Días antes de que comenzara la Navidad me encontraba en la búsqueda de una nueva serie que devorar asiduamente y de repente me acordé de una de las recomendaciones de uno de mis compañeros: The Killing. Esta historia se centra en la investigación del asesinato de una joven desde el punto de vista de la policía, de la familia de la víctima y de un concejal candidato a la alcaldía que se ve envuelto en este horrible crimen.
Todo ello rodeado de una densa atmósfera, en medio de una oscura y lluviosa Seattle, dotando de mayor dramatismo a una historia que exhibe una constante sensación de terror. Y ese horror no viene dado por la ejecución del crimen o por escenas que te ponen los pelos de punta o te levantan del asiento con un susto, sino por las consecuencias de un asesinato, que destruye las vidas de varios protagonistas y hace peligrar las de otros muchos.
The Killing logra mantener en vilo al espectador sin persecuciones espectaculares o tiroteos que llenan de sonido, balas y sangre el salón de nuestras casas. Sus virtudes son los diálogos y la intriga, marcada por los secretos de los personajes, lo que multiplica el número de sospechosos en la serie y en la cabeza de cada uno. Una historia fría y lenta, en la que cada capítulo corresponde a un solo día y en la que los detalles se van descubriendo poco a poco; y a pesar de ello no hay lugar para el aburrimiento y sí un impulso de no esperar ni un minuto a ver el siguiente capítulo. Todo ello con la nominada en 2011 al Globo de Oro a la mejor actriz en serie dramática Mireille Enos, brillante en medio de tanta lluvia, horror y oscuridad para intentar dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Quién mató a Rosie Larsen?
Todo ello rodeado de una densa atmósfera, en medio de una oscura y lluviosa Seattle, dotando de mayor dramatismo a una historia que exhibe una constante sensación de terror. Y ese horror no viene dado por la ejecución del crimen o por escenas que te ponen los pelos de punta o te levantan del asiento con un susto, sino por las consecuencias de un asesinato, que destruye las vidas de varios protagonistas y hace peligrar las de otros muchos.
The Killing logra mantener en vilo al espectador sin persecuciones espectaculares o tiroteos que llenan de sonido, balas y sangre el salón de nuestras casas. Sus virtudes son los diálogos y la intriga, marcada por los secretos de los personajes, lo que multiplica el número de sospechosos en la serie y en la cabeza de cada uno. Una historia fría y lenta, en la que cada capítulo corresponde a un solo día y en la que los detalles se van descubriendo poco a poco; y a pesar de ello no hay lugar para el aburrimiento y sí un impulso de no esperar ni un minuto a ver el siguiente capítulo. Todo ello con la nominada en 2011 al Globo de Oro a la mejor actriz en serie dramática Mireille Enos, brillante en medio de tanta lluvia, horror y oscuridad para intentar dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Quién mató a Rosie Larsen?
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