Historia de los Juegos Olímpicos: Londres 1948

Tras un paréntesis de doce años como consecuencia de la II Guerra Mundial, los Juegos Olímpicos volvieron a celebrarse en 1948. Tres años antes, en 1945, el COI decidió que los organizara Londres, que ya iba a ser sede en los de 1944. Al pueblo británico no le sentó muy bien esta designación porque pensaba más en la supervivencia que en celebraciones. De hecho, estos Juegos fueron conocidos como los de la austeridad, ya que Inglaterra aún estaba recuperándose de los destrozos de la guerra. No se construyeron nuevas instalaciones, sino que se aprovecharon las ya existentes, como el estadio de Wembley o la piscina Empire Pool. Para las residencias de los atletas se habilitaron colegios, antiguos cuarteles militares e incluso barracones.

Wembley.
Se adaptó el estadio de Wembley, de 100.000 localidades, construyéndose una pista de ceniza para las pruebas de atletismo, mientras que el Támesis acogió las pruebas de remo y piragüismo. Por su parte, como ocurrió en la I Guerra Mundial, los derrotados, Alemania y Japón, no participaron, si bien tampoco estaban en condiciones de hacerlo. La URSS declinó tomar parte en los Juegos, pero sí lo hicieron algunos de los países con regímenes comunistas situados tras el Telón de Acero, aunque algunos de sus deportistas aprovecharon su presencia en Londres para desertar.

Logo de Londres 1948.
La ceremonia de apertura fue televisada por primera vez y pudo ser seguida por 500.000 espectadores y a pesar de los problemas ocasionados por la guerra, se batió el número de naciones participantes, con un total de 59 países que aportaron 4.104 deportistas para competir del 29 de julio al 14 de agosto en 17 deportes. Como era de esperar, los Juegos fueron muy pobres en cuestión de marcas, ya que algunos atletas murieron durante la contienda y otros habían perdido sus mejores años y no encontraron las condiciones necesarias para prepararse. Sólo la tiradora húngara Ilona Elek y el palista checo Jan Brzak lograron revalidar sus títulos de 1936.

Fanny Blankers-Koen.
La estrella de esta edición fue Fanny Blankers-Koen, una ama de casa de 32 años con dos hijos. Logró clasificarse para las seis pruebas de atletismo, pero, debido a las reglas de la época, solo pudo participar en cuatro de ellas: 100, 200 y 4x100 metros y 80 metros vallas. Ganó en todas ellas, logrando además el récord del mundo en los 80 metros vallas. Por su parte, el checho Emil Zátopek, la locomotora humana, ganó el oro en los 5.000 y 10.000 metros, mientras que la francesa Micheline Oestermeyer, pianista de profesión, se alzó con la victoria en lanzamiento de peso y jabalina. Un joven de 17 años, el norteamericano Robert Bruce Mathias, ganó el decatlón y el belga Gailly fue el primero en llegar al estadio en la maratón con claros signos de agotamiento, un hecho que aprovechó el argentino Delfo Cabrera para superarle ya en la pista de atletismo y hacerse con el oro.

Karoly Tackács.
Al margen del atletismo, tuvo lugar la primera carrera femenina de canoas, con triunfo final para la danesa Karen Hoff. El húngaro Karoly Tackács, que había perdido la mano derecha al estallarle una granada y estuvo entrenando desde entonces con la mano izquierda, ganó el oro en la prueba de pistola rápida de fuego. En cuanto a España, regresó a los Juegos Olímpico con un equipo de 70 deportistas. José Navarro Morenés, Jaime García Cruz y Marcelino Gavilán ganaron la medalla de plata en el concurso hípico de saltos por equipos. Estados Unidos volvió a reinar en el medallero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario