El Mundial soñado

No hay adjetivos suficientes para calificar la exhibición de nuestra selección en la final del Mundial de Balonmano frente a Dinamarca: magistral, extraordinaria, brillante, soberbia, magnífica, descomunal, genial, majestuosa, grandiosa, espléndida... Todos me valen. Fue el partido perfecto en una cita histórica que todos aquellos que tuvimos la suerte de vivirla, ya fuera en directo o por la televisión, la recordaremos durante el resto de nuestras vidas. Yo, personalmente, siempre guardaré con cariño en mi memoria este campeonato: primer Mundial que cubro como periodista y el trofeo se queda en casa. Mejor, imposible.

Dinamarca llegaba como favorita y se volvió a quedar a las puertas de su título mundial. Creían que a la tercera iba a ser la vencida y se encontraron con un equipazo con mayúsculas, de esos que ponen un muro en la portería, solidario, que lucha, corre y se entrega hasta puntos insospechados, sólido en defensa, vistoso y con una efectividad máxima en ataque. El balonmano hecho perfección. Y ante eso nada se puede hacer, sólo ponerse en pie y aplaudir. Resultado justísimo y eso es mucho decir, ya que se trata de la mayor goleada en una final de selecciones en el balonmano. Sin duda alguna, el Mundial soñado: jugar en casa, salir campeón y hacer historia con una exhibición en forma de récord.

Ahora toca disfrutar y celebrar este segundo título mundial de España, un país cuyos deportistas han pasado de acomplejarse a crecerse en las finales en tan solo dos décadas. Un ejemplo de constancia, sacrificio y trabajo. Es para estar orgullosos, pero no deberíamos olvidarnos de la crisis que vive la Asobal, con históricos que desaparecen y una gran desbandada de jugadores al extranjero para poder cobrar. Es preciso tenerlo en mente e intentar solucionarlo si en un futuro queremos que surjan más campeones como Sterbik, Sierra, Rocas, Víctor Tomás, Valero Rivera, Ariño, Vivan Morros, Ruesga, Cañellas, Sarmiento, Guardiola, Antonio García, Alberto Entrerríos, Maqueda, Montoro y Aguinagalde. ¡Emhorabuena, campeones! ¡Y viva España!

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