La grandeza del ser humano

Es curioso cómo al salir del cine, tras los primeros comentarios acerca de la película que acaba de ser vista, se hace mención a otras más antiguas, tengan relación o no. Eso mismo me sucedió el otro día con J. Edgar -muy recomendable, aunque no se acerca a los mejores trabajos de Clint Eastwood-. En esa conversación, en la que se destacó el repaso que se hace a la historia de Estados Unidos durante más de tres décadas a través de la mirada de Hoover, el personaje interpretado por Di Caprio, surgió el nombre de Forrest Gump.

Desde hace tiempo había querido escribir sobre esta obra maestra, así que no tardé en llegar a casa y ponerme a verla por enésima vez. La película comienza con una de esas frases que han quedado para la historia del cine: “La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”. No es la única: “Tonto es el que hace tonterías”, “Soy Forrest, Forrest Gump”, “Mi muy mejor amigo” o “¡Corre, Forrest, corre!”, completan un legado que otros coleccionistas de múltiples premios quisieran.

Por no hablar de la memorable actuación de Tom Hanks y en menor medida de Gary Sinise (Teniente Dan) o Mykelti Williamson (Bubba), con su infinita enumeración de platos de gambas. Pero lo más destacable, a mi juicio, es ese repaso histórico que hace de los sesenta y los setenta: los numerosos asesinatos de personajes públicos, la guerra de Vietnam, el movimiento hippie, el escándalo Watergate o la integración racial en las universidades, sin olvidarnos de la música, ya sea con las apariciones de Elvis o John Lennon o con su inmejorable banda sonora, que recoge la mayoría de los éxitos de aquella época.

Para lograrlo, el director Robert Zemeckis se ayuda de unos magníficos efectos especiales, como el hecho de integrar la imagen de los protagonistas junto a Kennedy, Nixon o Wallace en vídeos históricos, y del sublime guión de Eric Roth, que nos cuenta magistralmente la historia gracias a una narrativa y un montaje al alcance de muy pocos, logrando el pleno entretenimiento del espectador, que no dispone ni de un solo segundo de aburrimiento y que es capaz de reír y llorar gracias a su empatía con un hombre con limitaciones mentales, pero que su gran capacidad física, su más que sensato sentido común y su enorme corazón le hacen vivir aventuras inimaginables.

Y ese mensaje es sin duda alguna lo más importante de Forrest Gump: cualquier persona, a pesar de sus dificultades y adversidades, es capaz de cumplir sus sueños, realizar hazañas increíbles, hacer fortuna o lograr el reconocimiento de aquellos que en su día se burlaron. Y ésa es la grandeza del ser humano, la grandeza de imaginar que todo es posible, como que el hombre, a priori, más insignificante, pueda convertirse en una parte muy importante de nuestra historia.



(Título: Forrest Gump; Director: Robert Zemeckis; Reparto: Tom Hanks, Robin Wright, Gary Sinise, Mykelti Williamson, Sally Field y Michael Conner Humphreys; Género: Drama; Premios: seis Oscars en 1995 –película, director, actor principal [Tom Hanks], guión adaptado, montaje y efectos visuales- y siete nominaciones —actor de reparto [Gary Sinise], fotografía, banda sonora, dirección artística, maquillaje, sonido y efectos sonoros—, 3 Globos de Oro –película, director y actor de drama-, BAFTA a los mejores efectos visuales y 3 premios National Board of Review –película, actor principal y actor de reparto-; Valoración: 9)

1 comentario:

  1. Increíblemente fantástica la gran lección que te ofrecen los estupendos guionistas de Forrest Gump. Un diez.

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