote y Vincent Curatola; Género: Thriller; Valoración: 5,5)
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