Estamos ante la categoría más 'joven' de los Oscar. Películas como La Bella y la Bestia —una de las tres cintas de animación, junto a Up y Toy Story 3, que han sido nominadas a mejor película a lo largo de la historia—, El Rey León o Toy Story propiciaron que se creara un premio para el mejor largometraje de animación. Shrek estrenó el palmarés en 2002 y después le siguieron películas de la talla de El Viaje de Chihiro, Buscando a Nemo, Los Increíbles, Ratatouille o Wall-e. En esta edición el nivel es superior al del año pasado, en el que ganó Rango, y ¡Rompe Ralph! se presenta como la gran favorita, ya que sólo Brave (Indomable) cuenta con opciones de dar la sorpresa.
La aportación de Pixar este año llega por primera vez en forma de cuento de princesas. La productora se ha hecho con seis de las once estatuillas que se han otorgado hasta la fecha en esta categoría.
El blanco y negro llega a esta categoría de la mano de Tim Burton y Disney.
Focus Feature y LAIKA han logrado meter su película entre las nominadas. En mi opinión es la más floja de las cinco y hubiera preferido que Hotel Transilvania ocupara su lugar.
Aardman Animation, especialista en la técnica stop-motion, vuelve a sorprender con un trabajo técnico del más alto nivel para meterse de nuevo entre las películas nominadas. Ya ganó el Oscar en 2006 con Wallace & Gromit: La Maldición de las Verduras.
Walt Disney puede conseguir su primer Oscar en esta categoría sin la ayuda de Pixar gracias a este peculiar mundo de los videojuegos.
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