Frankenweenie no deja de ser un cuento basado en Frankenstein, con una gran diferencia: el muerto resucitado no es un ser humano, sino un adorable perro con costuras y tornillos en el cuello. Su creador es Victor, un niño con el mismo apellido que el doctor de la legendaria historia que no puede soportar el dolor de haber perdido a Sparky, su mascota y mejor amigo, y decide devolverle a la vida con la ayuda de la ciencia y los numerosos rayos que caen en Nueva Holanda.
El resultado es una película de animación dirigida al público adulto y realizada en blanco y negro como claro homenaje a los grandes clásicos del género de terror en general y a Frankenstein en particular. En ella encontramos varios guiños a personajes tan míticos como Drácula, la momia o Godzilla y a películas como Parque Jurásico o Gremlins. Todo ellos en esa atmósfera tan característica de Tim Burton, que logra implantar su propio estilo hasta en la animación.
Pero no hay que engañarse, ya que Frankenweenie no es ni de lejos uno de los mejores trabajos del cineasta californiano. Tiene su encanto y a medida que pasan los minutos y aparecen los monstruos se hace más entretenida, pero no alcanza el nivel de La Novia Cadáver, su última película de animación como director, o Pesadilla Antes de Navidad, cinta que produjo y en la que dejó claramente su sello. Por decirlo de alguna manera, Frankenweenie sería la mascota en un mundo reinado por Eduardo Manostijeras, Batman, Big Fish o Ed Wood.
(Título: Frankenweenie; Director: Tim Burton; Doblaje: Charlie Tahan, Winona Ryder, Catherine O'Hara, Martin Short, Martin Landau, Atticus Shaffer, Robert Capron, James Hiroyuki Liao, Conchata Farrell y Tom Kenny; Género: Animación; Premios: nominada al Oscar a mejor película de animación en 2013 y mejor película de animación para el Círculo de Críticos de Nueva York; Valoración: 6,5)
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