Historia de los Juegos Olímpicos: Roma 1960

Tras varios intentos fallidos, Roma por fin se convirtió en sede olímpica en 1960. Pese a que fue Roma quien enterró los Juegos Olímpicos de Grecia, los italianos hicieron lo posible por unirlos a su propia antigüedad clásica. Así, junto a varias instalaciones innovadoras, se habilitaron edificios romanos como las Termas de Caracalla, sede de gimnasia, o la Basílica de Majencio, para la lucha. La maratón partió del Capitolio para, tras recorrer las principales calles de la capital italiana, llegar a la meta ubicada en el Arco de Constantino, junto al Coliseo. El dinero para las obras salió de las quinielas de fútbol y los Juegos se celebraron del 25 de agosto al 11 de septiembre, con una participación de 5.348 deportistas de 83 países que compitieron en 17 deportes. Sudáfrica tomó parte por última vez bajo el régimen del apartheid. No se les permitiría volver hasta 1992, durante la transición a un gobierno de mayoría negra.

Estadio Olímpico de Roma.

Logo de Roma
Los Juegos de Roma no sufrieron grandes sobresaltos, salvo los derivados de una cierta atmósfera festiva. Por ejemplo, en la ceremonia de apertura la primera vuelta la dio un espectador anónimo, que corrió por toda la pista sin que los guardias reaccionasen hasta que volvió a las gradas, donde el resto del público lo protegió. Además, un motorista anónimo también acompañó con su Vespa a Abebe Bikila en los últimos metros de la maratón. El atleta etíope se proclamó campeón de esta mítica prueba corriendo descalzo -no encontró unas zapatillas con las que se sintiera cómodo-, convirtiéndose en el primer africano negro en ganar un oro olímpico.

Abebe Bikila.
Wilma Rudolph.

La atleta estadounidense Wilma Rudolph, una antigua enferma de polio, se impuso en los 100, 200 y 4x100 metros, mientras que el héroe local fue Livio Berrutti, que rompió el dominio de Estados Unidos en los 200 metros. En natación, la australiana Dawn Fraser volvió a ser la reina de la piscina con un oro y dos platas, mientras que el boxeador Muhammad Ali se impuso en peso semipesado. Dos leyendas de la esgrima dijeron adiós en Roma 1960: el húngaro Aladar Gerevich logró su sexta medalla consecutiva en sable por equipos -a lo largo de su carrera también coleccionó una plata y dos bronces en otras categorías- y el italiano Edoardo Mangiarotti consiguió un oro en espada y una plata en florete, ambas por equipos, para sumar un total de 13 medallas olímpicas -6 oros, 5 platas y 2 bronces-.

Aladar Gerevich.
Edoardo Mangiarotti.

El futuro rey Constantino II de Grecia llevó al equipo griego de vela a la medalla de oro, mientras que el regatista danés Paul Elvstrøm ganó su cuarto título olímpico consecutivo en clase Finn, siendo el primer deportista en conseguir esta hazaña en competición individual. Por su parte, el piragüista sueco Gert Fredriksson ganó su sexto oro en unos Juegos Olímpicos. También logró un bronce, para cerrar su carrera con seis oros, una plata y un bronce.

Paul Elvstrøm.
Gert Fredriksson.

En la gimnasia femenina hizo su primera aparición la checa Věra Čáslavská y volvió a reinar Larissa Latynina con tres oros, dos platas y un bronce. En categoría masculina el protagonismo se lo repartieron el japonés Takashi Ono, que ganó tres oros, una plata y dos bronces, además de liderar la primera de las cinco victorias consecutivas de Japón en el concurso por equipos, y el soviético Boris Shakhlin, que logró cuatro oros, dos platas y un bronce.

Takashi Ono.
Boris Shakhlin.

La desgracia empañó el ciclismo con la muerte del danés Knud Enemark, que se desplomó durante la carrera bajo la influencia de anfetaminas y más tarde falleció en el hospital. Se trataba del segundo deportista muerto durante unos Juegos Olímpicos, después del maratoniano portugués Francisco Lázaro en Estocolmo 1912. En cuanto a España, envió una delegación de 143 deportistas, la más numerosa hasta ese momento, aunque su único botín fue la medalla de bronce conseguida por el equipo masculino de hockey hierba.

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