Desde que el jueves pasado me enteré de que El Padrino cumplía cuarenta años, tenía claro que mi siguiente artículo sobre el séptimo arte sería un pequeño homenaje a la que para mí es la mejor película de la historia del cine. Aún recuerdo la tarde en la que descubrí esta obra maestra. Por aquel entonces estudiaba en Pamplona, donde eran habituales las tardes en las que un videoclub de los de antes, en los que el propietario tenía una gran colección y conocimientos más que suficientes para hacer recomendaciones, se convertía en el centro de todas nuestras discusiones. Pero aquel día no teníamos duda alguna, deseábamos adentrarnos en el mundo de la mafia y qué mejor que El Padrino y Uno de los Nuestros para saciar nuestro apetito. Más de seis horas frente a la televisión para soñar aquella noche con ser Michael Corleone o Henry Hill.
Lo que la mayoría de la gente no sabe es que El Padrino se pudo quedar en nada en más de una ocasión. En primer lugar, el borrador de la novela de Mario Puzo fue rechazado hasta por ocho editoriales. Y ya en el rodaje de la película, Francis Ford Coppola tuvo que mostrarse firme en sus decisiones y hacer frente a las exigencias de la productora. El pensamiento generalizado del directo y el reparto era que en cualquier momento podían ser despedidos.
Gracias a esa tenacidad de Coppola es posible relacionar el apellido Corleone con Marlon Brando, Al Pacino o Robert De Niro. Paramount llegó a decir que Brando nunca saldría en esta película, frase incluida posteriormente en la obra, pero finalmente, ante la insistencia del director, que únicamente contemplaba esa posibilidad para el papel de Don Vito, la productora aceptó que hiciera una prueba de cámara gratis depositando una fianza para evitar los retrasos del actor.
Al Pacino tampoco lo tuvo nada fácil. Al estudio no les gustó su prueba para interpretar a Michael porque les parecía un poco soso, al contrario que a Diane Keaton (Kay) o Marcia Lucas, la mujer de George Lucas, que era la encargada de editar las pruebas. “Escoge a Al Pacino porque te desnuda con la mirada”, le recomendó a un Coppola que tampoco tenía muchas dudas de que ésa era la opción adecuada. Al Pacino se hizo con el papel, pero el estudio siguió presionando hasta el punto de que el director le tuvo que pedir a James Caan (Sonny) que hiciera una prueba de cámara para Michael por si acaso. Anteriormente, Robert De Niro se presentó en el estudio para interpretar a Sonny y aunque no gustó tanto como Caan, sí que cautivó lo suficiente a Coppola como para que pensara en él para interpretar a Vito de joven en la segunda parte.
Volviendo a los problemas de Al Pacino para convencer al estudio, se resolvieron en el momento en el que rodaron la escena en la que Michael asesina a Sollozzo y al capitán de policía Mark McCluskey, uno de los momentos clave de la obra. Les convenció su forma de disparar, mostrando esa frialdad que requería el personaje.
Ésta no es la única escena que ha quedado para la historia: el discurso de Bonasera con Don Vito acariciando un gato entre sus brazos, la cabeza de caballo entre las sábanas –en el libro aparece enfrente de Woltz-, el intento de asesinato del Don, la tensión que se mastica en el hospital, el tiroteo en el peaje –basado en Bonnie and Clyde y en el que se utilizaron 147 petardos-, el montaje de la venganza de los Corleone o el instante final en el que se ve a través de la puerta que Michael es el nuevo Don son momentos que siempre permanecerán grabados en la memoria de cualquier cinéfilo.
El Padrino mostró por primera vez el mundo de la mafia desde dentro, desde la familia. Y en esa idea familiar encaja perfectamente que Coppola intentara recrear ese ambiente con reuniones, ensayos o comidas y que incluso contratara a su padre Carmine para ayudar a Nino Rota con la banda sonora –no hace falta decir que es espectacular- y a su hermana Talia Shire para interpretar el papel de Connie. Hasta su hija Sofía, que sólo contaba con unos meses de vida por aquel entonces y que posteriormente daría vida a la hija de Michael en la tercera entrega, aparece en la obra.
La película fue rodada principalmente en exteriores, a pesar de que la productora deseaba que fuera en plató. También quería que la historia se desarrollara en los años setenta y en Kansas City, pero Coppola se mantuvo fiel a la novela, que sitúa la acción en la década de los cuarenta y en Nueva York. De hecho, a pesar de la existencia de un guión, el director siempre llevaba encima su libro de notas: la obra original con indicaciones en los márgenes. Y por ese mismo motivo también insistió en el que título completo fuera El Padrino de Mario Puzo.
No quiero terminar este artículo sin destacar la gran actuación de Robert Duvall como Consigliere de la familia Corleone, así como las sombras y la oscuridad en las que se desenvuelve la película. De esta manera se logró que nunca se vieran los ojos de Don Vito con la intención de que el espectador nunca llegara a saber que estaba pensando. Infinidad de virtudes que convierten a El Padrino en una obra maestra que no podrá rechazar.
(Título: El Padrino; Director: Francis Ford Coppola; Reparto: Marlon Brando, Al Pacino, James Caan, Robert Duvall, Diane Keaton, John Cazale, Talia Shire, Richard Castellano, Sterling Hayden, Gianni Russo, Rudy Bond, John Marley, Richard Conte, Al Lettieri, Abe Vigoda, Franco Cinti y Lenny Montana; Género: Mafia; Premios: tres Oscar en 1973—mejor película, actor principal [Marlon Brando] y guión adaptado— y otras ocho nominaciones —director, actor de reparto [Al Pacino, Robert Duvall y James Caan], banda sonora, diseño de vestuario, sonido y montaje—, cinco Globos de Oro —mejor película de drama, director, actor principal, banda sonora y guión— y un BAFTA a la mejor música original; Valoración: 10)