Brasil 3-0 Chile
Brasil no maravilla, pero tiene una cosa que nadie le puede discutir: pegada. El partido ante Chile parecía dormido y de la nada, en una jugada a balón parado, Juan saltó más que nadie para poner el 1-0. Ese gol dio pie a que la canarinha exhibiera una de sus principales armas: el contragolpe. Robinho vio solo a Kaká y éste de primeras habilitó a Luis Fabiano para que regatera a Bravo y dejará medio sentenciado el choque. Ya en la segunda parte, Robinho enmarcó su gran partido con el tercero. La conclusión es obvia: Brasil no enamora, pero sí asusta.
Brasil no maravilla, pero tiene una cosa que nadie le puede discutir: pegada. El partido ante Chile parecía dormido y de la nada, en una jugada a balón parado, Juan saltó más que nadie para poner el 1-0. Ese gol dio pie a que la canarinha exhibiera una de sus principales armas: el contragolpe. Robinho vio solo a Kaká y éste de primeras habilitó a Luis Fabiano para que regatera a Bravo y dejará medio sentenciado el choque. Ya en la segunda parte, Robinho enmarcó su gran partido con el tercero. La conclusión es obvia: Brasil no enamora, pero sí asusta.
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