Tenía ganas de ver la película que había arrasado en Sundance y me he llevado una buena decepción. Muchos acérrimos defensores del cine independiente de Estados Unidos aclamarán la primera película como director de Benh Zeitlin, pero yo no seré uno de ellos, entre otras cosas porque no creo que una de las premisas del género sea hacer una película aburrida y Bestias del Sur Salvaje, a pesar de durar únicamente una hora y media, es tan lenta que se hace extremadamente larga.
La cinta mezcla la cruda realidad de una comunidad inundada por una tormenta, presuntamente el Katrina, con imágenes de bestias imaginarias en busca del simbolismo y lo poético, sin dejar a un lado la lección filosófica de una niña de ¡seis años! Más que ir al cine parece que hayas regresado a la escuela y te estés tragando una aburrida clase de literatura filosófica impartida por un niño pequeño disfrazado de jabalí gigante.
He de reconocer que no todo es malo en Bestias del Sur Salvaje: los primeros diez minutos, en los que presenta La Bañera, son interesantes, mientras que la fotografía y la banda sonora son de enorme calidad. Pero quizás lo más destacable de la cinta sea la joven actriz de nueve años Quvenzhané Wallis, que con una gran interpretación se muestra como uno de los grandes descubrimientos del año. Lástima que no pueda decir lo mismo de Bestias del Sur Salvaje.
(Título: Bestias del Sur Salvaje; Director: Benh Zeitlin; Reparto: Quvenzhané Wallis, Dwight Henry, Levy Easterly, Lowell Landes, Pamela Harper, Gina Montana, Nicholas Clark y Jovan Hathaway; Género: Drama; Premios: cuatro nominaciones a los Oscar en 2013 —película, director, actriz [Quvenzhané Wallis] y guión adaptado—, un Critics Choice Awards a Quvenzhané Wallis como mejor intérprete joven, ganó el Cámara de Oro en Cannes y dos National Board of Review —dirección novel y actriz revelación—; Valoración: 4,5)
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