Fútbol es fútbol (II): el gol

Fútbol es fútbol, pero qué es un gol. Míchel, que dejó para la posteridad el famoso “me lo merezco” cuando marcó un hat-trick frente a Corea del Sur en el Mundial de Italia, expuso la mejor definición posible sin darse cuenta de ello cuando era comentarista: “Llega a entrar el balón en la portería y es gol”. Posiblemente su ídolo de pequeño fuera Pelé, quien aseguró tras un Brasil-Inglaterra del Mundial de 1970 haber sido testigo de un hecho paranormal: “Marqué un gol, pero Banks lo paró”. Menos mal que la canarinha ganó aquel torneo, si no la polémica hubiera durado hasta nuestros días.

Los hay, como Menotti, que prefieren hacer definiciones más poéticas: “Un gol es un pase a la red”. ¿Pero qué opina sobre esto una leyenda como Alfredo Di Stefano? “Marcar goles es como hacer el amor; todo el mundo sabe cómo se hace, pero ninguno lo hace como yo”. Y es que para el ex jugador del Real Madrid, “un 0-0 es como un domingo sin sol”.

Goles pueden marcar hasta los guardametas, pero nunca los aficionados, tal y como nos descubrió Jock Stein, seleccionador de Escocia hasta que perdió la vida a consecuencia de un infarto durante un partido en 1985: “Tenemos la mejor hinchada del mundo, pero nunca he visto a un hincha marcar un gol”. Lo que está claro es que alguien debe marcar para ganar un partido y si no que se lo pregunten a Johan Cruyff: “Es todo muy sencillo, si marcas un gol más que tu oponente, ganas”.

Hay goles de todo tipo, incluso goles que salvan vidas. Szabo, guardameta de Hungría en la final del Mundial de Italia de 1938, relató sus sentimientos tras caer derrotado en aquel partido: “Jamás en mi vida me sentí tan feliz por haber perdido. Con los cuatro goles que me hicieron salvé la vida a once seres humanos. Los italianos recibieron un telegrama de Mussolini antes del encuentro que decía vencer o morir”.

Y es que los porteros tienen mucho que decir sobre este tema, una cuestión que tenía muy clara Di Stefano cuando conversaba con sus guardametas: “No te pido que atajes las que vayan dentro, pero por lo menos no te metas las que vayan fuera”. Quizás habría sido más fácil atar a la cama a los delanteros rivales: “Si no salgo por las noches, no marco goles”, aseguró Romario en su etapa en el Valencia. Su entrenador por aquel entonces era Valdano, quien tiene teorías para todo: “Al tercer bostezo, gol de Alemania”.

La teoría dice que la forma más eficaz de marcar goles es llegando al área contraria, aunque habría que ver qué opina Bill Shankly, el entrenador con más partidos dirigidos en la historia del Liverpool, quien aconsejó lo siguiente a sus delanteros: “Si estás en el área de panal y no sabes qué hacer con la pelota, métela en la red y ya discutiremos las alternativas más tarde”. Al técnico británico le surgieron admiradores, nada más y nada menos que Diego Armando Maradona: “Llegar al área rival y no chutar es como bailar con tu hermana”.

Marcar siempre es motivo de alegría, pero qué es mejor: ¿Recibir una goleada o que te hagan un gol en todos los partidos? Boskov tiene la respuesta: “Prefiero perder un encuentro por 9-0 que nueve partidos por 1-0”. Lo que está claro es que un golazo es una obra de arte y con el tiempo es admirado por todos, incluso por el rival, tal y como le sucedió a Lineker tras el famoso gol en el que Maradona se regatea a media selección inglesa en México’86: “Si no hubiera sido un partido importante para mí, habría aplaudido”. No hay duda, el gol es la esencia del fútbol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario