Por fin se pudo escuchar el himno español en Londres, aunque para ser exactos se escuchó en el campo de regatas de Weymouth y Portland. Los honores se los llevó Marina Alabau, que dio el primer oro a la delegación española en estos Juegos Olímpicos al proclamarse campeona olímpica de RS:X, siendo escoltada en el pódium por la finlandesa Petaja y la polaca Noceti-Klepacka.
La regatista sevillana ha dominado la prueba desde el primer día. Un segundo puesto y tres victorias parciales le aupaban al primer puesto de la clasificación con una ventaja considerable que ha ido administrando con mucha cabeza, hasta el punto de valerle un séptimo puesto en la Medal Race para confirmar ese ansiado título olímpico.
Pero los grandes campeones destacan por su ambición y Marina Alabau la tiene de sobra. En vez de especular, salió a ganar esa última regata para colgarse el oro como sólo lo hacen los más grandes. Ninguna de sus rivales pudo impedirlo y quedó demostrado que ganó la mejor de todas las regatistas, el talento y la ambición.
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