La triste alegría del éxito

¿Cómo es posible que la alegría que otorga el éxito quede empañada al instante por una ligera tristeza? Es tan fácil como pensar en el pasado, en otra realidad presente o en el futuro. O en todo ello a la vez. Sólo hace falta poner como ejemplo el fin de semana que nos han dejado el Mann Filter, el Real Zaragoza y el CAI.

Las chicas del baloncesto femenino lograron la hazaña de ganar al actual campeón de Europa, el Perfumerías Avenida, y segundo clasificado en la Liga, con una sola derrota ante el Ros Casares. Y lo hicieron con la valentía de las heroínas y una entrega cuyos cimientos radican en la ilusión de unas deportistas que no se ponen límites. Una gesta que les sitúa en tercera posición, un puesto que hace una jornada les hubiera valido para disputar la Copa. Y ahí radica la tristeza, que pese a sus méritos, se quedaron fuera por el maldito basket-average. Un pasado que ya no se puede cambiar.

Algo parecido sucedía con el CAI. El jueves se alejó de la Copa tras caer frente al Bilbao, pero hoy, lejos de venirse abajo, los jugadores se han levantado y han ganado de 23 puntos al Joventut, completando uno de sus mejores encuentros de la temporada. Importante el triunfo e importante esa gran diferencia de puntos por el basket-average, ya que así llega a la última jornada de la primera vuelta dependiendo de sí mismo, lo que le permite cambiar ese triste pasado. El problema radica en que el próximo partido es en el Palau y prácticamente sólo vale la victoria. Y encima es posible que reaparezca Navarro. Difícil, muy difícil, aunque no imposible.

Y vayamos al Real Zaragoza, donde las alegrías brillan por su ausencia salvo en casos aislado como el de ayer. La manifestación contra Agapito fue un éxito, la agapitada en el minuto 32 de partido resonó por toda España e incluso el equipo mostró una imagen diferente a los últimos encuentros. ¡Pero que poco dura la alegría en casa del pobre! Saque de esquina a favor del Getafe a falta de diez minutos y gol. Un tanto que empaña el éxito de la protesta, que impide marcar un punto de inflexión con el pasado y que condena el futuro deportivo del equipo aragonés, más cerca de Segunda que de la permanencia.

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