Fútbol es fútbol (IV): el estilo de juego

España ha puesto de moda el juego de toque, un estilo ofensivo y agradable a la vista del espectador que ha cogido prestado del Barcelona de Guardiola. Antes yo lo habían puesto en marcha equipos míticos como el Brasil de 1970, la Naranja Mecánica, el Dream Team de Cruyff o el Zaragoza de la Recopa. Pero ésta no es la única forma de jugar, ya que los equipos que destacan por su trabajo defensivo también sacan sus frutos y un gran ejemplo de ello es Italia, que con ese estilo ha ganado cuatro Mundiales. Incluso se puede jugar con una mezcla de seguridad defensiva y gran caudal ofensivo, como el Madrid de Mourinho o el Milan de Van Basten, y mediante balonazos que van desde la defensa a la delantera sin pasar por el centro del campo.

Pero como decía en el primer enunciado, el estilo de juego más vistoso es el que practica España en estos momentos y Valdano es un gran defensor de ello: “Todo equipo que trata bien el balón, trata bien al espectador”. Desde luego, el argentino siempre trató en su época de entrenador que sus equipos buscaran el gol: “¿Un rival sin interés atacante? Es como intentar hacer el amor con un árbol”.

No es el único que clama por un juego de toque. Glenn Hoddl, que llegó a ser seleccionador de Inglaterra entre 1996 y 1999, intentó que sus equipos se olvidaran del juego aéreo y buscaran la portería contraria a través de combinaciones: “Para mí la pelota era como un diamante. Un diamante no te lo quitas de encima, lo ofreces”. Sin ninguna duda, esta frase sería muy aplaudida por Di Stefano: “El balón está hecho de cuero; el cuero viene de la vaca; la vaca come pastos; así que hay que echar el balón al pasto”.

Muchas veces se varía el estilo de juego por las circunstancias, ya sea por el potencial del rival o por la expulsión durante los noventa minutos de uno de tus jugadores: “Un equipo es como un buen rejol; si se pierde una pieza todavía es bonito, pero ya no funciona igual”, señaló Gullit. Lo más seguro es que Helenio Herrera no pensara lo mismo: “Al fútbol se juega mejor con diez que con once”. Lo que está claro es que si hay un jugador que no lo está haciendo bien en el campo, lo mejor es sustituirle, tal y como expuso César Luis Menotti: “Esto es como dirigir una orquesta. Si uno de los primeros violines entra siempre en el segundo compás en vez de en el primero, como el resto, al final hay que sacarlo y poner a otro”.

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