Segunda del ranking, bronce en el último Mundial, ganadora de las últimas pruebas de la Copa del Mundo... Maialen Chourraut presentaba un currículum para soñar con una medalla en el K-1 femenino de aguas bravas y no decepcionó. El pasado martes ya apuntó alto con el mejor tiempo en la clasificación y sus buenas sensaciones las confirmó en las semifinales con la segunda mejor marca a pesar de ser penalizada con dos segundos.
Pero una medalla nunca es fácil, mucho más en unos Juegos Olímpicos y en un deporte con tantas sorpresas como el slalom. Graig, Kharitonova y Kunhle daban fe de la dificultad de la prueba, la australiana Fox daba la sorpresa al colocarse primera y poco después la francesa Fer le arrebata ese primer puesto, encareciendo en gran medida las medallas.
Era el turno de Maialen, que sin hacer su mejor descenso, se situó en tercera posición a falta de la polaca Pecierpnik, que había establecido el mejor tiempo en semifinales. Una vez completado el primer tramo, el pódium de la española estaba en serio peligro, hasta que de repente la polaca erró en una puerta y Maialen ya pudo celebrar tranquila la medalla de bronce más brava de los Juegos Olímpicos.
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