Extranjero en tu propia casa

Tras las tres primeras jornadas de la primera fase del Mundial de Balonmano, he de confesar que éste es mi primer artículo. Ya dije que mi cobertura, a nivel profesional, dependería en gran medida de que España jugara en Zaragoza, cincunstancia que no se dará hasta los octavos de final, siempre que se cumplan las previsiones y nuestra selección ocupe una de las dos primeras plazas de su grupo. Mientras, a la espera, yo me he dedicado a disfrutar del campeonato en el Príncipe Felipe, sede de Serbia, Eslovenia, Polonia, Bielorrusia, Corea del Sur y Arabia Saudí, lo que implica que me sienta como un extranjero en mi propia casa.

Un instante del Serbia-Arabia Saudí.

No sólo es que todos los equipos participantes sean extranjeros; la mayor parte de los aficionados y periodistas ahí presentes también lo son. Es algo que no me había sucedido nunca, sobre todo en el ámbito profesional. La única vez que vi un partido en el extranjero fue el España-Italia de la Eurocopa y en aquel caso jugaba mi selección y estaba rodeado de españoles. También había vivido y cubierto encuentros internacionales del Real Zaragoza, el CAI Aragón o la selección española en casa, pero en aquellos apenas había aficionados y periodistas extranjeros. Durante estos días, en el Príncipe Felipe la minoría somos los españoles y uno trata de averiguar si el compañero de profesión que tiene a su derecha es polaco, serbio, esloveno o bielorruso. Por suerte, los aficionados son fácilmente identificables gracias a sus bufandas, gorros, camisetas y banderas.

El momento de los himnos en el Polonia-Bielorrusia.

Como anécdota, contar que el otro día al dejarme pasar un periodista, dudé cómo darle las gracias, ya que no tenía ni idea de qué nacionalidad era. Al final me decanté por el español seguido del inglés, evitando el rídiculo si era un compatriota y asegurándome de que me entendiera fuese del país que fuese. Y por si fuera poco lío, alguno de los voluntarios también es extranjero, lo cual ya hace del Príncipe Felipe una especie de sede de la ONU.

La sala de trabajo de los medios de comunicación.

Otra cosa que me ha llamado la atención es la escasa asistencia de público, tanto en Zaragoza como en el resto de ciudades. Yo creo que se debe a dos causas. La primera tiene que ver con el propio campeonato, que cuenta con selecciones que no dan el nivel y a las que han enfrentado a los mejores equipos en estas primeras jornadas, propiciando encuentros bastante alejados de la igualdad y la emoción. El segundo tiene que ver con las entradas, que valen para todos los partidos del día en una misma sede. Eso quiere decir, tal y como he observado, que los seguidores de un país no sólo tienen localidades para el encuentro de su selección, sino también para los otros dos restantes, pero a pesar de ello, como es normal, la mayoría sólo acude al que le interesa. Ello resta ambiente, ya que en el pabellón nunca se darán cita al mismo tiempo todas aquellas personas con una entrada.

La sala de prensa del Príncipe Felipe.

Hasta la fecha, es la afición polaca la que lidera el premio de mayor asistencia, además del de la simpatía, ya que un grupo de unas quince persona portaba unas banderas de Aragón como guiño a sus anfitriones. También cabe destacar a los seguidores de Bielorrusia y Eslovenia, no tan numerosos pero altamente ruidosos. En cuanto a las instalaciones habilitadas para la prensa, hasta ahora no tengo ninguna queja: sala de prensa, zona mixta y sala de trabajo espaciosas, bar gratuito, velocidad en el wifi, bus para los traslados entre el hotel y el pabellón, parking habilitado y voluntarios y organizadores que te atienden con simpatía y se esfuerzan al máximo por solucionar tus problemas, además de una visita guiada a la ciudad para la prensa, en especial la extranjera.

Aficionados polacos exhibiendo banderas de Aragón.

Por último, centrándonos en el balonmano, voy a mencionar a aquellos jugadores que han destacado bajo mi punto de vista. Bartosz y Michal Jurecki son la principal amenaza de Polonia, Primoz lo para todo para Eslovenia mientras que Mackovsek se encarga de fusilar al guardameta rival, apoyado en gran medida por Dolenec, Rutenka es el 80% de Bielorrusia y Serbia cuenta con un equipazo, en mi opinión un peldaño por encima que sus rivales del grupo.

El largo pasillo de la zona mixta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario