Fútbol es fútbol (V): el entrenador

El entrenador es la máxima autoridad en un equipo de fútbol. Él es el que elige a los titulares, el que hace las convocatorias, el que decide el sistema y el estilo de juego, el que prepara los entrenamientos y el que opina sobre las posibles altas y bajas entre una temporada y otra. Pero repito que es la máxima autoridad del equipo, no del club. Ahí mandan el presidente y el director deportivo, por este orden, y el mister se debe a ellos, a los resultados y a la afición, también por este orden. Si a esto añadimos que es más fácil prescindir de una persona que de veinte cuando las cosas no van bien, no es de extrañar que prácticamente todos los técnicos hayan sido destituidos al menos una vez.

Atendiendo a esta reflexión, es comprensible que Malcolm Allison, técnico ayudante de Joe Mercer entre 1965 y 1972 en una de las épocas más gloriosas del Manchester City, asegurara con total convicción la siguiente afirmación: “Tú no eres entrenador hasta que no te han echado por primera vez”. Jesús Gil se lo tomó al pie de la letra en los años que presidió el Atlético de Madrid: “Para mí echar a un entrenador es como tomarme una cerveza. Puedo echar a veinte en un año. Hasta cien si hace falta”.

Cuando se destituye a un técnico se busca una reacción, un cambio de dinámica que salve la situación en la que está inmerso el equipo. ¿Pero cómo se ha llegado a esa situación? ¿Es siempre culpa del entrenador? César Luis Menotti tiene la respuesta: “El problema no es por qué echan a los entrenadores. El problema es que no saben para qué los fichan”.

Para cualquier entrenador siempre es un fracaso ser despedido, pero hay destituciones que duelen menos que otras, tal y como señaló John Benjamin Toshack: “Todos los entrenadores son despedidos, pero es mejor ser echado por el Real Madrid que por otro club”. Dicen que los ciclos de los entrenadores en un equipo duran como mucho cuatro años, ya que tras ese tiempo es más que probable que haya jugadores acomodados o enfadados con su figura. Hasta que llegue ese día, la mejor opción sería seguir el consejo del ex futbolista inglés Rodney Marsh: “Todo lo que tiene que hacer un entrenador es tener contentos a once jugadores, los once suplentes. Los once titulares ya son felices porque son titulares”.

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